Redacción/CAMBIO 22  

En 1993, dos hombres rarámuris —Victoriano Churro y Cerrildo “Chacarito”— llegaron desde las barrancas del norte de México hasta las montañas de Colorado, sin entrenadores, sin tenis profesionales, sin patrocinadores…
Y aún así, hicieron historia.

Ese año, en una de las carreras más extremas del planeta —el Leadville Trail 100, un ultramaratón de 160 km a más de 3,000 metros de altura—, Victoriano cruzó la meta en primer lugar con un tiempo de 20 horas y 2 minutos. Detrás de él, llegó Chacarito, logrando un histórico 1–2 para los Tarahumaras.

Ambos corrieron con huaraches hechos de llanta. Sin cronómetros. Sin geles energéticos. Solo con pinole, agua, y la fuerza de sus raíces.

Los corredores locales no lo podían creer. Gente con los mejores tenis del mundo y rutinas de élite… derrotados por dos hombres que ni siquiera hablaban inglés.

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Lo que pocos sabían es que Victoriano ya tenía más de 50 años. Y que su entrenamiento era correr por horas en cañones infinitos, guiado por el sol y el viento.

No era atleta profesional. Era agricultor.
Pero tenía algo que nadie más tenía: la sabiduría de correr como parte de la vida, no como una competencia.

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Desde ese día, el mundo empezó a mirar a los Tarahumaras con respeto. Ya no eran solo leyendas del norte de México: ahora eran campeones internacionales.
#curiosidades #historias #inspiracion #OrgulloMexicano

 

 

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