De la Traición a la Farsa: José Luis Pech y la Decadencia Naranja
10 Jun. 2025
Redacción / CAMBIO 22
En política, pocas cosas son tan evidentes como el oportunismo, y pocas figuras lo encarnan con tanta claridad como José Luis Pech. Su trayectoria reciente es elocuente: de haber llegado a cargos de relevancia impulsado por Morena —partido al que luego abandonó sin mayor escrúpulo— hoy se aferra a Movimiento Ciudadano (MC), no para fortalecerlo, sino para desgastarlo desde dentro. Lo que ocurrió en días recientes en Chetumal es la manifestación más grotesca de ese deterioro.
La visita de Jorge Álvarez Máynez a Quintana Roo parecía una oportunidad para relanzar los trabajos de MC en la entidad, sacudir la apatía tras los pésimos resultados electorales y, al menos, marcar una hoja de ruta hacia la reconstrucción. Sin embargo, lo único que se ofreció fue una escena penosa: el dirigente nacional convertido en influencer de cocina casera, promocionando los huevos con longaniza del “Café del Puerto”, propiedad del propio Pech.

El video, publicado sin recato en las redes sociales oficiales del partido, confirma que la prioridad de los liderazgos naranjas no es la política, sino la autopromoción. ¿Cómo se justifica que los canales institucionales de MC sirvan para promocionar un restaurante privado? ¿Dónde quedó el discurso de la “nueva política”? Lo que prometía ser una gira de trabajo se convirtió en un anuncio disfrazado, carente de seriedad y totalmente alejado de la urgencia que vive Movimiento Ciudadano tras el desplome electoral.
Este no es un hecho aislado. Es parte de una constante que ha acompañado a José Luis Pech desde su paso por Morena, donde tampoco contribuyó a la consolidación del movimiento, y más bien sembró división y descontento. Hoy, repite el patrón en MC: utiliza las siglas, las estructuras y los recursos para beneficio personal, sin dejar ningún aporte real al proyecto político.
Pero la responsabilidad no es solo de Pech. Jorge Álvarez Máynez, quien llegó a la dirigencia nacional de MC como consecuencia directa de la caída de Samuel García en su intento presidencial, se ha revelado como una figura débil, maleable, sin brújula ideológica ni capacidad de conducción. Su campaña presidencial fue errática y superficial, más preocupada por tendencias en redes que por propuestas de fondo. Ahora, como líder del partido, continúa en esa línea: sin control, sin rumbo, y al parecer, sin criterio.

Máynez ha terminado convertido en una marioneta política, funcional a los intereses de personajes como Pech, que usan su cercanía con el poder para disfrazar negocios personales de actividad partidista. Su falta de firmeza permitió que una visita de trabajo se convirtiera en un sketch promocional de cocina, dejando a la militancia local sin mensaje, sin estrategia y, peor aún, sin respeto.
¿Este es el Movimiento Ciudadano que aspira a convertirse en una tercera vía nacional? ¿Este es el tipo de liderazgo que busca representar a las juventudes, a los inconformes, a quienes ya no creen en el PRI, PAN o Morena? Si es así, la credibilidad del proyecto naranja está en su punto más bajo.
No basta con tener buenos desayunos. La política exige visión, coherencia y respeto por quienes verdaderamente creen en una transformación. Lo ocurrido en Chetumal no es una anécdota pintoresca: es una alerta roja sobre el rumbo de un partido que, si no se sacude a tiempo, corre el riesgo de convertirse en otro cascarón vacío, usado para fines personales por políticos reciclados.
Porque con café no se hace política, y con oportunistas no se construye futuro.
Con Datos del Sistema de Notícias CAMBIO 22
GPC/RCM





















