Redacción/CAMBIO 22

Los jeroglíficos mayas tallados en el disco encontrado en la zona arqueológica de Chichén Itzá confirman los cambios de escritura para finales del imperio de esta cultura, pues son muy difíciles de descifrar debido a que no existen textos comparativos, comentó el epigrafista David Stuart.

El mayista de la Universidad de Texas colabora con especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para descifrar los glifos que se encuentran en la pieza de 32.5 centímetros de diámetro hallada el pasado 15 de marzo en las inmediaciones de Casa Colorada durante las labores del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza).

Con las imágenes y la información que le enviaron los antropólogos del INAH alcanza a reconocer que el estilo de los glifos es muy raro y podría corresponder a los últimos años del año 800 de nuestra era o de los primeros del 900.

“No tenemos muchos textos comparativos, es una fase en el desarrollo de la escritura maya que es muy difícil, es casi igual que los textos muy tempranos… La escritura maya tiene una historia muy larga y podemos leer mucho en la mitad de esa historia porque hay muchos ejemplos, pero los textos en piedra más tempranos y más tardíos son muy difíciles de traducir”, explica el especialista estadounidense, quien considera que el disco es una de las esculturas más tardías en la historia de Chichén Itzá.

Los signos en relieve dentro de la pieza muestran a dos personajes dentro de un campo de pelota y sí hay glifos que marcan una fecha, sin embargo, debido a la erosión no se puede descifrar.

Lo que se aprecia en los primeros estudios es que existe una fecha, una conmemoración al juego de pelota y que hay escritos unos nombres, tal vez de los gobernantes del momento o de los jugadores que aparecen en la pieza.

Al respecto, el arqueólogo del INAH, Santiago Sobrino, informó en conferencia de prensa que se estima que la pieza pueda ser del año 894 de nuestra era y muestra probablemente los últimos eventos del juego de pelota.

El especialista mexicano señaló que el verbo detectado en los glifos de la pieza es uno relacionado con la palabra “presentar”, por lo tanto se hablaría que la función de la piedra era para marcar una fecha importante que conmemora un juego de pelota.

“Son glifos escritos a una manera distinta, que reflejan este periodo de cambio en el cual la escritura no desaparece sino que se vuelve un aspecto menos monumental, más mínimo en cierta forma… Estamos tocando un periodo en el cual la escritura está cambiando en el área maya”, explicó Sobrino.

Los especialistas continuarán estudiando la pieza y posteriormente ésta formará parte del Museo de Sitio, que se encuentra en fase de construcción, informó Marco Antonio Santos, director de la Zona Arqueológica de Chichén Itzá.

“Estamos empezando a saber cosas de la historia maya”

David Stuart es un estudioso de la cultura maya, hijo de padres que dedicaron su vida a descifrar esta civilización, y como especialista reconoce que apenas se está empezando a recrear y conocer la historia de este imperio prehispánico que considera uno de los más relevantes a nivel mundial.

El epigrafista señala que el estudio de la cultura maya tiene máximo 150 años y la habilidad para leer los glifos ha adquirido en los últimos 30 o 40 años, por lo que es una jornada muy corta.

“Es una historia épica y casi desconocida a pesar de que es una de las cosas más importantes en la arqueología del mundo. En los próximos años debería ser parte de la educación de todos”, destacó.

Respecto al hallazgo de este disco con glifos mayas en Chichén Itzá dijo que es un momento especial para conocer las voces antiguas y los detalles de esta cultura.

“Leer las palabras antiguas de los mayas es casi mágico”.

Un círculo de piedra caliza con jeroglíficos mayas en el borde fue descubierto por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) en la zona arqueológica de Chichén Itzá, en el estado de Yucatán (sureste), más de 100 años después del último hallazgo de este tipo.

De acuerdo con el director de la zona arqueológica de Chichén Itzá, Marco Antonio Santos Ramírez, se trata de un disco de piedra de unos 30 centímetros de circunferencia que podría ampliar o cambiar lo que se sabe hasta el momento de la civilización maya.

“El círculo de piedra caliza, que tiene en el borde jeroglíficos mayas y al centro aparecen dignatarios mayas jugando Pok Ta Pok, el juego de pelota precolombino, puede cambiar la historia del sitio al aportar un nuevo elemento que desconocíamos”, declaró Santos Ramírez.

Según el arqueólogo, las inscripciones podrían ser los últimos jeroglíficos que fueron escritos sobre la cultura del clásico tardío, entre el 650 y el 900 después de Cristo. “Al parecer contiene fechas, nombres o acciones que dejaron plasmados los antiguos habitantes de Chichén Itzá“, apuntó.

Específicamente, el hallazgo fue realizado hace unas semanas por el investigador mexicano Francisco Pérez en la Estructura Morley, nombrada en honor al arqueólogo estadounidense que restauró Chichén Itzá tras la Primera Guerra Mundial.

En su interior, la estructura –ubicada en la zona conocida como Casa Colorada, unos metros al sur del castillo de Chichén Itzá– contenía orejeras y glifos sobre piedras que, al juntarlos, reflejan a Kukulkán, deidad maya conocida también como Quetzalcóatl o serpiente emplumada.

Por ahora, el disco de jeroglíficos se encuentra “bajo el cuidado de epigrafistas como David Stuart de una universidad estadounidense“, precisó Santos Ramírez. “Esperemos que pronto se den más detalles del hallazgo“, agregó.

El hallazgo se realizó gracias al Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), que forma parte del Proyecto Tren Maya, una de las obras prioritarias del Gobierno federal, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Desde la creación del INAH no se había registrado una inversión tan importante en la arqueología de México y hoy está rindiendo frutos, el hallazgo del disco con jeroglíficos es un ejemplo”, celebró el arqueólogo.

 

 

 

Fuente Sputnik/La Jornada

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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