De las 16 unidades de generación termoeléctrica que existen operativas en Cuba, nueve estaban fuera de servicio el viernes 3 de octubre, según la estatal Unión Eléctrica (UNE). Ello dará lugar al segundo peor registro de disponibilidad de energía reportado en los últimos años en Cuba.
La mayor cifra hasta la fecha se registró en febrero y septiembre pasados, con el 57% del país sin corriente al mismo tiempo.
Según el reporte oficial de esa entidad, solo se podrán generar 1.470MW en el pico nocturno, frente a una demanda máxima nacional de 3.300MW. De manera que el déficit pronosticado a esa hora debe llegar a los 1.900MW.
La cifra, que implica que casi el 60% de Cuba estará en apagón de forma simultánea, llega después de una semana de debacle sin fin de las plantas generadoras, con averías, salidas repentinas e incluso un incendio en Renté que habría dejado en “baja técnica” una unidad en fase de recuperación.
El viernes no funcionaban por avería la unidad 2 de la Termoeléctrica de Felton (semidestruida tras un incendio en 2022), la 5 de Mariel, la 5 de Nuevitas y las tres unidades operativas de Renté, en Santiago de Cuba: la 3, la 5 y la 6. Además, en mantenimiento están las unidades 1 y 2 de Santa Cruz del Norte y la 4 de Cienfuegos.
Se suma a lo anterior que 66 centrales de generación distribuida (556MW producidos entre todas) no pueden operar por escasez de combustible, mientras que otros 157MW no se generan debido a la falta de lubricantes.
Luego de que el pasado 10 de septiembre ocurriera el quinto colapso nacional del sistema eléctrico, las averías han sido más abundantes y frecuentes en las plantas generadoras.
De entonces a acá la unidad 6 de Renté salió de servicio seis veces; la 5 de la propia planta, cuatro, idéntica cifra que la 6 de Mariel; la 5 de Nuevitas ha estado paralizada en tres ocasiones; la 8 de Mariel y la 3 de Renté, dos veces, y la 6 de Nuevitas, la 5 de Mariel y la 1 de Santa Cruz del Norte, una vez, respectivamente.
Las autoridades no tienen una solución para el problema. En cambio, se dedican a hacer promesas que no se cumplen, mientras la gente pierde la paciencia y toma las calles para protestar pacíficamente. A ello, el régimen responde con represión.
