► Se desvela una colaboración entre el gobierno de Quintana Roo y el sindicato local de taxistas para organizar una marcha de apoyo a la candidata de Morena a la reelección en la presidencia municipal, incluyendo coacción a trabajadores del Icatqr

 

Ricardo Jesús Rivas/CAMBIO 22

CHETUMAL, 6 de junio.- En un movimiento que continúa levantando críticas y sospechas, el gobierno del estado de Quintana Roo, en conjunto con el sindicato de taxistas de Chetumal, ha orquestado una macrooperación para simular apoyo masivo a la alcaldesa con licencia de Othón P. Blanco, Yensunni Martínez Hernández, quien busca su reelección bajo la bandera de Morena.

Fuentes cercanas al evento informaron que trabajadores del Instituto de Capacitación para el Trabajo (Icatqr) fueron abruptamente retirados de sus actividades cotidianas, con la instrucción de presentarse en una marcha en apoyo a Yensunni Martínez.

Los taxistas, por su parte, fueron coaccionados para asistir a lo que sus líderes describen vagamente como “un evento” en el Parque de los Caimanes, frente a la iglesia Sagrado Corazón de Jesús de Chetumal, punto de concentración escogido por el dirigente del Sindicato Único de Automóviles de Alquiler (Suchaa), Julio César Castilla, alias Durazo.

La falta de transparencia provocó malestar entre los agremiados, algunos de los cuales expresaron su descontento y confusión en chats grupales, cuestionando la verdadera intención detrás de la convocatoria.

Esta táctica de acarreo no es nueva en el panorama político de Quintana Roo, pero la escala y la coordinación directa con agencias estatales presentan un preocupante desdén por la autenticidad de apoyo popular y la ética política.

La situación plantea serias preguntas sobre la integridad de las tácticas de campaña de Martínez Hernández y el uso indebido de recursos públicos y estructuras sindicales para fines políticos personales.

Además, el incidente trascendió el debate sobre la manipulación electoral y el papel de los sindicatos en las campañas políticas.

Las voces críticas argumentan que estas prácticas vulneran la voluntad política genuina de los ciudadanos y socavan la democracia al fomentar un apoyo fabricado en lugar de uno orgánicamente ganado.

 

redaccion@diariocambio22.mx

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