Crítica a Las Hijas de la Señora García
4 Feb. 2025
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El pozo de los deseos reprimidos
Redacción/CAMBIO 22
Es una verdadera desgracia que la opinión pública sienta un desprecio tan grande por las telenovelas cuando están pasando cosas tan impresionantes alrededor de esta parte fundamental de nuestra cultura nacional.
Yo le podría escribir un libro completo solamente sumando lo que está sucediendo con los melodramas seriados que tenemos al aire en nuestra televisión abierta pero hoy me quiero detener en “Las hijas de la señora García”.
¿Por qué? Porque se trata de una verdadera revolución en fondo y en forma.
En el muy remoto caso de que usted tenga otro perfil y no sepa nada de esto, ¿qué es “Las hijas de la señora García”? ¿Cuál es la nota?
“Las hijas de la señora García” es la primera versión mexicana de la telenovela turca “La señora Fazilet y sus hijas” y tal y como denuncié aquí, tenía serios problemas de comunicación intercultural.
José Alberto Castro y su magnífico equipo de escritoras y de escritores consiguieron el milagro de mexicanizar lo inmexicanizable y de generarle un éxito monumental a Las Estrellas.
Antes, cuando Televisa compraba los derechos de alguna historia en el extranjero, o la bloqueaba o la mandaba como material de relleno a sus pequeños canales en los estados de la república.
La razón es muy simple: el factor sorpresa era fundamental. Se reía que lo que hacía que las audiencias miraran un melodrama era el no saber lo que iba a pasar.
Hoy eso es imposible porque los proveedores de historias le pueden vender el texto a una empresa y el video a otra, porque los mismos televidentes suben las telenovelas a sus redes sociales y porque, aunque las televisoras luchen por bajar esto, siempre queda una huella digital.
Nada ni nadie puede contra el poder del melodrama.
Mientras que Televisa produce y transmite “Las hijas de la señora García”, ¿qué es lo que está haciendo el público?
La está viendo pero, al mismo tiempo, o está mirando la versión original en plataformas como YouTube y Dailymotion, o está subiendo contenidos al respecto, o está consumiendo los materiales que otros espectadores están colocando en la red.
Esto genera un nuevo tipo de relación con las telenovelas donde lo que importa no es no saber lo que va a pasar sino la posibilidad de crear algo a partir de lo que es imposible de esconder.
Recuerdo con muchísima emoción cuando, hace décadas, quienes nos dedicábamos a la crítica profesional hacíamos algo medianamente parecido gracias al recurso de la crestomatía comparando “originales” y “copias” en nuestros programas de televisión.
Hoy eso está más que superado por las audiencias y la tecnología. El público busca, localiza las escenas exactas, edita, sube, compara, defiende, ataca, chismea y, si quiere, profundiza. ¡Es maravilloso!
Pero no sólo porque demuestra que los televidentes no son aquellas entidades etiquetadas como pasivas por los ejecutivos de la televisión de otros tiempos.
Es sumamente positivo porque, ahí le va lo mejor de todo, no altera el resultado final: el “rating”.
Yo sé que existen antecedentes de que el factor sorpresa jamás fue relevante para el éxito o el fracaso de un melodrama seriado, como cuando la legendaria revista TeleGuía publicaba resúmenes de lo que iba a pasar en las telenovelas capítulo a capítulo.
Pero hoy, gracias a factores como el triunfo indiscutible de “Las hijas de la señora García”, podemos afirmar que el saber lo que va a pasar en las telenovelas ayuda a que funcionen. Es promoción. Es publicidad.
Podemos estar horas y horas elogiando el grandioso trabajo actoral de María Sorté, Nuria Bages, Roxana Castellanos, Ela Velden, Guillermo García Cantú, Luis Gatica, Alex Perea, Brandon Peniche, Emmanuel Palomares y todos los demás mientras coreamos a todo pulmón la canción de Gloria Trevi.
Pero lo podemos hacer gracias a que antes hubo y hay una producción turca titulada “La señora Fazilet y sus hijas” a la que, por cierto, gracias a esto, también le está yendo, también le sigue yendo bien.
El “refrito”, otrora tan negativo, ahora es positivo. Es empoderamiento de las audiencias. Es ganar-ganar. Ganan los creadores originales. Ganan los que los vuelven a hacer.
La bronca está para los autores de títulos originales tanto en México como en el resto del mundo. ¿Cómo le pueden hacer para competir contra esto? ¿Cómo le van a hacer para empoderar a las audiencias en estos nuevos tiempos de creación y consumo de contenidos?
Luche con todas sus fuerzas por ver, por seguir viendo, por comparar y por hacer sus propios contenidos alrededor de “Las hijas de la señora García” en Las Estrellas y de “La señora Fazilet y sus hijas” en las plataformas autorizadas. Le va a gustar. De veras que sí.
Fuente: Milenio
AFM/DSF