• Estudios revelan que el 75% de los cenotes presenta niveles alarmantes de agroquímicos y coliformes fecales, afectando la salud de comunidades mayas

 

  • El impacto del Tren Maya y las megagranjas porcícolas agravan la contaminación de los ríos subterráneos, alertan expertos y organizaciones ambientales

 

  • Organizaciones Exigen Respuestas; Estudios Científicos Alertan un Desastre Hídrico

 

Renán Castro Hernández / CAMBIO 22

Bajo el manto verde de la Península de Yucatán, un laberinto de ríos subterráneos y pozos sagrados, conocidos como cenotes, enfrenta una crisis de proporciones alarmantes.

Estas ventanas al inframundo maya, que durante siglos han sido la columna vertebral hídrica de la región, se encuentran hoy en una encrucijada marcada por la contaminación rampante y la aparente indiferencia de las autoridades ante un futuro sediento.

Estudios recientes han detectado plaguicidas, nitratos y altas concentraciones de coliformes fecales en el agua subterránea, debido a múltiples fuentes contaminantes.

La agricultura intensiva, incluidas las plantaciones de soya transgénica resistente a herbicidas, vierte agroquímicos directamente al suelo; las megagranjas porcinas generan desechos que filtran nitrógeno y patógenos al acuífero kárstico; el turismo masivo y la expansión urbana impactan también la calidad del agua.

Estado actual del acuífero maya y los cenotes

Los monitoreos recientes confirman contaminación generalizada, un estudio de la ONU (2022, PNUD) analizó 200 muestras de 23 pozos y cenotes en Kinchil y Maxcanú (zona afectada por granjas) y halló 100% positivo en coliformes fecales (todas con E. coli).

Otro informe encontró que de 60 cenotes muestreados en todo el estado, el 83% contenía contaminantes (principalmente coliformes). Proyecciones locales afirman que hasta un 90% del agua de Yucatán podría presentar algún grado de contaminación.

Estos cuerpos de agua también muestran herbicidas, plaguicidas cancerígenos e hidrocarburos, el DPLF reporta detección de plaguicidas peligrosos (como diazinón) en el Anillo de Cenotes.

En contraste con 2005, cuando la calidad del agua se consideraba en general buena salvo puntos aislados, ahora la contaminación es sistemática.

En 2008 un estudio concluyó que los cenotes tenían “muy buena calidad” en general, con casos puntuales de nitratos o heces de ganado.

Hoy se documentan nitratos en límites normativos y plaguicidas persistentes en el acuífero, lo que demuestra un deterioro alarmante en menos de dos décadas.

Impacto ecológico y social

El agua contaminada pone en riesgo la salud y el entorno social, según especialistas, la presencia crónica de patógenos en el agua subterránea correlaciona con aumentos de enfermedades gastrointestinales infantiles y cáncer de mama o cervicouterino en la región.

Lideresas mayas señalan que las granjas “nos están enfermando” y denuncian muertes de abejas, caída de la apicultura orgánica y pérdida de soberanía alimentaria por la contaminación de miel.

En comunidades como Homún, Kinchil y Maxcanú han surgido protestas ciudadanas, vecinos señalan que se les impusieron desarrollos sin consulta previa y que ahora su agua es “infumable”, incluso provocando diarreas en niños y muerte de ganado.

Defensores del agua advierten que este modelo industrial invade tierras comunales y viola derechos indígenas, debilitando proyectos locales de milpa, apicultura y turismo sustentable.

Fallas institucionales y omisiones oficiales

Las autoridades estatales y federales han mostrado insuficiente respuesta, aunque el gobierno creó en 2012 una reserva geohidrológica (Decreto 117) para proteger el Anillo de Cenotes, hasta 2025 no se habían concretado planes de manejo ni infraestructura de saneamiento.

Existen deficiencias legales para regular granjas y vertidos, por ejemplo: el permiso de 2016 para la megagranja de Homún (49,000 cerdos en zona de recarga) evidenció la falta de evaluación de impacto ambiental adecuado.

Recientes juicios han obligado a Profepa a actuar —por ejemplo, un amparo obligó a investigar el cemento del Tren Maya, posteriormente el Juzgado Primero de Distrito en Mérida, Yucatán, dictó una suspensión definitiva para las obras del Tramo 5 Sur del Tren Maya como parte de un juicio de amparo, que luego fue revocado por el juez, Adrián Fernando Novelo. Esta suspensión se dio después de que se confirmara un derrame de cemento en el acuífero subterráneo, lo que motivó la investigación por parte de la Profepa.

En resumen, la falta de plantas tratadoras, la permisividad con contaminantes y la lentitud de sanciones han agravado el problema que comunidades y ONG han documentado insistentemente.

Evolución Histórica de la Contaminación: 2005 – 2025

Desde el año 2005, la contaminación en los cenotes de Yucatán comenzó a agravarse significativamente debido al crecimiento de la agroindustria y la expansión urbana sin planeación ambiental.

En ese entonces, estudios ambientales mostraban que la calidad del agua en la mayoría de los cenotes era considerada buena, con problemas puntuales relacionados principalmente con residuos de actividades ganaderas y uso limitado de fertilizantes.

Entre 2008 y 2015, el aumento de la agricultura intensiva, especialmente el cultivo de soya transgénica, incrementó la presencia de agroquímicos, como el glifosato, en el agua subterránea, para 2010, informes académicos ya advertían sobre el deterioro del manto freático en zonas como Homún y Kinchil, áreas de alta actividad agroindustrial.

