Los ratones saltamontes (género Onychomys) son un grupo de roedores nocturnos, insectívoros y carnívoros que están perfectamente adaptados al clima desértico. Existen tres especies, cuya área de distribución abarca distintos territorios áridos América del Norte, desde México hasta Estados Unidos.
Son unos extraordinarios cazadores, y es que, al contrario de lo que sucede con la mayoría de los roedores, son completamente carnívoros, con una dieta compuesta en su mayor parte por pequeños -y no tan pequeños- insectos. Sin embargo, si hay algo que los hace inconfundibles son sus singulares vocalizaciones, muy parecidas a las del aullido de un lobo.
UNA LLAMADA AMPLIFICADA
El naturalista estadounidense Vernont Orlando Bailey (1864-2942) escribió en 1929 que estos insólitos roedores son capaces de emitir “una sola llamada que se escucha a la vez en intervalos muy largos, similar a un aullido de un lobo en miniatura y que en condiciones especiales puede oírse varias veces en una tarde, o a intervalos durante la noche”. No se equivocaba. Tanto los machos como las hembras emiten unas características vocalizaciones que pueden oírse hasta 100 metros de distancia por el oído humano.
En un artículo de 2006 sobre la anatomía de la mandíbula de la especie Onychomys leucogaster, los anatomistas Kazuhiko Satoh y Fumihiko Iwaku descubrieron algo curioso: estos roedores carnívoros tenías una fuerza de mordida relativamente débil, pero una boca más ancha que la de los ratones herbívoros. Algo que parecía concordar con la estrategia de depredador, pues una alimentación carnívora requiere ser un buen cazador, pero no es necesaria tanta fuerza, como exige, por ejemplo, tener que machacar granos con la boca.
Los machos adultos de los ratones del género Onychomuys producen una llamada a larga distancia en postura erguida con la boca muy abierta (recuadro). En esta disección pueden verse las vías respiratorias superiores (tráquea, parte del esófago, cavidad nasal y oral). El tracto vocal es estrecho y uniforme entre la glotis y un punto de la cavidad situado unos 7 milímetros arriba (segmento 1). El resto del tracto vocal (segmento 2) se ensancha como la campana de un cuerno de 1 mm a aproximadamente 5 mm de diámetro.
¿Por qué tienen una fuerza débil? Probablemente, porque no la necesitan. Se bastan con abrir sus fauces al máximo para alimentarse de insectos, pero no requieren de una potencia descomunal para desgarrarlos y llevárselos a la boca. Algo parecido a lo que ocurre, por ejemplo, con otras especies hipercarnívoras, como el extinto tigre de dientes de sable, cuya mordida era relativamente débil en comparación con los felinos de colmillos más cortos, pero letales, como pueden ser los leones y los tigres.
UN APARATO FONADOR MUY PARTICULAR
Sin embargo, aunque son poco mordedores, en este caso estos roedores son muy ‘ladradores’. Y esto es algo que solo se ha documentado en este género. Hace años, investigadores de la Universidad de Arizona llevaron a cabo trabajos sobre cómo hacían para emitir estos sonidos, y descubrieron que combinaban particularidades del aparato fonador de los roedores con características típicas de otros animales, como los lobos, pero también los humanos.
En otras palabras, estos ratoncitos eran capaces tanto de emitir silbidos, como hacen los roedores, como de vocalizar sonidos perfectamente reconocibles a largas distancias, como hacen los lobos.
En concreto, los investigadores descubrieron que las membranas vocales les permiten generar llamadas de larga distancia, lo que les permite aumentar la eficacia y la frecuencia de estos aullidos. Asimismo, una cavidad oral en forma de campana permite amplificar la potencia del sonido. Y no solo eso, son capaces de ajustar a placer el control de sus cavidades para adaptarse al contexto, lo que les permite ajustar el sonido a las necesidades sociales.
¿POR QUÉ AÚLLAN?
¿Qué mueve a estos pequeños roedores a este comportamiento tan extraño? Los científicos no lo tienen claro. Una posibilidad es que lo hagan para marcar el terreno, y es que estos roedores son muy territoriales. Otra posibilidad es que sea una estrategia para atraer a posibles parejas reproductoras.
Pero sea cual sea su finalidad, lo que está claro es que se trata de un comportamiento realmente insólito, cuyo estudio podría servir no solo para estudiar estos y otros roedores, sino también para otros fines.
Bret Pasch, profesor adjunto de la Universidad del Norte de Arizona, asegura que su descubrimiento podría servirá de base para un análisis comparativo sobre la capacidad que tienen estos y otros roedores para emitir vocalizaciones, algo que hasta la fecha se desconocía. Y no solo eso, también podría sentar las bases para futuros estudios sobre posibles lesiones vocales en humanos.