• El abandono del campo y los efectos del clima amenazan la supervivencia de pequeñas y medianas unidades económicas ganaderas, poniendo en riesgo el bienestar de familias y comunidades rurales en México. Es urgente una política pública que fomente la sostenibilidad y resiliencia del sector agropecuario.

 

Redacción/ CAMBIO22

El sector primario atraviesa uno de sus momentos más inciertos en la actualidad. A lo largo de décadas, las políticas públicas han contribuido a reducir su operatividad, desplazando a familias de zonas rurales hacia las ciudades, actualmente, no solo las políticas públicas ejercen presión sobre el abandono del sector en todo el país.

Específicamente, la ganadería enfrenta una crisis derivada de los efectos climáticos prolongados, como la sequía, que ha limitado la producción de forraje necesario para sostener la operación de establos y sistemas de pastoreo. En México, al igual que en muchas partes del mundo, los impactos del clima afectan directamente la producción agropecuaria, ya que cada parcela cultivable, sin importar su tamaño, debe alimentar tanto a personas como al ganado.

En la actualidad, nuestro mayor desafío radica en no solo estudiar los múltiples problemas que afectan a los productores agropecuarios, sino también en garantizar la supervivencia de las micro, pequeñas y medianas unidades económicas que dependen de la ganadería en sus diferentes especies. La pérdida de una de estas unidades no solo pone en riesgo el bienestar animal y la rentabilidad del negocio ganadero, sino que también condena a familias enteras a depender de beneficios gubernamentales o de índices de empleo que, en ocasiones, perpetúan condiciones precarias.

Es crucial evitar que el enfoque se reduzca únicamente a ganar un salario mínimo, contratar créditos y permanecer estancados en esa situación. Las políticas públicas deben apoyar activamente la sostenibilidad y la resiliencia del sector ganadero, asegurando así un futuro más prometedor para las comunidades rurales y los productores agropecuarios en México.

Este trabajo no busca ser una crítica antisistema ni una protesta política con connotaciones sociales. Desde hace algunos años, decidí abordar activamente mi deseo de regresar al campo, un impulso compartido por muchas personas. Muchos estamos reconsiderando nuestras raíces y recordamos que, cuando éramos niños, la inflación era un problema existente pero no tan perceptible, en las casas de nuestros abuelos había una vaca, una cabra, gallinas, cerdos, conejos, borregos, parcelas para cultivar, huertas frutales y diversas formas de producción que garantizaban un ahorro significativo. Había leche, carne, huevos, frutas, verduras, semillas, entre otros productos, que no solo mitigaban el hambre, sino que también proporcionaban recursos económicos para útiles escolares, gastos médicos, medicinas, y permitían realizar gastos para ocasiones especiales, así como construir o ampliar una casa.

Hoy en día, escuchamos términos como especialización y gentrificación, que parecen limitar partes del sector, pero es importante recordar que el sector agropecuario tiene muchos actores, desde productores hasta profesionales en nutrición y salud animal, así como empresarios dispuestos a invertir para mejorar la gestión de los negocios ganaderos, se requiere apertura y voluntad de todos los involucrados para lograr avances significativos.

Cada decisión tomada en un establo o en instalaciones ganaderas implica costos financieros. Algunos productores afirman: “Solo me tomará tiempo, ya tengo lo necesario para hacerlo”, pero hoy en día, el valor monetario del tiempo es cuantificable. Cada eslabón de nuestra cadena de producción tiene tiempos definidos e indefinidos, cada UPP es una unidad económica que depende de una cadena de suministro bien gestionada y una planificación específica para cada actividad, relacionada siempre con el valor financiero del tiempo traducido en flujo de efectivo.

La rentabilidad y la utilidad no pueden lograrse sin planeación. Hoy en día, muchos productores tienen acceso a dispositivos que les proporcionan información sobre el sector, a menudo esta información puede resultar confusa y abrumadora. En ocasiones, la presión por no perder tiempo puede llevar a decisiones precipitadas que no consideran adecuadamente los riesgos involucrados.

