• Necesariamente incomoda.

 

Graciela Machuca Martínez/CAMBIO 22

El pasado 9 de junio, el Consejo Local del Instituto Nacional Electoral (INE) en Quintana Roo concluyó el cómputo estatal de las actas de la elección para senadores por mayoría relativa y representación proporcional, por lo que ese día entregó la constancia de mayoría respectiva como senadora electa a Anahí González y como senador elector a Eugenio Segura, quienes volvieron a sus empleos en lo que llega la fecha que se integren al Senado de la República como parte de la fracción parlamentaria de MORENA.

Sin embargo, desde esa fecha se olvidaron de los “disfraces” de indígenas mayas y de las fotografías abrazando a mujeres o niños mayas, todas esas demostraciones de “amor” por el pueblo maya, ya son cosas del pasado, ahora, se dedican a cobrar, la primera sus últimas quincenas como diputada federal y el segundo se regresó a la secretaría a su cargo a sacar los pendientes y a seguir cobrando para tener derecho al jugoso aguinaldo que recibirá como exsecretario de Finanzas y Planeación del gobierno de Quintana Roo en espera que lo ayude la suerte a regresar al Poder Ejecutivo del Estado.

Ya no se acuerdan que para llegar a ser ahora senadora y senador electo, la primera tuvo que usurpar la identidad indígena y presentar ante el INE documentos falsos sobre su vinculación con los pueblos indígenas de Quintana Roo; se vistieron de indígenas, pidieron que los incluyeran en rituales indígenas, bailaron y escucharon música del pueblo maya, pero ahora que el pasado 30 de julio se conmemoró el inicio de la Guerra de Castas, a ninguno de los dos se les vio dando a conocer cuáles serán sus propuestas legislativas con perspectiva en los derechos de los pueblos indígenas del país.

Con este tipo de personas senadoras, así como diputadas que integrarán el Congreso de la Unión a partir de septiembre próximo que usurparon la afirmativa indígena, la de las mujeres, la de la comunidad de la diversidad sexual, la sociedad mexicana no cuenta con verdaderos representantes populares, sino con representantes del la clase política y económica en el poder, como lo hicieron por décadas cuando estaban en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Quedarán para la memoria histórica de Quintana Roo, los videos, fotografías y audios sobre los discursos de la campaña electoral de Anahí y Eugenio en los que aparentan que les conmueve la pobreza y el olvido en que vive el pueblo maya, porque luego de obtener su constancia de mayoría volvieron a su indumentaria occidental y a comer en restaurantes de lujo y se olvidaron de la comida maya que les ofrecieron en las comunidades durante su campaña para recolectar votos.

Lo que pasa en la tercera década del Siglo XXI no se aleja mucho de lo que pasaba a mediados del Siglo XIX con el pueblo maya como se puede observar en diferentes referencias históricas del contexto social y político que motivaron las diferentes sublevaciones del pueblo maya.

Aquí algunos aspectos históricos retomados por publicaciones como México Desconocido.

“Si bien desde el siglo XVI se mantuvieron irreductibles, los dominadores intentaron humillar al máximo el espíritu guerrero de los mayas con la esperanza de vencerlos. Las indignidades fueron de todo tipo, pero ellos jamás se asumieron en el servilismo. Muchos son los levantamientos armados de los pueblos de la región peninsular, pero en 1847 se alzaron de nuevo en forma organizada y colectiva. A esta movilización los historiadores de la época la llamaron “Guerra de Castas”, pues se dio entre los caciques y campesinos mayas contra los blancos y los mestizos, sus explotadores.

“Aprovechando que Yucatán se había declarado independiente el 1 de enero de 1846 –y que habían sido armados, como siervos que eran, por los latifundistas para combatir al gobierno federal–, los indígenas usaron las armas para combatir por su causa, iniciando su guerra en 1847. Ésta se dividió en tres etapas: 1847 a 1849; 1850 a 1860, y 1861 a 1901. La primera avanzó sobre dos tercios del territorio yucateco. Durante la segunda quizá los mayas hubieran recuperado todo su territorio original, pero el gobierno de Yucatán, debilitado, volvió a sumarse a México, delegando su independencia en pro de la ayuda militar del Estado mexicano. Esta anexión se dio el 17 de agosto de 1848.

“Durante la tercera, la resistencia maya se mantuvo con guerrillas que se reforzaron en un territorio propio, el actual Quintana Roo. Sin embargo, cansados, terminaron rindiendose el 3 de mayo de 1901, cuando el general Ignacio A. Bravo ocupó su último reducto: Chan Santa Cruz. Habían muerto cerca de 250 mil personas”.

Conmemoración institucional del inicio de la Guerra de Castas en Quintana Roo

El pasado 30 de julio, al encabezar la conmemoración del 177 Aniversario de la Guerra Social Maya en el parque principal de Tihosuco, la gobernadora Mara Lezama Espinosa reiteró que su “gobierno humanista y progresista se trabaja, desde el primer día, por mejores condiciones para saldar la deuda histórica con el pueblo Maya, a partir de un Quintana Roo incluyente, participativo, solidario y que viva en torno a los valores ancestrales y tradiciones”.

Añadió que este gobierno se ha impuesto como prioridad “impulsar el desarrollo de las zonas indígenas fortaleciendo la economía, que ninguna niña o niño Maya se quede sin ir a la escuela, que todas las familias tengan acceso a los servicios de salud y medicinas, incorporar a las mujeres indígenas al desarrollo mediante el apoyo a proyectos productivos, procurar la suficiencia alimentaria y de sus ingresos económicos”.

 

redaccion@diariocambio22.mx

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