Caso de Derechos de Autor Pone en Riesgo al Reggaetón: más de 160 Artistas, entre ellos Bad Bunny y Karol G, son Demandados
26 Mar. 2025
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Tribunal en California analiza si el ritmo base del reggaetón, derivado del dem bow, puede estar protegido por copyright
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La demanda incluye a figuras como Daddy Yankee, Rauw Alejandro y Justin Bieber por usar el ritmo de la canción “Fish Market” sin autorización
Redacción/ CAMBIO 22
Un caso histórico de derechos de autor en el mundo de la música continúa en un tribunal federal de California. El litigio podría tener un impacto negativo duradero en el reggaetón, ya que más de 160 personas están siendo demandadas por la empresa jamaiquina Steely & Clevie Productions por presunta infracción de derechos de autor.
Entre los acusados se encuentran artistas reconocidos como Bad Bunny, Daddy Yankee, Karol G, Justin Bieber, Drake, Luis Fonsi, Pitbull, Stefflon Don y el cantante puertorriqueño Rauw Alejandro, además de varias editoriales y sellos discográficos.

Steely & Clevie Productions gestiona el repertorio del dúo jamaicano de dancehall, compuesto por los fallecidos Wycliffe “Steely” Johnson y Cleveland Browne. La compañía afirma que alrededor de mil 800 canciones de reggaetón utilizaron ilegalmente y se beneficiaron, directa o indirectamente, de elementos del track “Fish Market”, del dúo.
La canción, grabada en 1989, fue un tema de Steely & Clevie que se hizo famoso en todo el mundo tras ser sampleado legalmente en el tema “Dem Bow”, de la artista jamaicana de dancehall Shabba Ranks, un año después. También fue utilizado legalmente en Pounder Riddim (1990) por el productor de reggaetón e ingeniero de sonido Dennis Halliburton.
Según la demanda, los acusados han sampleado y “copiado matemáticamente” durante décadas lo que a la postre se habría convertido en el dem bow, un ritmo con mucha percusión y ligeramente sincopado que se originó en los géneros musicales jamaicanos reggae y dancehall. Desde entonces, se ha convertido en el ritmo característico del reggaetón, un sonido caracterizado por una fuerte percusión y letras pegadizas (generalmente en español).

El demandante alega que el ritmo en cuestión es original en parte porque los tonos de batería utilizados para construirlo están “sintetizados” (señales generadas electrónicamente y transformadas para crear sonidos de percusión). De hecho, el mayor impacto de Johnson y Browne en la música jamaicana fue que fueron pioneros en el uso de ritmos sintetizados digitalmente y samples de batería digitales, que caracterizaron la evolución del reggae al dancehall a mediados de la década de 1980.
La elección exacta del instrumento (por ejemplo, si se utiliza una batería acústica tocada físicamente o un sample de batería sintetizado digitalmente) suele ser irrelevante para la protección de los derechos de autor en una composición musical. Más bien, tales decisiones se refieren a una interpretación específica de una canción, capturada en una grabación de sonido específica.
El mayor impacto de Johnson y Browne en la música jamaicana fue que fueron pioneros en el uso de ritmos sintetizados digitalmente

La cuestión principal en esta disputa es, por lo tanto, si estas decisiones de producción se consideran lo suficientemente originales como para obtener protección por derechos de autor. