• Científicos del CSIC hallan una especie fósil de 151 millones de años con una estructura de succión inédita en insectos de agua dulce que desafía las teorías conocidas sobre su evolución

 

  • El descubrimiento en Nueva Gales del Sur sugiere que los quironómidos podrían haberse originado en el hemisferio sur y ofrece nuevas pistas sobre la adaptación de la vida en ecosistemas antiguos

 

Redacción/ CAMBIO22

Durante millones de años, la historia de la evolución ha estado escrita en piedra, en fragmentos de huesos, conchas y huellas fosilizadas que apenas susurran lo que un día fue. A veces, sin embargo, un hallazgo cambia el relato. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido en un rincón remoto de Nueva Gales del Sur, Australia, donde investigadores internacionales liderados desde la Estación Biológica de Doñana (CSIC) han desenterrado algo más que un fósil: han desenterrado preguntas que nadie esperaba plantearse.

El descubrimiento, publicado recientemente en la revista científica Gondwana Research, presenta una nueva especie de insecto fosilizado del periodo Jurásico —Telmatomyia talbragarica— con una edad estimada de 151 millones de años. Pero no es solo su antigüedad lo que ha capturado la atención de la comunidad científica internacional: este minúsculo insecto de agua dulce posee una estructura adaptativa que, hasta ahora, se consideraba exclusiva de especies marinas. Un disco de succión terminal, una especie de ventosa natural, le permitía adherirse a superficies sólidas en un entorno de lagos y aguas estancadas. Algo completamente inédito en el registro fósil de insectos de este tipo.

Un equipo internacional de investigadores, con liderazgo desde la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), ha identificado una nueva especie de insecto fosilizado procedente del Jurásico australiano, cuya antigüedad se estima en aproximadamente 151 millones de años

KXL/GCH

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