En México, la producción ganadera muestra cifras sólidas, con 2.2 millones de toneladas de carne de res y 13 mil millones de litros de leche al año. Sin embargo, a pesar de la apertura del mercado, tanto el gobierno como la industria importan leche no solo de países vecinos sino también sustitutos en polvo y aditivos químicos y naturales para mejorar el rendimiento y saborizar la leche en procesos industriales. Esto impacta directamente a los productores micro, pequeños y medianos. No es necesario recordar las protestas donde se derramó leche en carreteras y plazas públicas.

Los ganaderos lecheros no buscan subsidios ni dádivas del gobierno; más bien, esperan políticas públicas que, sin violar acuerdos comerciales, prioricen el consumo nacional. Actualmente, Liconsa cuenta con un padrón de 6.3 millones de mexicanos pero solo compra leche a 2,972 productores en todo el país, pagando un promedio de $11.05 por litro. Sin embargo, Segalmex reporta adeudos y retrasos en los pagos de la leche. ¿Deben esperar el ganado y las familias de los productores para poder subsistir?

Hemos propuesto a muchos productores lecheros integrar sus establos a sistemas de producción con enfoque de doble propósito para mejorar el flujo de efectivo y cubrir los costos de operación y el sustento familiar. Sin embargo, hemos encontrado resistencia entre los productores porque tradicionalmente se les ha limitado a creer que un establo lechero debe enfocarse exclusivamente en la producción de leche. No buscamos desviar este objetivo principal, sino más bien plantear la idea de que con un manejo controlado del hato, pueden obtener ingresos adicionales periódicamente, por ejemplo, vendiendo becerros de descarte con genética de razas cárnicas a mejores precios.

El USDA publico una tabla categorizando las razas más valoradas en la industria cárnica (tabla 1), considerando variables como el marmoleo, ternura y masa muscular, categorizadas de 1 a 5 estrellas según su desempeño.

De acuerdo a la Tabla 1, convertimos las estrellas en números y promediamos cada una de las características para calcular un promedio de calidad (QLTY) por raza. Observamos que las razas Bos Taurus están cercanas en promedio, pero presentan grandes diferencias cuando se analizan rubro por rubro. Sin embargo, todas resultan ser considerablemente superiores a la única raza Bos Indicus que considera el USDA, que es la raza Brahman.

Aun con esta información, muchos productores y profesionales del sector, como Médicos Veterinarios Zootecnistas, Ingenieros en Zootecnia y productores en general, rechazan la idea de integrar los establos a un sistema de doble propósito. Con esto no estamos inventando algo nuevo en cuanto al uso de razas cárnicas, sino que estamos promoviendo una alternativa controlada y planificada para hacer rentable la actividad económica de los productores.
Por ejemplo, la raza Holstein y la raza Jersey encabezan la lista (Tabla 1) en marmoleo y terneza (suavidad) por encima del Angus, aunque en términos de masa muscular, el Limousin destaca seguido por el Charolais.


Implementar un sistema de doble propósito productivo no significa que las vacas dejen de producir leche en generaciones subsecuentes, más bien, implica seleccionar un número de vacas destacadas para garantizar los reemplazos necesarios y mantener el volumen de producción lechera, las vacas restantes se inseminarían con genética de carne para lograr varios objetivos:

1.  Evitar la sobrepoblación de hembras, lo cual genera sobre costos, al no ser todas aptas para producción.

2.  Prevenir el nacimiento de machos de bajo valor comercial.

3.  Aprovechar los vientres para mejorar la calidad de los machos y hembras de descarte. Esto generaría ingresos adicionales por la venta de kilogramos de carne periódicamente. Normalmente se venden becerros recién nacidos o con pocos días de vida, se consideran un gasto por el “sacrificio de leche” para alimentarlos. Si calculamos 4 litros de leche diarios durante 90 días a $10 pesos por litro, necesitamos 360 litros o $3,600 pesos de leche a lo que debemos sumar un promedio de $50 pesos diarios durante 90 días más, siendo un costo de $8,100 pesos que para a los 6 meses de edad este ganado tiene actualmente en precio promedio de $12 mil pesos por cabeza, lo que nos da $3,900 pesos de utilidad, en una camada de 10 cabezas tenemos al menos $39,000 pesos adicionales para nuestra operación.
Integrar un establo lechero al mercado de la carne, no amenaza ni pone en riesgo a los productores de ganado de carne, esta integración nos ayuda a diversificar la calidad y asegurar la cantidad de ganado disponible para el mercado nacional.