En 2017, estudios realizados por la UADY y Greenpeace México confirmaron un aumento de plaguicidas y coliformes en más del 60% de los cenotes monitoreados, señalando directamente a las granjas porcícolas y el mal manejo de aguas residuales como principales fuentes de contaminación.

https://www.greenpeace.org/static/planet4-mexico-stateless/2018/11/30b49459-30b49459-plaguicidas_en_agua_ok_em.pdf

A partir de 2020, el impacto del turismo masivo y la construcción del Tren Maya intensificaron los riesgos, la manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del Tren Maya fue señalada por omisiones significativas, mientras que el uso intensivo de concreto y perforaciones en cavernas subterráneas agravaron el daño a los sistemas de agua subterránea.

Actualmente, en 2025, estudios recientes reportan que el 75% de los cenotes presenta algún nivel de contaminación, el deterioro del agua ha provocado afectaciones directas a las comunidades mayas, que dependen de estos recursos para su consumo diario y actividades agrícolas tradicionales.

Los datos oficiales, aunque a menudo minimizados, pintan un panorama desolador, CONAGUA ha revelado que una proporción significativa de estos cuerpos de agua vitales supera los límites permisibles de contaminantes.

Principales fuentes de contaminación

Granjas porcinas:

Más de 220 megaplantas de cerdo (y ~500 contando criadores menores, principalmente del grupo Kekén) concentran residuos. Sus desechos generan eutrofización (se han documentado florecimientos algales en cenotes), lixiviado de nitratos y patógenos al acuífero, y emisiones de gases (metano, amoníaco) que dañan la salud. Por ejemplo, una granja cerca de San Fernando (Maxcanú) procesa 48,000 cerdos cada tres meses y, según vecinos, ha provocado “niños con diarrea” por contaminación del agua.

Agricultura intensiva:

El uso masivo de agroquímicos (pesticidas organofosforados y organoclorados, muchos prohibidos) deja residuos persistentes en el subsuelo. En 2005-2008, se autorizó la siembra de soya genéticamente modificada en Yucatán (resistente al glifosato), disparando el debate sobre contaminación de mantos freáticos. Hoy se hallan nitratos por encima de la norma en pozos de Mérida y Tizimíncienciamx.com.

Ganadería y silvicultura:

Además de los cerdos, el estiércol bovino contribuye con bacterias y nutrientes, la expansión de potreros y tala para ganadería intensifica el escurrimiento de contaminantes al acuífero.

Turismo y desarrollos inmobiliarios:

El boom turístico (hoteles, campos de golf) demanda mucha agua y vierte aguas residuales. Organismos de estudios advierten que “Mérida es actualmente la mayor contaminante del agua” debido a desarrollos descontrolados. Desde 2005 la ciudad creció sin barreras, y muchos pozos han sido clausurados (por epidemias como la de cólera) pero el crecimiento urbano sigue usando fosas sépticas o arrojando descargas al suelo, contaminando cenotes cercanos.

Falta de infraestructura de saneamiento:

El Estado carece de plantas de tratamiento adecuadas, según Gatopardo, solo el 13% de los yucatecos está conectado al drenaje público, por lo que la carga contaminante crece con cada desarrollo. Los expertos advierten que los pozos rurales “se convirtieron en sumideros” y que cenotes sirvieron de basureros clandestinos, vertiendo residuos al acuífero sin control.

Megaproyectos (Tren Maya):

En la construcción del Tramo 5 Sur del Tren se han documentado daños directos a cenotes y cavernas, ambientalistas e investigadores registraron vertidos de concreto en cuevas como Garra del Jaguar, Manitas, Dos Balas y Oppenheimer.

Además, se ha hallado el colapso parcial de bóvedas cársicas y perforaciones no autorizadas, Profepa confirmó formalmente contaminación por cemento en esas cavernas, forzando suspensiones judiciales, las autoridades han sido señaladas por omisiones, los defensores exigen inspecciones y sanciones ante la falta de acciones correctivas.

Estudios independientes han detectado la presencia insidiosa de agroquímicos tóxicos, incluyendo el glifosato, filtrándose desde las actividades agrícolas intensivas que rodean estos ecosistemas sensibles.

La construcción del Tren Maya, con más de 120 cavernas subacuáticas afectadas, ha generado preocupación por el impacto en la red de ríos subterráneos y la biodiversidad de la región. La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de este megaproyecto ha mantenido bajo reserva información clave sobre los posibles efectos en los cenotes, alimentando la sospecha de que los daños podrían ser mayores de lo admitido públicamente.

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha señalado inconsistencias y omisiones en la evaluación ambiental del proyecto, lo que socava la confianza en las garantías de protección de los recursos naturales. La priorización de agendas políticas y económicas a corto plazo parece eclipsar la urgencia de proteger un recurso hídrico fundamental para la subsistencia de la población y la salud del ecosistema.

Las cifras y testimonios actuales (ver datos anteriores) muestran un agravamiento claro, las reservas de agua dulce que sobrevivieron a la explotación colonial y a la sequía, hoy están amenazadas por descargas de contaminantes que apenas hace dos décadas eran marginales o inexistentes.

 

Cuando los cenotes se conviertan en espejos turbios de nuestra indiferencia, tal vez sea demasiado tarde para recuperar lo que alguna vez nos dio vida. ¿Qué legado de agua queremos dejar a quienes vienen detrás?

 

Fuentes oficiales:

  • Comisión Nacional del Agua (CONAGUA)
  • Greenpeace México
  • Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT)
  • Auditoría Superior de la Federación (ASF)
  • Fundación Indignación A.C.
  • Informes académicos de la UADY y la DPLF

Fotos: Center for Biological Diversity, Digital Assets Database y la web.

Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22

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