•  El Cáliz de Scremby, una valiosa pieza de aleación de cobre esmaltado, revela nuevos detalles sobre la interacción entre las culturas romana y anglosajona en la antigua Inglaterra.

 

Redacción / CAMBIO 22

En 2018, durante excavaciones en Scremby, Lincolnshire, la Universidad de Sheffield hizo un descubrimiento único: un cáliz romano de aleación de cobre esmaltado en una tumba femenina fechada en el siglo VI d.C. El hallazgo, conocido como el Cáliz de Scremby, no solo destaca por su antigüedad y origen romano, sino también por su inclusión en un contexto funerario anglosajón. Un análisis reciente ha ofrecido nuevas perspectivas sobre su historia, su posible uso y su simbología, lo que convierte a este objeto en un tesoro arqueológico de gran valor.

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Un hallazgo en un contexto funerario único

La tumba donde se halló el cáliz formaba parte de un cementerio anglosajón que contenía 49 entierros. Sin embargo, la tumba de la mujer joven, denominada Sk18, llamó la atención por la escasez de ajuares funerarios en comparación con otras sepulturas del mismo sitio. Además del cáliz, se encontraron únicamente dos broches circulares sencillos y un par de brazaletes. Esta limitación de objetos sugiere que el cáliz tenía un significado especial en el contexto de este entierro, posiblemente asociado a rituales funerarios o ceremoniales.

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El cáliz fue encontrado intacto, colocado junto a la cabeza de la difunta, lo que refuerza la idea de que pudo haber sido un objeto funcional en el momento del entierro. Este hallazgo es particularmente interesante porque, en muchos casos, los artefactos romanos encontrados en tumbas anglosajonas suelen estar fragmentados o reutilizados como chatarra. El hecho de que el cáliz se encontrara completo sugiere que desempeñaba una función simbólica o ritual dentro del contexto funerario.

Un diseño romano único

El cáliz mide 57 mm de altura y tiene una capacidad de unos 280 ml. Su cuerpo, ligeramente convexo, está decorado con paneles verticales de esmaltes de colores como azul, rojo y aguamarina, lo que lo convierte en una pieza de gran belleza. Este tipo de decoración vertical es inusual en comparación con otros recipientes romanos esmaltados, que generalmente presentan patrones horizontales. La base del cáliz, de una fina lámina de metal, está unida al cuerpo mediante soldadura de plomo, lo que refleja la alta calidad de la manufactura romana.

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Los análisis técnicos revelaron que el cáliz fue fabricado utilizando la técnica de la cera perdida, una práctica común en la metalurgia romana. Esta técnica permitía crear detalles intrincados sin dejar líneas de fundición visibles, lo que es evidente en el diseño sofisticado del cáliz.

El enigma de los residuos orgánicos

Uno de los aspectos más intrigantes del cáliz fue el análisis de los residuos orgánicos encontrados en su interior. Los arqueólogos descubrieron restos de lípidos que fueron sometidos a análisis químicos. Los resultados mostraron la presencia de grasas animales, específicamente de origen porcino. Aunque inicialmente se pensó que el cáliz podría haber contenido alimentos, los análisis indicaron que los lípidos no habían sido sometidos a calor, lo que sugiere que se trataba de grasa cruda.

Este hallazgo plantea la posibilidad de que el cáliz se utilizara con fines medicinales o rituales. En textos médicos bizantinos del siglo VI, se menciona el uso de grasa de cerdo para tratar infecciones y heridas, lo que podría dar contexto a su posible función en la antigüedad.

Un cáliz romano conservado durante generaciones como herencia familiar  encontrado en la tumba de una mujer del siglo VI en Inglaterra

Origen y simbolismo

El origen exacto del cáliz sigue siendo un tema de debate entre los investigadores. Aunque algunos sugieren que podría haberse fabricado en la región de Francia en el siglo III d.C., las características del cáliz también son consistentes con las prácticas metalúrgicas de la Gran Bretaña romana. Esta pieza, por tanto, no solo refleja las habilidades de los artesanos romanos, sino también la interacción entre las culturas romana y anglosajona en la región.

El simbolismo de este cáliz en el contexto funerario de la mujer joven es igualmente fascinante. Su presencia sugiere que, aunque se tratara de un objeto romano, pudo haber adquirido un significado propio dentro del marco cultural anglosajón. El cáliz puede haber sido un objeto de prestigio, usado en rituales de tránsito o en ceremonias espirituales vinculadas a la muerte y el más allá.

El Cáliz de Scremby es mucho más que una simple pieza de metal antiguo. Es un vínculo entre dos culturas, un reflejo de prácticas funerarias y un testimonio de las complejas interacciones entre los pueblos romanos y anglosajones en la Britania del siglo VI. A través de su historia, esta pieza nos ofrece una visión más profunda de las creencias, los ritos y las tradiciones de una época fascinante.

Un cáliz romano conservado durante generaciones como herencia familiar  encontrado en la tumba de una mujer del siglo VI en Inglaterra

 

 

 

 

Fuente: Gizmodo

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