China y Rusia Consideran Nulas las Sanciones de la ONU Contra Irán
3 Oct. 2025
La oposición de Pekín y Moscú, las maniobras diplomáticas de Irán y el agotamiento del régimen de sanciones impiden la agitación que Occidente esperaba
Redacción/CAMBIO 22
La estrategia, que los analistas creen que se basa en aislar a Teherán y obligar a un cambio en su postura, se ha visto fundamentalmente socavada por la fuerte oposición de Rusia y China, junto con el compromiso demostrado del propio Irán con una resolución diplomática.
Desde el principio, dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad cuestionaron enérgicamente el fundamento jurídico del llamado mecanismo de “retroceso”.
Repitiendo esa oposición en una carta formal detallada entregada el miércoles, el embajador de Rusia ante la ONU, Vasily Nebenzya, desmanteló sistemáticamente el caso de la troika europea, declarando sus acciones “legalmente nulas y sin efecto”. Afirmó que el Reino Unido, Francia y Alemania habían eludido los procedimientos establecidos de solución de controversias y, a través de sus propias violaciones del acuerdo nuclear, habían perdido el derecho a invocar sus disposiciones. Esta posición fue firmemente apoyada por China, cuyo portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores caracterizó el retroceso como “no constructivo” y una reversión del proceso diplomático, colocando la causa raíz de la crisis en la retirada inicial de Estados Unidos del acuerdo.
China y Rusia habían declarado previamente en una declaración conjunta con Irán que no cumplirían con las sanciones de la ONU previas al JCPOA si se vuelven a imponer.
Irán, al mismo tiempo que participa en esfuerzos diplomáticos proactivos en las últimas semanas que parecen haber apaciguado al público iraní. Mientras el viceministro de Relaciones Exteriores, Abbas Araghchi, estaba en Nueva York, Teherán extendió una oferta directa de conversaciones al enviado de Estados Unidos, Steve Witkoff, proponiendo una reunión que incluiría a los ministros de Relaciones Exteriores europeos y la Agencia Internacional de Energía Atómica. Según la portavoz del gobierno iraní, Fatemeh Mohajerani, esta propuesta fue recibida con rechazo o falta de comparecencia, dejando sin respuesta los esfuerzos diplomáticos de Irán.
Esta secuencia de eventos permitió al gobierno iraní presentar una narrativa clara a su pueblo: estaba buscando todas las vías pacíficas posibles, mientras que el otro lado se negaba a participar.

Los europeos supuestamente esperaban que la medida desencadenara un malestar social significativo. Pero para muchos ciudadanos, hablando con periodistas en los días posteriores al anuncio, el regreso de las sanciones no se percibió como un nuevo evento catastrófico, sino como una continuación de una guerra económica de larga data. “Las sanciones no son buenas. Pero han sido nuestra realidad durante mucho tiempo”, dijo una mujer de mediana edad al IRIB en una concurrida calle de Teherán. “Para ser honesto, ya no verifico si nos han sancionado nuevamente”.
En las semanas anteriores a la decisión de la ONU, los mercados de divisas de Irán experimentaron volatilidad y un fuerte aumento de las tasas, anticipando una fuerte presión económica. Sin embargo, tras la conclusión de la saga diplomática y la reimposición de las sanciones impugnadas, el pánico disminuyó notablemente.





















