Redacción / CAMBIO 22

JMM, 29 de septiembre. – La inconformidad en torno al programa federal Sembrando Vida sigue creciendo en comunidades rurales de la zona maya. Productores que fueron dados de baja denuncian que las promesas del gobierno quedaron en el aire y que, lejos de fortalecer el campo, se les ha golpeado con decisiones arbitrarias que favorecen a unos y castigan a otros sin justificación.

Gabriel Alonzo, productor de la comunidad de San Juan Oriente, acusó que tanto la gobernadora del estado Mara Lezama como funcionarios federales hicieron compromisos que nunca se cumplieron. Relató que siete comunidades entregaron cartas dirigidas a instancias nacionales, con la esperanza de obtener una respuesta, pero hasta ahora no han recibido solución. “Pareciera que esos oficios nunca llegaron a su destino”, afirmó.

El campesino señaló que las condiciones actuales en sus parcelas son testimonio del abandono institucional. Con indignación, dijo que mientras algunos productores fueron beneficiados con prórrogas para mejorar sus cultivos, otros, como él y sus compañeros, fueron expulsados del programa sin oportunidad de defenderse. “No se vale, el gobierno repite que Sembrando Vida es un derecho constitucional, pero en la realidad nos quitan ese derecho”, recalcó.

La crítica más fuerte apunta a la incongruencia en la aplicación de las reglas del programa. Según Alonzo, hubo quienes violaron lineamientos sembrando limón o utilizando agroquímicos prohibidos y, aun así, permanecen dentro del padrón. Mientras tanto, productores que cumplieron con las normas quedaron fuera. “Los que no respetaron el programa siguen recibiendo apoyo; los que trabajamos a mano, limpiamos y cuidamos los árboles, nos dejaron fuera”, denunció.

El campesino advirtió que está dispuesto a abrir sus parcelas a la prensa para mostrar en qué condiciones están sus árboles, algunos con más de cinco metros de altura, como prueba de que el trabajo sí se realizó. “No es justo que se nos castigue mientras otros con menos esfuerzo continúan beneficiándose. Queremos que el país se entere de la verdad”, insistió.

El caso de San Juan Oriente refleja el desencanto de quienes apostaron por Sembrando Vida como una opción de desarrollo para el campo y que hoy lo ven convertido en un programa selectivo, con favoritismos y contradicciones. La promesa de transformar la vida rural, denuncian, se quedó en el discurso oficial, mientras que en el terreno lo que queda es frustración y abandono.

 

 

 

redaccion@diariocambio22.mx

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