• Necesariamente Incómoda

 

Graciela Machuca Martínez/CAMBIO 22

Todos los días, a partir del primero de diciembre de 2018, las acciones de gobierno y las políticas públicas generadas por la 4T representan un cúmulo de ocurrencias y de argumentos basados en el estado de ánimo de quienes toman decisiones en este país a partir de esa fecha, porque éstas no pasan la prueba científica para poder llevarlas al ámbito público y por ende financiarlas con recursos que provienen de las contribuciones de la sociedad mexicana.

El pasado primero de diciembre, el periódico El Universal al hacer uno del acceso a la información pública gubernamental a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, dio a conocer que al clasificar a especies endémicas en peligro de extinción, entre ellas el jaguar, el tapir y el venado, como peligrosas para mantener los indicadores de seguridad y eficiencia del Tren Maya, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y Tren Maya, S.A. de C.V. contrataron el servicio de manejo de fauna nociva para las operaciones ferroviarias del Tren Maya con el objetivo de ahuyentarlas, capturarlas, removerlas de las cercanías del tren e incluso sacrificarlas.

Esta información se ha convertido en un gran escándalo a nivel internacional, más aún, que hace unas pocas semanas se reunieron jefes de estado, entre quienes estuvo la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, para hablar y comprometerse a cumplir con los objetivos del 2030 en materia medioambiental, a tal grado que la presidenta de México llevó la propuesta de dedicar el uno por ciento del gasto militar mundial a la siembra de arbolitos.

La Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), dio a conocer un comunicado el mismo día de la publicación de El Universal en el que dio a conocer que el contrato TM-CGRMSG-SVS-0200/204 no menciona explícitamente jaguares, ni venados. Sin embargo, la negociación estipula que se considera la captura y reubicación de mamíferos grandes, medianos y aves, incluso, reptiles, anfibios e insectos, entre los que debe realizarse un “análisis de composición y estructura faunística dentro del derecho de vía de los grupos que representen mayor riesgo para las operaciones ferroviarias”.

Además, el documento, al que se refiere la publicación de El Universal  solicita a sus contratados diseñar un “manual ante contingencias con mamíferos grandes (venados, jaguares, tapires, entre otros)” y el uso de dardos tranquilizantes para ejemplares de talla grande con conductas agresivas.

En el apartado d, de la Sección E de información del contrato indica que a las actividades de contención de animales se puede sumar el sacrificio bajo la NOM-033-SAG/ZOO-2014 que tiene por objeto establecer los métodos para dar muerte a los animales garantizando buenos niveles de bienestar y con el propósito de disminuir al máximo el dolor, sufrimiento, ansiedad y estrés.

“La biodiversidad de México no debe ser sacrificada en nombre del progreso”, expresaron organizaciones no gubernamentales ambientalistas al condenar las prácticas implementadas por la SEDENA y la empresa Tren Maya S.A. de C.V. respecto al manejo de fauna nociva para las operaciones ferroviarias de la mega obra.

“La selva de la Península de Yucatán es uno de los ecosistemas más ricos en biodiversidad del planeta, incluyendo especies en peligro de extinción como el jaguar (Panthera onca), otros felinos, como el ocelote, puma, jaguarundi, el venado cola blanca, una gran variedad de murciélagos, el pecari tajacu, primates como el mono aullador y el mono araña desempeñan un papel esencial en el funcionamiento de los ecosistemas de la región, siendo indispensables para la salud y sostenibilidad de este entorno natural único.

“Medidas como esta no solo representan un ataque directo a la fauna local, sino también una violación de las leyes ambientales mexicanas y los compromisos internacionales en materia de conservación”, mencionó el colectivo Selvame del Tren a través de un comunicado.

Selvame MX, alianza de ambientalistas, afirmó que el tren y otros proyectos asociados nunca debieron ser impuestos ilegalmente dentro de la Selva Maya. “Este control de fauna local demuestra la fragmentación del ecosistema que tanto se advirtió, no es la fauna la que debe ser controlada sino proyectos como un tren en la selva lo que es nocivo para el progreso y el medioambiente”, aseveró.

Así, hizo un llamado urgente a la ciudadanía a mantenerse alerta en defensa de su hogar y su derecho a un medio ambiente sano. También a la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y a la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, para que actúen de inmediato, se pronuncien públicamente sobre esta situación y ejerzan su autoridad para garantizar que se cumpla la legislación ambiental vigente.

“Es imperativo que cualquier proyecto de desarrollo, incluido el Tren Maya, respete y proteja la riqueza natural que pertenece a todos los mexicanos y a las futuras generaciones”.

En una carta dirigida en el año 2018, al entonces recién llegado presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, un grupo de organizaciones ambientalistas y miles de ciudadanos le advirtieron de los riesgos de seguir con el proyecto de construir la obra ferroviaria que se le llamó Tren Maya.

En esa misiva se le dijo que los países que mejor conserven su patrimonio cultural y natural serán mañana destinos más atractivos para el turismo mundial. “El impulso de proyectos turísticos de capital extranjero como el Tren Maya, sumados a los monocultivos de palma africana y de soja , ganadería, tala y tráfico ilegal de especies amenazan reservas ecológicas de valor ambiental y cultural estratégico, así como a las comunidades indígenas mayas y campesinas”.

En un ejercicio de prospectiva se planteó que la obra del Tren Maya “supone un impacto ambiental demasiado elevado, que pone en peligro el ecosistema y la biodiversidad de la selva maya. Una reserva ecológica tan importante y las pirámides de la zona maya deben preservarse a toda costa”.

Además, un proyecto de esta magnitud supone la expropiación de tierras y la adquisición de derechos de vía que necesariamente afectarán también a comunidades de toda la península. Las comunidades locales e indígenas deberían haber recibido por adelantado y con tiempo suficiente información completa y verídica referente al tren, lo cual no ha sucedido.

Las comunidades no se oponen -según sus propias palabras- al progreso, sino a la certeza de que el megaproyecto no les dejará beneficios ni desarrollo regional.

El trazado del Tren Maya debería revisarse y evitar su paso por las Reservas de la Biosfera y en todo caso consultar previamente y de manera informada y apropiada cualquier uso de territorios indígenas, como marca la ley y el Convenio 169 de la OIT. También debe realizarse un estudio exhaustivo de impacto ambiental, desconocido hasta la fecha.

Sin embargo, una ocurrencia o un capricho se convirtió en la obra más importante de ese gobierno, la cual, además, de destruir la selva, absorbió la mayor parte de los recursos públicos y los seguirá teniendo a costa de los servicios de salud y educación para el resto del país.

La ignorancia y el autoritarismo de Mao Tse Tung al declararle la guerra a los gorriones a finales de los años 50 y principios de los 60 del Siglo XX en China, se está reproduciendo en la Península de Yucatán, ahora por un movimiento político que se autodenominó la Cuarta Transformación.

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

RHM

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