• Las resistencias técnicas en Chicago y el regreso del interés chino alimentan la expectativa de un escenario alcista para los próximos meses.

 

  • Los operadores siguen atentos a la producción estadounidense y a la demanda de China, mientras la volatilidad abre oportunidades.

 

Redacción/CAMBIO 22

El mercado de soja en Chicago continúa ofreciendo un escenario cargado de debates y expectativas. Por un lado, la producción estadounidense genera discusiones intensas: algunos analistas consideran que la proyección récord del USDA de 36,05 qq/ha (53,6 bushels por acre) podría ser demasiado optimista, dado que ciertas regiones han sufrido excesos de lluvias y otras sequías. Aunque las lluvias pronosticadas podrían ayudar a mejorar los cultivos en áreas secas, existe la duda de si llegarán a tiempo para marcar una diferencia significativa.

En el frente de la demanda, la mirada sigue puesta en China. Aunque los márgenes de molienda en el gigante asiático han mostrado debilidad, la noticia que delegados chinos viajarán a Estados Unidos esta semana inyecta optimismo en el mercado. Si bien las reuniones serán con funcionarios de menor rango, la sola posibilidad de que se retomen negociaciones más fluidas entre Washington y Pekín abre la puerta a una recuperación de las compras chinas, lo que podría sostener los precios en el corto y mediano plazo.

Del lado de la demanda, la ausencia de compras chinas de oleaginosas en Estados Unidos sigue limitando el dinamismo comercial, mientras que el mercado permanece atento al ritmo de ventas de los agricultores en Brasil y Argentina y a un panorama macroeconómico y geopolítico aún cargado de incertidumbre. En paralelo, la volatilidad del dólar continúa aportando ruido al escenario global.

Con la campaña estadounidense entrando en su etapa final, la atención del mercado comenzará a desplazarse hacia Sudamérica, donde el inicio de la siembra exigirá un monitoreo estrecho de las condiciones climáticas.

La coyuntura actual muestra un mercado con fundamentos ajustados y señales técnicas que despiertan optimismo, donde varios productores ya aprovecharon la reciente suba para asegurar parte de su cosecha y protegerse de la volatilidad. A pesar de la incertidumbre en torno a la política de biocombustibles en EE. UU. y la competencia del aceite de palma, la solidez de la molienda, las expectativas climáticas y la atención puesta en la demanda de China sostienen la visión de que la soja conserva un potencial alcista en el corto y mediano plazo.

 

Argentina se prepara para la campaña 2025/26: más maíz, menos soja y clima bajo la lupa

La atención del sector agroindustrial argentino comienza a desplazarse hacia la campaña 2025/26, aun cuando todavía resta comercializar una parte importante de la producción 2024/25. Las proyecciones de mercado anticipan un crecimiento en el área destinada a maíz y una reducción en la superficie de soja, impulsadas por márgenes más favorables para el cereal.

De hecho, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estima que el maíz comercial alcanzará 7,8 millones de hectáreas, superando tanto al ciclo previo como al promedio histórico. En la misma línea, el relevamiento de Ag Barometer que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos (CEAg) de la Universidad Austral muestra que cerca de la mitad de los productores planea modificar su esquema productivo, con una porción significativa inclinándose a sembrar más maíz en detrimento de la soja.

Las recientes lluvias mejoraron la humedad en los suelos y generan expectativas positivas para la siembra en Argentina, aunque persisten señales de alerta. El NOAA proyecta una mayor probabilidad de que se configure un evento La Niña en el segundo semestre, lo que implicaría lluvias por debajo de lo normal y temperaturas superiores al promedio entre noviembre y enero. De confirmarse este escenario, podrían presentarse riesgos climáticos en etapas clave del desarrollo de los cultivos, condicionando el potencial productivo de la campaña.

 

Exportaciones de soja mantienen fuerte impulso en agosto y proyectan un septiembre cargado hacia China

El comercio exterior de soja de Argentina muestra un ritmo sostenido en agosto, con estimaciones de exportaciones en torno a 1,4 millones de toneladas, en línea con el crecimiento de los registros de ventas externas. Este dinamismo se extendería a septiembre, mes en el que el line-up anticipa un programa muy cargado de embarques, principalmente con destino a China, el mayor comprador global del poroto.

En los primeros cinco meses de la campaña 2024/25 (abril-agosto) en Argentina, los envíos de soja ya alcanzan aproximadamente 5,1 millones de toneladas, una cifra considerablemente elevada frente a los volúmenes habituales para este período según fuentes del mercado. Además, los compromisos de exportación suman 8,47 millones de toneladas y continúan en ascenso, con posibilidades de llegar a los 10 millones de toneladas. Este panorama confirma la firmeza de la demanda externa y consolida el rol de la soja argentina como protagonista clave en el mercado internacional.

 

Soja de EE.UU.: la falta de compras chinas amenaza el balance de exportaciones

El USDA recortó en 1 millón de toneladas su proyección de exportaciones de soja para EE.UU., que ahora se ubican en 46 millones para la campaña 2025/26. La ausencia de compras de China, que suele representar entre el 45 y 50% de la demanda de EE.UU., genera preocupación en el mercado en Chicago. El año pasado, a esta altura, Pekín ya había asegurado más de 2 millones de toneladas, mientras que este año no hay registros de compras aún. Cada semana sin operaciones chinas implica un millón de toneladas menos en el programa, lo que pone en duda la sostenibilidad de la estimación oficial del USDA según estimaciones privadas.

El mercado espera definiciones en la reunión entre Xi Jinping y Donald Trump durante la cumbre de la APEC, a fines de octubre. Si no se logra un acuerdo, las compras chinas podrían limitarse a 10/12 millones de toneladas, obligando a EE. UU. a redirigir ventas hacia destinos más pequeños según fuentes del mercado. En este escenario, el USDA tendría que ajustar nuevamente su balance, con exportaciones en torno a 45 millones de toneladas y existencias finales más holgadas.

El mercado de soja se encuentra en un delicado equilibrio: la solidez de la molienda en EE. UU. aporta un piso a los precios, pero la ausencia de China en el programa exportador norteamericano y la fuerte competencia de Sudamérica generan un sesgo bajista en el mediano plazo en Chicago. Un eventual retorno de Pekín como comprador de soja estadounidense podría reactivar las cotizaciones, pero mientras tanto el mercado parece condenado a una lateralidad con sesgo débil.

 

 

Fuente: Clarín

redaccionqroo@diariocambio22.mx

RHM/DSF

 

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