Denuncian Maltrato a Reconocido Médico de Medellín y a su Familia en el INM del Aeropuerto de Cancún
6 Feb. 2025
Jimena Madrigal/CAMBIO 22
CANCÚN, 6 de febrero.- En un caso más de maltrato a turistas en los filtros del Instituto Nacional de Migración (INM) quedó en evidencia cuando un reconocido médico de Medellín denunció que fue humillado por los agentes en el Aeropuerto Internacional de Cancún cuando sus planes eran quedarse cinco días para disfrutar unas vacaciones en familia, pero no duraron en suelo mexicano ni cinco horas porque en los filtros migratorios los hicieron sentir como delincuentes y luego los devolvieron a Colombia.
El médico infectólogo Cristian Iván García Rincón y su esposa, epidemióloga, llegaron a la ciudad mexicana para pasar unos días con su hijo de 3 años, pero los devolvieron tras recibir un “trato humillante”. El especialista con indignación narró los hechos del desplante que les hicieron a él, a su familia y por lo menos a otros cinco colombianos las autoridades del país el pasado lunes.
El doctor García Rincón, médico internista e infectólogo que ha trabajado en varias instituciones reconocidas de Medellín, y su esposa Luz Yaneth Becerra Salazar, médica epidemióloga, salieron ese lunes con su hijo Emmanuel, de 3 años, desde el aeropuerto José María Córdova, en el vuelo AV 268 de Avianca. Partieron a las 8:10 a. m. y llegaron al Aeropuerto Internacional de Cancún hacia las 11:15 a. m. Desde el primer momento comenzó a desvanecerse el deseo de pasar una semana de sol y playa.
“En el área de migración hicimos fila en el bloque 3, la cual fue bastante demorada, y en la cual era evidente cómo el trato a connacionales dejaba mucho qué desear, pues revisaban minuciosamente no solo sus documentos, sino también sus celulares y hasta les pedían certificado bancario y el monto de dinero que tenían en su poder”, cuenta el médico. Lo que hasta ese momento vivió como observador, pronto lo sintió en carne propia al lado de su familia.
Una hora y media después de esperar, los atendió un hombre al que le notaron actitud displicente; revisó sus pasaportes, les preguntó a qué se dedicaban y cuánto dinero llevaban. En los documentos del viaje, que también tomó el funcionario mexicano, constaban los tiquetes aéreos de regreso, de alojamiento con todo incluido en el Riu Palace Península, de los tours pagos al parque Xcaret y a Chichén Itzá y de las pólizas de medicina prepagada.
“Me trataron como delincuente”
Todo se iba poniendo peor. Cuando el funcionario de migración regresó, tras llevarse los documentos y pasaportes, le pidió a la pareja de médicos que entregaran los celulares y los desbloquearan. “Se detuvo a revisarlos, principalmente el mío, pero no supe qué estaba viendo. Luego nos dijo que nos conduciría a un sitio para una segunda entrevista, para ver si podíamos ingresar al país, sin darnos razón alguna del porqué”, relata García Rincón.
Antes de llevarlos a la oficina anunciada, el hombre les pidió que dejaran los teléfonos, así como los computadores y las tabletas, con lo cual los dejó incomunicados. Era una habitación muy fría, con cámaras de monitoreo, en la que les pidieron llenar unos documentos con datos como nombres, propósito de la visita, ingresos mensuales y cuánto más esperaban gastar en la ciudad.
“En la segunda página, la cual sólo nos pidieron firmar, aparecía una hoja ante la eventualidad de comunicarnos con cancillería, llamada esta que no tuvimos oportunidad de realizar”, recuerda el médico.
Allí estuvieron casi dos horas y media, durante las cuales no pudieron comer, y vieron a otras personas colombianas, pero también a algunas guatemaltecas. El colmo de la indignación y la impotencia llegó cuando otro funcionario le dijo al médico que no podían ingresar al país porque sobre él pesaba una supuesta alerta migratoria emitida por las autoridades colombianas y relacionada con crimen organizado:
“Eso fue vil, sorprendente, una historia para no creer. Delincuente no soy, lo único que he llegado a matar son los microorganismos que infectan a mis pacientes, y lo hago a través de antibióticos; las organizaciones a las que pertenezco, si lo hago, son universitarias y académicas, también de atención a paciente con tuberculosis sensible y resistente”.
Tras tomarle las huellas dactilares y el perfil biométrico, al médico le dijeron que lo devolverían a Colombia con su esposa e hijo, a quienes casi que no dejan ir a comprar algo a un restaurante del lugar cuando el niño manifestó que tenía hambre. Finalmente, los dejaron ir custodiados, pero al médico no le permitieron acompañarlos:
“Me preocupaba la dignidad de mi familia, y me daban ganas de llorar al ver a mi hijo allí, tan inocente, víctima de un trato denigrante y xenófobo, que espero nunca, pero nunca más, tenga que atravesar”.
Custodiados estuvieron mientras esperaban que saliera el vuelo de regreso a Bogotá y solo en el avión, la tripulación les entregó celulares, computadores y tableta. En el Aeropuerto El Dorado los condujeron a una oficina de Migración Colombiana donde les dijeron que no se había emitido tal alerta migratoria por la que los inadmitieron en México.
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