CMIC Quintana Roo: el Relevo que Podría Romper un Viejo Paradigma
2 Dic. 2025
Miguel Ángel Fernández/ CAMBIO 22
Chetumal, 2 de diciembre.- En Quintana Roo hay señales claras de una transformación en la vida pública: hoy tenemos una gobernadora, seis presidentas municipales y doce diputadas locales, ejemplos vivos de liderazgo femenino en espacios hasta hace unos años reservados en su mayora para los hombres. La participación activa de las mujeres se expande con determinación en ma entidad y, con ello, la necesidad de que las instituciones se actualicen, se abran y reflejen la pluralidad social que dicen representar.
En este contexto, la inminente renovación de la delegación de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en Quintana Roo coloca sobre la mesa una oportunidad histórica: permitir que una mujer encabece, por primera vez, un sector que ha sido símbolo masculino por excelencia. Y no solo por tradición, sino por práctica. La construcción —ruda, estratégica, técnica, competitiva— ha sido un bastión donde los liderazgos femeninos han sido excepción, no regla.
Sin embargo, esa lógica está cambiando.
Hoy se sabe que al menos dos mujeres han manifestado interés en contender por la dirigencia estatal de la CMIC: Leticia Borjas Pelissier y Julia Ongay Solís. No son improvisadas ni llegan a la aventura: se trata de mujeres con trayectoria, visión y la firme convicción de que la construcción también puede y debe escribirse en femenino. Ellas representan una generación que ha dejado de pedir permiso para participar y ahora exige su lugar con resultados y profesionalismo.

Tener a una mujer al frente de la CMIC Quintana Roo sería un avance natural y necesario. No por cuota, sino por justicia. No por moda, sino por capacidad. No para dividir, sino para sumar.
Las mujeres han demostrado —en obra pública, en administración, en proyectos de infraestructura y en puestos de alta responsabilidad— que pueden dirigir con rigor técnico y sensibilidad humana; dos virtudes indispensables para una industria que atraviesa retos complejos, desde la desaceleración del sector hasta la adaptación tecnológica y la necesidad de una relación más transparente y equilibrada con los gobiernos.
Además, un liderazgo femenino enviaría un mensaje poderoso en un estado donde la construcción es un motor económico: la industria está lista para evolucionar. Listo para reconocer talento sin sesgos. Listo para dejar atrás inercias que han limitado el crecimiento de su propia base empresarial.
La CMIC, con 40 años de presencia en Quintana Roo, ya no puede darse el lujo de ignorar la nueva realidad social. Abrir la puerta a una presidenta significaría dinamizar la participación de nuevas empresas, impulsar prácticas más incluyentes y mejorar la representación ante autoridades y organismos regionales.
Una mujer al frente puede convertirse en un punto de inflexión que hasta ahora se ha pospuesto.
Es tiempo de que la construcción en Quintana Roo deje de ser un terreno exclusivamente masculino y abrace la diversidad que ya se respira en el resto de la vida pública. La industria necesita liderazgo, pero también renovación. Necesita técnica, pero también visión.
De ahi que, esta elección en la CMIC sea la oportunidad de dar ese paso. Y quizá, como ya ocurre en otros espacios de poder, sea una mujer quien marque el rumbo. Porque si la obra pública transforma ciudades, el liderazgo femenino puede transformar instituciones. Y ya es hora.
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