Redacción/CAMBIO 22

Vivir en un espacio seguro y pacífico es una aspiración y una demanda legítima a la que tenemos derecho. Por supuesto, es obligación del Estado garantizar la seguridad de la ciudadanía, pero lograr construir una seguridad verdaderamente ciudadana implica que las personas podamos asumir un rol activo en la construcción de espacios pacíficos y seguros.

Vista desde la óptica ciudadana, la seguridad no se limita a la presencia policiaca o -ni mucho menos militar- en el espacio público, también contempla la capacidad que tenemos como sociedad (incluido el Estado y todos los sectores que la integran: educativo, , cultural, sociedad civil organizada y empresarial) de participar en la construcción de un marco de protección de la vida y el patrimonio colectivo, permitiendo a las comunidades convivir sin miedo en aras de alcanzar un mayor bienestar y calidad de vida.

Participar como ciudadanía en la seguridad de nuestro entorno es una ardua labor que en México Unido Contra la Delincuencia creemos que se puede lograr a través del empoderamiento comunitario con la formación de una ciudadanía activa que se involucre en la solución de sus problemáticas locales y esté dispuesta a colaborar con otras personas y sectores sociales, en el entendido de que cada persona tiene la responsabilidad individual de ayudar a construir y mantener una sociedad con un Estado de democrático de derecho, o en pocas palabras, en un marco de cultura de la legalidad.

La formación de redes ciudadanas es una manera efectiva de abonar a la reducción de la violencia criminal y, por tanto, propiciar espacios pacíficos de convivencia comunitaria. Estas redes de protección y convivencia pacífica hacen posible prevenir factores de riesgo que producen violencia e inseguridad, como los bajos niveles de organización vecinal con el consiguiente resquebrajamiento del tejido social o los asociados al entorno físico como el deterioro de la infraestructura urbana.

Nuestra organización ha generado una metodología propia que impulsa el empoderamiento comunitario con la formación de capital social y la generación de condiciones para la organización en red. Un ejemplo exitoso es la Red conéctate por tu seguridad, implementada desde hace cuatro años en un polígono del centro de la Ciudad de México, que logró reducir la incidencia de 19 delitos en 45%, bajar la victimización de la comunidad en 7% y aumentar la participación ciudadana en 19%, además de crear una red de actores sociales con más de 5 mil conexiones.

Pero, ¿cómo se pueden activar estas redes?, sobre todo en contextos difíciles y ante la falta de impulso desde las instituciones gubernamentales. La respuesta desde nuestra experiencia apunta a que, por una parte, hay que exigir desde la ciudadanía a las autoridades el cumplimiento de su quehacer y la impartición de justicia y, por el otro, generar y participar en iniciativas locales para la implementación de programas o actividades que mejoren de manera directa y en lo local, las condiciones de seguridad ciudadana de la comunidad, como la creación de chats de comunicación vecinal para alertas de seguridad, la participación en acciones de rescate y uso del espacio público, o la organización de eventos comunitarios de convivencia pacífica.

¿Y cómo puedo participar en la creación de espacios seguros en mi comunidad o entorno inmediato? Comencemos por preguntarnos: ¿podría describir la comunidad en la que vivo?, ¿conozco a mis vecinos y vecinas?, ¿participo en alguna dinámica vecinal cotidiana?, ¿sé cuáles son las reglas de convivencia de la colonia, edificio o lugar donde vivo? Las respuestas a estas preguntas nos permitirán identificar las posibilidades de trabajar en red para el mejoramiento de nuestro entorno. Es decir, en la medida en la que contemos con redes en los lugares que habitamos (nuestra casa, trabajo o escuela) y que seamos capaces de acceder a ellas, será posible activar formas de prevención para reducir los factores de riesgo de quienes formemos parte de esas redes, en términos coloquiales, como dice el dicho popular: “la unión hace la fuerza”: la cohesión social es un campo fértil para la generación de redes de protección y seguridad ciudadana.

Una vez que respondemos a las preguntas acerca de nuestro nivel de involucramiento en el lugar donde habitamos, estudiamos o trabajamos podríamos seguir los siguientes cuatro pasos para participar en el fortalecimiento de la seguridad ciudadana de nuestras comunidades:

Informarse. Conocer las normas jurídicas básicas del lugar que habitamos es crucial: si son justas o no, si se cumplen, si hay mecanismos para asegurar su cumplimiento.

Promover. Tomar la iniciativa de respetar las normas que permiten una mejor convivencia y seguridad y difundirlas.

Conectarse. Conocer y estrechar lazos de comunicación y confianza con los actores sociales de la comunidad, los vecinos y vecinas, las autoridades locales, etcétera. Entender las necesidades y problemáticas de seguridad que se tienen en común.

Activarse. Junto con la red comunitaria toca apoyar y exigir a las autoridades y dependencias del sistema de seguridad y procuración de justicia el cumplimiento de las normas en un sentido de corresponsabilidad.

Las acciones ciudadanas en red son parte de un proceso de mejora continua de la seguridad ciudadana, pues consideran todos los factores, normas y actores que se coordinan para construir el bienestar colectivo. Aunque el camino parezca largo, este es muy fructífero, pues fortalece el tejido social, nos convierte en ciudadanía activa en favor de nuestros derechos y nos da agencia para construir las comunidades que queremos, además estos esfuerzos pueden culminar en el diseño de políticas públicas y normas sociales surgidas desde la experiencia de atender las problemáticas y necesidades locales y no desde la imposición de gobiernos en turno, que estén acompañadas por la observación y colaboración ciudadana para su implementación. En MUCD, no tenemos duda: la seguridad ciudadana es posible.

 

Fuente: La Lista

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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