• Un país a oscuras: el colapso del Sistema Eléctrico Nacional

 

Gabriel Hernández/ CAMBIO 22

El viernes 14 de marzo de 2025, a las 8:15 p.m., Cuba experimentó un apagón masivo que dejó a más de 10 millones de personas sin electricidad. Este incidente, el cuarto en seis meses, se originó por una avería en la subestación de Diezmero, ubicada en La Habana, lo que provocó la caída total del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

 

 

Impacto en la vida cotidiana y reacciones ciudadanas

La falta de electricidad afectó gravemente la vida diaria de los cubanos. En La Habana, las calles quedaron sumidas en la oscuridad, obligando a los residentes a utilizar linternas y teléfonos móviles para desplazarse. La ausencia de electricidad también interrumpió el suministro de agua, ya que las bombas dejaron de funcionar, y la conservación de alimentos se vio comprometida debido a la falta de refrigeración. Los ciudadanos expresaron su frustración y desesperanza, destacando la gravedad de la situación y la falta de soluciones efectivas por parte de las autoridades.

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Esfuerzos de recuperación y desafíos persistentes

Las autoridades cubanas, a través de la Unión Eléctrica (UNE), iniciaron labores para restablecer el servicio eléctrico, priorizando instalaciones esenciales como hospitales y centros de producción de alimentos. Sin embargo, la recuperación ha sido lenta y desigual. Para el sábado por la mañana, solo el 19% de los clientes en La Habana habían recuperado el servicio eléctrico, y no se proporcionó un cronograma claro para la restauración completa del suministro.

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Causas subyacentes: infraestructura obsoleta y escasez de combustible

La crisis energética en Cuba se atribuye a una combinación de factores. La infraestructura eléctrica del país es antigua y ha recibido poco mantenimiento e inversión a lo largo de los años. Además, la escasez de combustible, exacerbada por la reducción de suministros de aliados tradicionales como Venezuela y México, ha limitado la capacidad de generación eléctrica. Las sanciones económicas y el embargo impuesto por Estados Unidos también han dificultado la adquisición de recursos y tecnología necesarios para modernizar el sistema eléctrico.

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Protestas y descontento social: una población al límite

La frecuencia y duración de los apagones han generado un creciente descontento social. En marzo de 2024, se registraron protestas en el este de Cuba debido a la escasez de alimentos y los cortes de energía. Los manifestantes exigieron mejoras en las condiciones de vida y cambios en la gestión gubernamental. Estas manifestaciones reflejan la creciente frustración de la población ante la falta de soluciones efectivas y la percepción de una gestión ineficiente por parte del gobierno.

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Medidas a futuro: hacia una transformación energética sostenible

Ante la crisis actual, el gobierno cubano ha anunciado planes para diversificar las fuentes de energía y reducir la dependencia del petróleo. Entre las iniciativas se encuentra el desarrollo de parques solares con la colaboración de China, con el objetivo de incrementar la participación de las energías renovables en la matriz energética del país. Sin embargo, expertos señalan que, además de estas medidas, es necesario realizar reformas estructurales en el modelo económico y abrirse a inversiones extranjeras para lograr una solución sostenible a largo plazo.

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La encrucijada energética de Cuba

La reciente serie de apagones ha evidenciado la fragilidad del sistema eléctrico cubano y la urgencia de implementar reformas profundas. Mientras la población enfrenta las dificultades diarias derivadas de la falta de electricidad, el gobierno se encuentra ante el desafío de modernizar la infraestructura energética y garantizar un suministro estable y eficiente. La situación actual representa una oportunidad para replantear las políticas energéticas y económicas del país, buscando soluciones que aseguren un futuro más próspero y sostenible para todos los cubanos.

 

 

 

Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22

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