• Aprende a cuidar esta planta milenaria, conocida por sus propiedades medicinales y su belleza única

 

Redacción / CAMBIO 22

El hibisco (Hibiscus spp.), conocido por sus flores y su capacidad de embellecer cualquier jardín, es una planta que trasciende su valor ornamental. Sus pétalos, cargados de historia y propiedades medicinales, se han utilizado desde tiempos antiguos en infusiones, cosméticos y rituales culturales. Pero, ¿cómo se cultiva esta joya botánica para obtener sus mejores beneficios?

El hibisco tiene una historia rica y dispersa. Según un estudio publicado en The Botanical Review (2018), el origen del género Hibiscus se remonta a África y Asia tropical, con más de 200 especies identificadas. “El hibisco rosado (Hibiscus rosa-sinensis) y el hibisco rojo (Hibiscus sabdariffa) son los más conocidos, pero el género es vasto y diverso”, explica Gabriel Romero, consultor botánico de Colviveros, en entrevista con El Espectador.

El hibisco (Hibiscus spp.), conocido por sus exuberantes flores y su capacidad de embellecer cualquier jardín, es una planta que trasciende su valor ornamental.

Culturas ancestrales como la egipcia ya utilizaban el hibisco en infusiones refrescantes —el famoso karkadé— mientras que en Asia, la planta fue venerada por sus usos en medicina tradicional. “En la India, por ejemplo, se ofrecía el hibisco rojo a la diosa Kali, mientras que en Hawái se convirtió en símbolo de hospitalidad y belleza femenina”, añade el experto. El hibisco es una planta que cautiva tanto por su presencia como por su versatilidad.

  • Altura y estructura: dependiendo de la especie, puede variar desde arbustos pequeños hasta árboles de hasta cinco metros de altura. “El Hibiscus rosa-sinensis comúnmente alcanza entre 1,5 y 3 metros, con ramas leñosas y hojas perennes”, señala Romero.

  • Hojas: sus hojas son de un verde intenso, alternas, con bordes dentados y una textura ligeramente cerosa que les otorga resistencia al calor.

  • Flores: el espectáculo visual lo ofrecen sus flores grandes, de cinco pétalos, que pueden medir entre 8 y 15 cm de diámetro. “Los colores son diversos: rojo, amarillo, rosa, blanco y hasta variedades bicolores, muchas de ellas híbridas creadas para jardinería”, dice el botánico.

  • Frutos y semillas: el fruto del hibisco es una cápsula que al secarse libera pequeñas semillas marrones. Estas son clave para la reproducción de muchas especies.

Hibiscus moscheutos 'Luna Rose' (Hardy Hibiscus): Key Facts

Beneficios y riesgos del hibisco

El hibisco no solo es hermoso, sino también funcional.

  • Beneficios medicinales: el Hibiscus sabdariffa, en particular, es famoso por sus propiedades. “Sus pétalos contienen antocianinas, poderosos antioxidantes que ayudan a reducir la presión arterial y el colesterol”, destaca Romero. Estudios avalan su uso en infusiones para mejorar la salud cardiovascular y como diurético natural.

  • Usos culinarios y cosméticos: además de las infusiones, los pétalos se usan en mermeladas, salsas y tintes naturales. En cosmética, sus extractos se emplean por sus propiedades hidratantes y rejuvenecedoras.

  • Riesgos potenciales: sin embargo, no todo es perfecto. “El consumo excesivo puede provocar caídas de presión arterial o interactuar con medicamentos diuréticos”, advierte el especialista. Además, algunas especies pueden ser tóxicas para mascotas, por lo que se debe tener precaución en hogares con animales.

Cómo trasplantar un hibisco (a maceta y jardín) - Jardinatis

Guía de siembra y cuidados del hibisco

1. Elección del lugar ideal: el hibisco es amante del sol. “Para un crecimiento saludable, la planta necesita al menos seis horas de luz solar directa al día”, asegura Romero. No obstante, en climas muy cálidos, es recomendable una ubicación con sombra parcial durante las horas más intensas del día. En cuanto al espacio, el experto recomienda dejar entre uno y un metro y medio entre cada planta, especialmente si se desea crear un seto o barrera natural.

2. Suelo y preparación: prospera en suelos bien drenados, ricos en materia orgánica y ligeramente ácidos (pH 6.0 – 6.5). “Antes de plantar, es ideal mezclar el suelo con compost y arena para mejorar la textura y el drenaje”, aconseja Romero. Si el suelo es demasiado arcilloso, se puede añadir perlita o vermiculita para evitar el encharcamiento.

3. Métodos de propagación: puede reproducirse por semillas o esquejes.

  • Por semillas: remojar las semillas en agua tibia durante 24 horas, sembrar en macetas pequeñas a 1 cm de profundidad. mantener el sustrato húmedo y en un lugar cálido (22-25°C) y las plántulas emergen en dos a cuatro semanas.

  • Por esquejes (más común): cortar ramas jóvenes de unos 15 cm, justo debajo de un nudo, retirar hojas inferiores y sumergir la base en hormona de enraizamiento, plantar en una mezcla de tierra y perlita, manteniendo alta humedad, y en cuatro a seis semanas, los esquejes deberían desarrollar raíces. “El método por esquejes asegura que la planta hija mantenga las características exactas de la planta madre, especialmente en variedades ornamentales”, destaca Romero.

Cómo cultivar y cuidar una Hibiscus taiwanensis

4. Riego adecuado: “el hibisco necesita un suelo constantemente húmedo, pero jamás encharcado”, advierte el botánico. Una buena práctica es regar temprano en la mañana o al atardecer para evitar la evaporación rápida.

  • Primavera y verano: riego frecuente (tres a cuatro veces por semana), especialmente durante la floración.

  • Otoño e invierno: reducir la frecuencia a una a dos veces por semana.

5. Fertilización y nutrientes “el hibisco es un comedor voraz”, bromea Romero. Durante la temporada activa (primavera-verano), se recomienda fertilizar cada 15 días con un abono rico en potasio y fósforo para fomentar la floración. “Evite los fertilizantes con alto contenido de nitrógeno, ya que promueven el crecimiento de hojas a expensas de las flores”, agrega el experto.

6. Poda estratégica: la poda es clave para mantener la forma y salud del hibisco. “La poda regular no solo embellece la planta, sino que mejora la circulación de aire, previniendo enfermedades fúngicas”, explica Romero.

  • Poda de formación: se realiza a finales del invierno para estimular el crecimiento de nuevas ramas y flores.

  • Poda de mantenimiento: durante la temporada activa, eliminar flores marchitas y ramas débiles.

7. Plagas y enfermedades comunes

El hibisco es susceptible a varias plagas:

  • Pulgones: se agrupan en brotes tiernos y succionan la savia. Se pueden eliminar con jabón potásico.

  • Cochinillas: pequeñas manchas blancas algodonosas en tallos y hojas. El alcohol isopropílico aplicado con un algodón es eficaz.

  • Araña roja: provoca hojas amarillentas con finas telarañas. Se combate con insecticidas naturales y aumentando la humedad.

En cuanto a enfermedades, el mildiú polvoriento y la roya son las más comunes. “Ambas se controlan con fungicidas específicos y mejorando la ventilación de la planta”, aconseja Romero.“Cuando uno ve la primera flor abrirse al sol, entiende por qué el hibisco ha sido venerado en tantas culturas. Es un verdadero milagro botánico”, concluye Romero.

 

 

 

Fuente: El Espectador

redaccion@diariocambio22.mx

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