Después de una conversación con algunos pequeños productores, decidimos realizar un ejercicio en una hoja de cálculo para simular los resultados potenciales de los cruzamientos entre razas lecheras y cárnicas. A continuación, presentamos los resultados obtenidos:

Para el ejercicio, consideramos las razas más comunes en los establos mexicanos, basándonos en la medición proporcionada por el USDA, no son las únicas razas lecheras presentes en México, sin embargo nos ajustamos a la referencia descrita.

Los productores de leche son los más afectados por las amenazas actuales, pero también tienen la mayor oportunidad de mejorar su rentabilidad. Como mencioné anteriormente en este trabajo, la importación de sustitutos y demás derivados abre la posibilidad de regresar a los fundamentos de la ganadería. Estudios recientes indican que a diferencia de la leche en estado líquido, el queso contiene una mayor concentración de proteínas y calcio como resultado de los procesos a los que se somete la leche, esto sugiere que el queso y los derivados artesanales como el yogurt tendrán una mayor demanda en el mercado nacional.

El INEGI estima que para el año 2030 México tendrá una población de 150 millones de personas. El queso, descubierto como un superalimento con más de 2,000 tipos diferentes (blandos, semiblandos, maduros, añejos, entre otros), es una alternativa de desarrollo económico y subsistencia de las unidades económicas pecuarias.

La inversión en equipamiento de un taller para la transformación de la leche puede no resultar barata, sin embargo retomando la clave de la planeación puede ser posible a través de financiamiento con la banca privada o el autofinanciamiento reduciendo el tamaño de nuestro hato por medio de su venta.


Es importante recordar que la ganadería, etimológicamente derivada de “Ganatum” (riqueza, bienes, bestias mansas) y “Eria” (conjunto), implica la gestión de riquezas y a la par de la agricultura fueron hasta hace algunos años el motor económico más importante de México.

La ganadería no es una empresa fácil pues aún con los desafíos, ha despertado un renovado interés en invertir en ganado, es crucial transmitir la importancia de capacitarse y entender que, como cualquier negocio, requiere tiempo, dinero y esfuerzo para alcanzar los objetivos.

Datos oficiales indican que el 60% de las personas que se dedican a actividades agropecuarias tienen una edad promedio de 54.6 años, lo que significa que el 40% restante se distribuye en personas de entre 20 y 50 años. Aunque no son cifras alarmantes, reflejan la necesidad de rescatar y preservar las unidades económicas agropecuarias. Nuestro sector ganadero representa un fondo económico significativo y, aunque a menudo subvalorado, sigue progresando, independientemente del tamaño de la UPP.

El mejoramiento genético parece ser el elemento más importante para los productores ganaderos, en México contamos con una diversidad genética muy destacada, sin embargo esto no es totalmente acertado, no podemos apreciar todo el potencial genético si no tenemos las condiciones de bienestar animal adecuadas.


El repaso sobre los pilares del bienestar animal nos ha permitido identificar las acciones que debemos apoyar para asegurar favorablemente el negocio ganadero:

1.  Libertad de alimentación e hidratación.
2.  Libertad de un ambiente apropiado.
3.  Libertad de buena salud.
4.  Libertad de bienestar emocional.
5.  Libertad de expresar su comportamiento natural o normal

Lo anterior conlleva un costo implícito que se vuelve explícito a medida que conectamos cada uno de estos pilares, ya que ninguno puede ser excluido sin afectar los demás. Aunque el costo inicial puede ser alto, se recupera y se recupera bien a largo plazo.

