Redacción / CAMBIO 22

José María Morelos, 11 de junio. –   A pesar de los constantes reportes ciudadanos, el problema de las fallas en el suministro de energía eléctrica persiste sin solución en diversas comunidades rurales del municipio. La Esperanza, ubicada en la zona maya de José María Morelos, es un ejemplo claro de esta situación que afecta severamente la calidad de vida de sus habitantes.

El subdelegado de la comunidad, Eleazar Cante Can, denunció que las interrupciones del servicio eléctrico se han vuelto una constante desde hace al menos cinco años, aunque el problema data de entre 15 y 20 años atrás. Señala que antes la atención era más rápida, pero en la actualidad los apagones pueden durar entre dos y hasta tres días seguidos.

“Hay ocasiones en que regresa la luz solo a una parte del pueblo, mientras que la otra queda sin servicio. Esto afecta directamente a las tiendas, al centro de salud —donde se conservan medicamentos en refrigeración— y también al sistema de bombeo de agua potable”, expresó el subdelegado.

Cante Can explica que la caseta de bombeo no cuenta con un motor adecuado, lo que dificulta llenar el tanque de almacenamiento cuando no hay energía. A veces, el restablecimiento del servicio tarda tanto que la comunidad puede pasar hasta cinco días sin recibir agua.

El problema no es exclusivo de La Esperanza. El subdelegado afirma que forma parte de un grupo de comunicación entre autoridades auxiliares y que, a diario, se reportan fallos similares en distintas localidades del municipio. “Es un problema grande que debe solucionarse. No podemos continuar así, sin luz cada rato”, dijo con frustración.

Además del daño a los servicios básicos, las fallas en la energía también generan inconformidad por los cobros en los recibos. El representante comunitario aseguró que, a pesar de no contar con servicio eléctrico durante 22 días del bimestre, el costo del recibo aumentó en casi un 40 por ciento.

“Pagamos hasta lo que no consumimos. Eso es lo que más duele, porque lejos de ver una reducción, el recibo sube”, lamentó.

Ante los prolongados apagones, algunas familias deben trasladarse hasta un kilómetro y medio para abastecerse de agua potable desde un sistema alternativo alimentado por paneles solares.

Más de 300 familias sufren estas consecuencias en La Esperanza, y los habitantes, aunque evitan acciones más drásticas, se sienten cada vez más cansados e impotentes. La comunidad espera que la Comisión Federal de Electricidad atienda de manera urgente esta situación que, además de incómoda, compromete la salud y bienestar de los habitantes de esta zona rural.

 

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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