• Llevan meses recorriendo los intrincados subterráneos del sistema de cuevas y cenotes que recorre la Península de Yucatán.

 

  • Las bitácoras de sus recorridos dan cuenta de lo que han advertido desde hace tiempo: a la fecha, ya suman 122 cuevas impactadas por la construcción del tramo 5 del Tren Maya (Cancún-Playa del Carmen, Quintana Roo).

 

  • Los especialistas que integran el colectivo Sélvame del Tren han mostrado apenas ayer el más reciente de los impactos: una extendida senda de cemento blanco filtrado en el interior de la red de cuevas Garra de Jaguar ha perturbado los ríos subterráneos de agua dulce y potable.

 

Redacción/CAMBIO 22

Garra de Jaguar es un sistema de cuevas interconectado con varios ríos subterráneos y lugares en donde han captado actividad de jaguares, especies silvestres y múltiples vestigios paleontológicos.

“Esto forma parte de un ecosistema que desemboca en el mar Caribe. Todo lo que sucede en la selva repercute en el mar. Si contaminamos esta única fuente de agua potable, que surte a toda la población de Tulum, Playa del Carmen y, en sí, a la Rivera Maya no habrá más. Esa agua dulce se agotará”, precisa Michel Duhart, ingeniero, espeleólogo, buzo e integrante de la organización que ha denunciado la destrucción de la selva maya por la construcción del tren.

Cuevas impactadas

Cada que llueve sobre la península sucede un fenómeno natural causado por el dióxido de carbono en la atmósfera que, al entrar en contacto con el agua, provoca una reacción química capaz de deshacer la roca. Esa reacción es la que va generando estas cuevas y ríos subterráneos de agua cristalina.

Cuando el techo de una de estas cuevas o túneles colapsa, se crea un cenote: una ventana, un acceso al agua que corre bajo la tierra. Este proceso se llama karstificación y genera estructuras muy diversas y fascinantes.

Todo esto ha cambiado. La construcción del trazo del Tramo 5 que se construye para que el llamado Tren Maya atraviese de Cancún a Playa del Carmen, en Quintana Roo, contamina una de las principales fuentes de agua dulce y potable del país.

Los severos impactos de la construcción del tramo 5

La construcción se ha hecho, explica Michel Duhart, sin manifestaciones de impacto ambiental, sin estudios geofísicos, sin salvamento y reubicación de especies. Han vulnerado completamente las leyes que protegen todo el sistema de cuevas, cenotes, zonas arqueológicas y ríos subterráneos de gran parte de la Península de Yucatán.

Los impactos más graves de la construcción del corredor del tramo 5 del Tren Maya (Cancún-Playa del Carmen, Quintana Roo), los detalla el especialista:

Contaminación de agua dulce y potable de los ríos subterráneos de la región Maya, a través de colocación de cilindros de acero y cemento blanco.

Derrumbe de más de 20 millones de árboles para abrir la selva y el camino del tren.

Destrucción de las cuevas de la Península de Yucatán que albergan parte de especies animales vivas, elementos de la cultura maya y vestigios paleontológicos.

“Los hoteleros no quisieron”

La historia pudo ser otra: el trazo original del tramo 5 del Tren Maya corría por la carretera existente Cancún-Playa del Carmen.

“Esa vía ya está impactada, pero los hoteleros no quisieron. Le dijeron al gobierno que afectaría la vista de sus hoteles y, entonces, el gobierno decidió cambiar la ruta para atravesar la selva y militarizar la construcción del tren. Prefirieron dañar la selva del sureste mexicano”, lamenta Duhart, quien desde hace más de 20 años ha explorado la selva y el ecosistema marino.

Blas Núñez Jordán, jefe del Centro Coordinador de Operaciones del Tren Maya, aceptó que para construir 29.7 de los 43.3 kilómetros del tramo señalado requieren construir un viaducto elevado de concreto armado sobre este tipo de suelo de alta karsticidad.

“Es una doble vía electrificada desplantada con una altura de 12 a 5 metros sobre terreno natural, construido para soportar el peso del tren, atenuando afectaciones sobre el suelo del alta porosidad”, explicó hace ocho días Núñez Jordán en la conferencia matutina de Palacio Nacional.

Ese mismo día, Diego Prieto, director del INAH, negó que la introducción de columnas en este suelo de roca caliza y porosa sea una agresión:

“En la cueva Garra de Jaguar se tuvo que optar por una solución de un puente atirantado para evitar que los pilotes estuvieran en secuencias muy cercanas entre sí. De manera que la cueva en su conjunto quede libre de afectación por este tipo de pilotes”. La realidad es distinta a la que planetan las autoridades. A fecha, 122 cuevas subterráneas han sido impactadas por la construcción del tramo del Tren Maya. Ahí están los registros geográfico, fotográfico y video gráfico que los ambientalistas de Selvame del Tren han hecho y muestran las cuevas impactadas por el Tren Maya.

Los daños que han documentado los ambientalistas de la organización Sélvame del Tren son distintos de la destrucción arqueológica ocurrida en el trazo del tramo 7, documentada por investigadores del INAH.

 

Fuente: Fábrica de Periodismo
redaccionqroo@diariocambio22.mx

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