El bienestar animal obliga a los productores ganaderos a descubrir nuevas herramientas que les permitan realizar una programación que asegure al conjunto dinámico de tareas afianzar el negocio ganadero, deben ser atendidos como prioridad antes de tomar la decisión de adquirir genética.

Los pilares mencionados al comienzo de este apartado no se aplican en el mismo orden en negocios lecheros y en negocios de carne, mientras en el primero tenemos el ganado estabulado en el segundo tenemos ganado en terrenos abiertos, por lo que es importante diseñar un plan de manejo para cada uno ajustándonos inicialmente en los recursos financieros y materiales disponibles, ya que es necesario asegurar la disposición de alimentos y las fuentes hídricas para satisfacer las necesidades del ciclo de producción, así mismo tenemos que diseñar los espacios físicos de almacenamiento, alojamiento y de manejo así como herramientas, vehículos y equipos que faciliten llegar al objetivo.

La ganadería, principalmente la cría de bovinos tiene un papel protagónico en los indicadores económicos del país ya que tiene participación directa en PIB y en la balanza comercial, genera empleos directos e indirectos, de esta actividad dependen más industrias, pero sobre todo familias enteras, su supervivencia en la modernidad no tiene por qué sacrificar el bienestar animal, el ganado que nos sustenta nos enseña que si se puede alcanzar la premisa de GANAR-GANAR.


El mercado de la carne en México muestra diferencias significativas de frontera a frontera. 

Como es bien sabido en la producción ganadera, los estados líderes en la producción de ganado bovino para carne incluyen Jalisco, Veracruz y San Luis Potosí, mientras que en la producción lechera destacan Jalisco, la cuenca de La Laguna (Coahuila-Durango), Chihuahua y Guanajuato.

La ganadería no solo contribuye económicamente mediante la producción de un becerro por vaca al año, en ambas formas de producción ese becerro representa el flujo de efectivo que ha de pagar por insumos, servicios y necesidades básicas de la familia, de ahí la prioridad de ser eficientes en el día a día.

Cada becerro nacido requiere transporte para su movilización en unidades diseñadas para asegurar su bienestar, la industria de la maquinaria e insumos agrícolas también se beneficia de la actividad ganadera, especialmente de aquellos productores que cultivan el total o parcial de sus insumos forrajeros.

La diversidad en la producción y logística de la ganadería varía significativamente en diferentes regiones del país. Por ejemplo, existe una notable diferencia entre el tipo de carne consumida en el norte y en el centro-sur de México. En el norte, se enfatiza la calidad sobre la cantidad, aprovechando la cercanía con Estados Unidos. Las razas como Angus, Hereford, Charoláis, Brangus, Braford, Beefmaster y Santa Gertrudis son comunes y valoradas por su calidad de carne. Aunque el ganado cebuino tiene poca presencia en el norte, se utilizan razas como el Brahman en cruzamientos controlados.

En contraste, en el centro-sur de México, el enfoque tiende a ser más hacia la cantidad, adaptándose a las preferencias y disponibilidad económica de la población en esa región, en donde predominan razas como el Charoláis, Limousin, Simmental y cruzamientos con cebuinos como el Sardo Negro. Como mencionamos al inicio, el USDA destaca al Charoláis y al Limousin por su capacidad de aportar músculo, convirtiéndolos en las razas preferidas para los engordadores en el Bajío, Occidente y Centro de México.

En el sur-sureste del país, se ha trabajado intensamente en mejorar la genética bovina. Aquí se observa una mayor presencia de razas europeas y la introducción de razas sintéticas para mejorar el ganado criollo. Un ejemplo son los machos Brangus que hemos llevado a Veracruz y Guerrero con excelentes resultados productivos. Históricamente, el ganado del sureste, mayormente cebuino, solía considerarse de menor valor comercial, al igual la industria lechera en esta región se ha beneficiado con razas sintéticas como el Girolando, y aún se pueden encontrar ejemplares de la raza Brown Swiss (Suizo) de líneas americanas en Veracruz y Tabasco, con demás razas como el gyr, sardo, guzerat, etc.

