Redacción/CAMBIO 22 

El acuerdo entre México y Estados Unidos diseñado para frenar el aumento de migrantes que llegan a las puertas del vecino del norte marca un nuevo y dramático precedente en las relaciones entre ambos países, señalaron analistas, quienes advirtieron que el acuerdo podría abrumar aún más a las ciudades fronterizas, que ya de por sí tienen dificultades para hacer frente a la situación.

En virtud del acuerdo anunciado en un comunicado conjunto el martes, México seguirá recibiendo a los migrantes procedentes de Venezuela, Haití, Cuba y Nicaragua que sean rechazados en Estados Unidos.

El acuerdo surge en un momento en el que Estados Unidos está a punto de poner fin la próxima semana a una política de la época de la pandemia, conocida como Título 42, que permitía que las autoridades devolvieran rápidamente a los migrantes a México, una medida que se espera que genere un aumento del número de personas que intentan cruzar la frontera.

El anuncio sugiere que el acuerdo que comenzó en enero, cuando México acordó recibir a 30 mil migrantes al mes originarios de esos cuatro países que no seguían una vía legal, se ha vuelto más permanente, cimentando lo que los analistas consideran que es un cambio significativo en la política migratoria entre ambos países.

“El status quo en la práctica no cambiará mucho, sin embargo, desde una perspectiva legal, se trata de un cambio radical”, señaló en Twitter Aaron Reichlin-Melnick, director de políticas del Consejo Estadounidense para la Inmigración. “En ningún momento de la historia de Estados Unidos ha existido otro país que asumiera un gran número de deportaciones desde Estados Unidos de personas que no son ciudadanos de ese país”.

A largo plazo, este cambio significa que Estados Unidos podría depender cada vez más de México para que acepte deportados originarios de países distintos, lo cual aumentaría la presión ejercida sobre las ciudades fronterizas que ya de por sí tienen dificultades para hacer frente a grandes poblaciones de migrantes.

“Sienta un precedente muy delicado”, comentó Martha Bárcena, exembajadora de México en Estados Unidos. “Eso ejercería una presión innecesaria sobre México. Y no presión política: solo hay que fijarse en la frontera para saber que no podemos manejar a tanta gente”.

Los cambios se producen en un momento en el que la migración hacia Estados Unidos ha aumentado en los últimos años, en el que las autoridades estadounidenses efectuaron casi 2.6 millones de detenciones el año pasado en su frontera sur. En México, las autoridades detuvieron a casi medio millón de migrantes el año pasado, lo que supone un aumento del 44% respecto a 2021.

El presidente estadounidense, Biden, se ha enfrentado a la presión de los republicanos para que atienda el aumento de migrantes: el martes, el Pentágono anunció que enviaría otros mil 500 soldados en servicio activo a la frontera sur.

No obstante, las condiciones de los migrantes en México se han vuelto cada vez más precarias, ya que no solo se enfrentan a la extorsión y la violencia de los delincuentes, sino también a los abusos de las autoridades: en marzo se produjo un incendio en un centro de detención ubicado en Ciudad Juárez en el que murieron 40 migrantes.

“Tuvimos el incendio en Ciudad Juárez, pero parece que no hemos aprendido nada, las ciudades fronterizas están sobrepasadas”, señaló Bárcena. “No podemos recibir a tantas personas para solucionar un problema político en Estados Unidos”.

La Casa Blanca tomó medidas adicionales para disuadir a los migrantes de llegar incluso a México, entre ellas el anuncio la semana pasada de que crearía centros regionales de procesamiento en Latinoamérica para filtrar a los migrantes que podrían ser elegibles para entrar legalmente a Estados Unidos. El gobierno de Biden también acordó aceptar hasta 100 mil migrantes originarios de Honduras, Guatemala y El Salvador en el marco de un programa de reunificación familiar.

Sin embargo, aún se desconoce cuándo y cómo se aplicarán estas políticas. Mientras tanto, decenas de miles de migrantes ya están viajando hacia México y Estados Unidos después de haber cruzado el letal Tapón del Darién que se extiende entre Panamá y Colombia.

El número de migrantes que cruzaron el Darién en los tres primeros meses de este año se sextuplicó hasta superar los 87 mil en comparación con el mismo periodo de 2022, según indican las cifras del gobierno de Panamá, y la mayoría de ellos se dirigía a la frontera estadounidense.

“En todos los ámbitos, no importa cómo se mire, ya sean niños, mujeres, familias, adultos solteros, estas cifras están aumentando”, señaló Dana Graber Ladek, jefa de misión de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU en México. “Esto resulta particularmente preocupante dado el complicado entorno de México”.

 

 

Fuente THe Guardian

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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