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Descubren en Australia una Mosca del Jurásico que Podría Cambiar la Historia Evolutiva de los Mosquitos No Picadores
16 Oct. 2025
Científicos del CSIC hallan una especie fósil de 151 millones de años con una estructura de succión inédita en insectos de agua dulce que desafía las teorías conocidas sobre su evolución
El descubrimiento en Nueva Gales del Sur sugiere que los quironómidos podrían haberse originado en el hemisferio sur y ofrece nuevas pistas sobre la adaptación de la vida en ecosistemas antiguos
Redacción/ CAMBIO22
Durante millones de años, la historia de la evolución ha estado escrita en piedra, en fragmentos de huesos, conchas y huellas fosilizadas que apenas susurran lo que un día fue. A veces, sin embargo, un hallazgo cambia el relato. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido en un rincón remoto de Nueva Gales del Sur, Australia, donde investigadores internacionales liderados desde la Estación Biológica de Doñana (CSIC) han desenterrado algo más que un fósil: han desenterrado preguntas que nadie esperaba plantearse.
El descubrimiento, publicado recientemente en la revista científica Gondwana Research, presenta una nueva especie de insecto fosilizado del periodo Jurásico —Telmatomyia talbragarica— con una edad estimada de 151 millones de años. Pero no es solo su antigüedad lo que ha capturado la atención de la comunidad científica internacional: este minúsculo insecto de agua dulce posee una estructura adaptativa que, hasta ahora, se consideraba exclusiva de especies marinas. Un disco de succión terminal, una especie de ventosa natural, le permitía adherirse a superficies sólidas en un entorno de lagos y aguas estancadas. Algo completamente inédito en el registro fósil de insectos de este tipo.
Una mosca jurásica de aguas tranquilas
El nombre de la nueva especie, Telmatomyia talbragarica, es tan evocador como el lugar donde fue hallada. En griego antiguo, telmato significa “pantano”, y myia, “mosca”. El sufijo talbragarica alude al yacimiento de Talbragar, un lecho fósil conocido por su excepcional conservación de peces y plantas del Jurásico tardío. Esta “mosca de las aguas estancadas”, como la han bautizado informalmente los investigadores, emerge así como un testimonio directo de la vida que bullía en un antiguo lago australiano hace más de 150 millones de años.
Los restos fósiles analizados pertenecen a seis ejemplares en estado de pupa o en fase de emergencia adulta. Las condiciones del yacimiento han permitido una conservación tan detallada que incluso las estructuras anatómicas más delicadas han podido ser estudiadas, revelando el disco terminal que desafía toda suposición previa sobre la ecología y evolución de los quironómidos, una familia de insectos conocida comúnmente como mosquitos no picadores.
El origen oculto de una familia clave
Los quironómidos (Chironomidae), pese a su fama discreta, son esenciales para los ecosistemas de agua dulce. No pican, no transmiten enfermedades y, sin embargo, están en todas partes: lagos, ríos, estanques, e incluso en charcas temporales. Su función ecológica es vital, sirviendo como base alimenticia para numerosos vertebrados y actuando como indicadores naturales de la calidad del agua.
Hasta ahora, se creía que su subfamilia Podonominae, a la que pertenece la nueva especie, había tenido su origen en Laurasia —el antiguo supercontinente del hemisferio norte— a partir del hallazgo de fósiles jurásicos en Siberia, Mongolia y China. Esta interpretación se consolidó debido a la escasez de fósiles en el hemisferio sur. Sin embargo, Telmatomyia talbragarica cambia el guion.