Considerando las diversas variables del mercado mexicano, es importante señalar que la Ciudad de México y su Zona Metropolitana, con sus 30 millones de habitantes, representan el mercado más grande. Para satisfacer la demanda, se importa ganado de diversas regiones del Estado de México, Puebla, Querétaro, Hidalgo, Jalisco, Veracruz, Guanajuato, Zacatecas, y se incluyen cortes selectos de Sonora, Chihuahua, Baja California, Nuevo León y Tamaulipas.


El mercado de la carne es encabezado por el corte más popular, el bistec representa el 48.6% del consumo nacional, seguido por la carne molida con el 20.2%. El resto del consumo se distribuye entre cortes finos y preparados, estos de mayor demanda en el norte del país.

Los canales de distribución de la carne de res en México incluyen supermercados, mercados locales o tradicionales (sobre ruedas o tianguis), carnicerías y boutiques. Las carnicerías tradicionales son las principales distribuidoras con un 53.1% del mercado, seguidas por los supermercados con un 19.5% y los mercados tradicionales con un 16.2%.

México ocupa el 7º lugar a nivel mundial en la producción de carne de res, liderada por Estados Unidos, que es el principal destino de las exportaciones de ganado en pie a través de la frontera norte. A pesar de esto y según los tratados internacionales, México importa una cantidad significativa de carne, principalmente de Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina, así como en menor medida de Nueva Zelanda, Japón, Australia, España y Portugal.

La cadena de valor de la producción ganadera es amplia y diversa, generando flujo de efectivo en todos los sectores involucrados. Además, esta actividad tiene una esencia arraigada en la tradición desde el surgimiento de la nueva España.

La capacitación y la profesionalización de los productores son inversiones clave para sanear y reducir el rezago en la ganadería nacional. Aunque puede parecer una meta utópica en términos de igualdad, en la práctica facilita la competencia mediante la comercialización de productos alimenticios tradicionales y artesanales que impulsan la economía regional y contribuyen a un mejor desarrollo social y económico.

La Seguridad y el Clima, retos de la Ganadería Mexicana.

El ambiente de inseguridad en México está afecta directamente a la actividad económica ganadera. El fenómeno del cobro de piso y el abigeato, sumados a condiciones climáticas adversas como la escasez de lluvias, representan graves amenazas para los productores. Los grandes corporativos pueden invertir en seguridad para proteger a su personal e instalaciones, pero los productores micro, pequeños y medianos generalmente carecen de estos recursos, lo que los hace vulnerables a extorsiones y pérdidas económicas.

La escasez de lluvias presiona a los productores a depender más del agua subterránea, lo que a su vez afecta los mantos acuíferos y debilita los sistemas naturales de lagos y lagunas. Aquellos productores con infraestructura adecuada pueden gestionar sus recursos hídricos de manera más eficiente, asegurando el suministro para sus animales. En contraste, quienes carecen de acceso a pozos de agua enfrentan decisiones difíciles, como abandonar la actividad ganadera, lo cual genera migraciones hacia áreas urbanas con pocas oportunidades de empleo.


El impacto ambiental de la ganadería también es una preocupación creciente. A medida que se estudia la huella del ganado en el cambio climático, es esencial explorar y adoptar prácticas ganaderas sostenibles. Razas como el Angus y el Jersey, razas de menor tamaño, pero eficientes en la producción, están ganando interés. Además, razas como el ganado Mashona, de origen africano, se están introduciendo en el norte de México por su rusticidad, resistencia a enfermedades y capacidad para aprovechar forrajes de baja calidad, lo que los hace adecuados para condiciones climáticas adversas.

Reconocer que no todas las modas o tendencias en la ganadería son aplicables nos brinda estrategias para adaptarse a las condiciones específicas de cada región que maximicen la rentabilidad y la sostenibilidad.

