De la Pluma de Miguel Reyes Razo / El Oficio de Escritor de Luis Spota
25 May. 2025
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Escribió más de 30 novelas, de entre las que sobresalen, Vagabunda (1950), Casi el paraíso (1956) y Las cajas (1963). / Cortesía/Secretaría de Cultura
Miguel Reyes Razo/CAMBIO 22
Echaba chispas Luis Spota. Casi arrojó su llavero al escritorio. Su descompuesto ánimo estrujó el de su secretaria. Dora Magda se armó de experiencia. Años de trato cotidiano le aconsejaban qué hacer. Cómo actuar. ¿Habría reñido con su esposa? ¿Alguna de sus hijas enfermaría?
¿Problemas con su columna política? La escritura de su “Picaporte” obligaba a reportear. Desayuno diario con políticos, funcionarios, jefes de prensa, todo eso acarreaba fastidio. Afluente, tributario de la finísima, exclusiva información que difundía. Orientaba. Tensión que le acarreó hiperclohidria. Mal que le exigía pulcra y puntual dieta. Media hora antes de las dos de la tarde abandonaba el trabajo para comer en su casa. Alimentos vigilados por médicos del Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán Anchondo”.
Aquella mañana tenía que reunirse con los “formadores”, “correctores”, “corregidores”, responsables de la confección del suplemento cultural de El Heraldo de México. Enfrentaba el “esquema” de la publicación. Material que aparecería tres semanas después. Los colaboradores debían enviar sus trabajos con mucha anticipación. Y tacto para que no perdieran frescura; actualidad.
“Jorge y Jesús -informó Dora Magda -sus “formadores” ya están listos en el taller. Que a la hora que usted disponga, señor…
“Los Solórzano -repasó Luis Spota. Años de trabajar con él. Desde que dirigía la segunda edición La EXTRA de Excélsior. Gente leal, derecha..
“Dígales que ya voy, Dora Magda. Gracias.”
Y mientras cruzaba la inmensa redacción repasaba:
Fija, en la “contra”, la colaboración de Jodorowsky. “Fábulas Pánicas” de la imaginación del sensible escritor, genio teatral que deslumbró a Europa en años de colaboración con Fernando Arrabal. Jodorowsky. Mimado por los intelectuales mexicanos. Perseguido por productores teatrales. Anhelado por actores de renombre. El célebre Ignacio López Tarso consiguió lo dirigiera en “El Rey se Muere”. Pintora de fama mundial se hizo cargo de la escenografía. En telones produjo fino arte.
Dora Magda confeccionaba y vigilaba la agenda del escritor más leído de México. Millares de lectores se disputaban sus relatos. Novelas que daban a la actualidad atractivo inagotable. Atornillado frente a su máquina de escribir consultaba las decenas de diminutas hojas en las que escribía impresiones y escenas recién contempladas, vocablos de moda, vestimenta del momento, lo mismo que relatos de páginas dedicadas a personajes y acontecimientos de “la alta”. Cenas y tes canasta de damas encopetadas, que reunían fondos para la Cruz Roja Mexicana. Reseñas de Rosario Sansores tituladas “Rutas de Emoción”.
“Nadie, ninguno de nuestros escritores le llega a lo que vendía Luis Spota. Tiros de 40,000 ejemplares que “volaban” de las librerías. Una tras otra, cuate. “Casi el Paraíso “ en el Fondo de Cultura Económica en su colección Letras Mexicanas donde publicaban Juan Rulfo, Guadalupe Amor y Carlos Fuentes. Y luego en Grijalbo y otras editoriales como “Costa-Amic”. “La Estrella Vacía”, “Murieron a Mitad del Río”, “Más Cornadas da el Hambre”, “El Tiempo de la Ira”, “Las Horas Violentas”, “La Pequeña Edad”, “La Carcajada del Gato”, “Los Sueños del Insomnio”, “La Plaza”. Y todos los de la saga del poder. “Retrato Hablado” y “Palabras Mayores” -describiría años después su editor y amigo el poeta Jaime Labastida en sus días de director de Siglo XXI.
Spota también soportaba críticas.
“Trabajé con Spota en la sección de Libros del suplemento cultural de El Heraldo de México. Hicimos buena amistad. Que se acabó el día que critiqué alguna de sus obras y hasta concluí y le dije: “No sabes escribir, Luis”. Y dejé mi trabajo.
Quizá más ácido fue Emmanuel Carballo.
“Yo ni me ocupo de ese señor Luis Spota que dice que es escritor.
Y más de alguna vez, mi maestro Jacobo Zabludovsky me soltó:
“Pues la verdad es que Luis Spota, al que tú Reyes Razo le das rango de tu maestro, a mi me cae muy mal. Me parece un exceso que diga que él, Spota, escribe un libro al ritmo de una cuartilla al día. Hasta se ufana : “Así al 31 de diciembre ya tengo un libro de 365 páginas. La dejo descansar. Que se ajuste. La reviso. Y vuelta a empezar. “
Se le vino el mundo encima a mi inolvidable maestro Luis Spota con el éxito de “La Plaza”. Movimiento Estudiantil de 1968. Con el desenlace sangriento del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de la Unidad Habitacional Tlatelolco.
Elena Poniatowska, Carlos Monsivais, Luis González de Alba lo acusaron de “plagio”. “Usó materiales que nosotros empleamos en nuestras obras” -se quejaron.
Recibí un telefonema de mi maestro:
“Oye , Miguel ¿me autorizas a emplear tus notas del movimiento estudiantil y el reporte de muertos que hiciste el 2 de Octubre en El Heraldo?”
“Lo que usted diga, Maestro. Úselos. Será un honor.
“Es que unos escritores se dicen los originales. Ya retiré de la circulación mi libro. Ya me dedico a reescribirlo. Probaré que estos enemigos hicieron suyos materiales públicos. Gracias.
“Y Spota habló así con Guillermo Ochoa, con Elías Chávez. Con muchos de los reporteros que informamos de la invasión del Ejército mexicano a Ciudad Universitaria el 18 de septiembre. ( Día/noche que la soldadesca mantuvo boca abajo, en el césped de la explanada frente a la Torre de Rectoría a la maestra de Economía Ifigenia Martínez y a infinidad de alumnos que acudieron a su clase en esa fecha).
Espectáculo que presenciamos entre incrédulos y atemorizados mi amigo y compañero de redacción Leopoldo Mendívil. Porfirio Cuautle hizo las fotografías.
Fuente: El Sol de México
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