El mundo ganadero mexicano es diverso tanto en cadena de suministro como en su mercado de consumo interno, en cada uno de sus eslabones genera economía en beneficio de todos, mejorar la seguridad, gestionar eficientemente los recursos naturales y adoptar prácticas ganaderas sostenibles son fundamentales para fortalecer la ganadería mexicana frente a los desafíos actuales y futuros.


Lo Bueno siempre es Mejorable, lo que no se mide no se puede mejorar.

La mejora continua es fundamental en cualquier actividad, incluida la ganadería. 

1. Medición y control: Es esencial medir para poder mejorar. Esto implica controlar todos los aspectos de la operación ganadera, desde los recursos utilizados hasta los resultados obtenidos. Sin mediciones precisas, no se pueden tomar decisiones informadas al identificar problemas y áreas de oportunidad que afectan la rentabilidad y sostenibilidad de su negocio. Esto incluye desperdicios, sobreproducción, manejo deficiente del bienestar animal y problemas financieros.

2. Rentabilidad y sostenibilidad: Muchos productores pueden descubrir que la ganadería no solo es rentable sino también sostenible cuando se gestionan adecuadamente los recursos y se adoptan prácticas que minimicen el impacto ambiental.

3. Cambio necesario: Para mejorar la cadena de suministro agropecuaria, en la ganadería, es crucial cambiar la perspectiva hacia formas más eficientes de producción que no sacrifiquen tiempo, dinero ni el medio ambiente del que depende.

 


4. Registros y análisis: Llevar registros detallados, incluso en un cuaderno sencillo, proporciona una base de información vital. Esto ayuda a evaluar el rendimiento económico de cada actividad, entender los costos y retornos, y tomar decisiones fundamentadas para el futuro.

La mejora continua mediante la medición y el control permite tomar decisiones fundamentales para fortalecer la ganadería mexicana y enfrentar los desafíos actuales y futuros de manera efectiva y sostenible.

Planeación y Desarrollo como herramientas en la mejora continua en las UPP´s

Entendiendo la importancia de abordar temas críticos como la economía y la sostenibilidad en la ganadería de manera accesible y práctica para los ganaderos mexicanos. Es fundamental contar con lo siguiente:

1. Accesibilidad del conocimiento: Es fundamental desarrollar contenido que sea comprensible y útil para los ganaderos, permitiéndoles visualizar y aplicar la información necesaria para rescatar, mantener, escalar y hacer sostenible sus negocios ganaderos.

2. Inclusión de pequeños productores: A menudo se enfoca demasiado en grandes corporativos en lugar de apoyar a los micros, pequeños y medianos productores que también son fundamentales para la economía y la seguridad alimentaria del país. Invertir en estas unidades de producción en sectores marginados debe ser una prioridad para reducir la pobreza y mejorar las condiciones de vida.

3. Desafíos y oportunidades: A pesar de los desafíos como la falta de acceso a créditos y proyectos agropecuarios eficientes, existen oportunidades significativas en los mercados locales, especialmente en grandes áreas urbanas.

4. Planificación y gestión eficiente: La planificación cuidadosa, tanto en la producción de insumos como en el manejo del ganado, es crucial para optimizar los recursos y garantizar la rentabilidad, la ganadería es un negocio que comenzara a dar resultados a mediano y largo plazo.

5. Tecnología y desarrollo: El desarrollo tecnológico en la ganadería no solo mejora la eficiencia, sino que también prepara el camino para un futuro más sostenible y rentable. Es esencial involucrar a todas las profesiones interesadas en la capacitación, planificación y desarrollo de nuevas tecnologías y métodos para mejorar continuamente la ganadería en México.

La visibilidad y la visión son importantes en la forma en que cada ganadero debe gestionar su negocio, hoy en día si el productor se anima a mejorar continuamente podrá en la manera de lo posible predecir su futuro “GANANDO CON LA GANADERIA”.

 

Fuente: Ganaderia

redaccion@diariocambio22.mx

AFM/MA

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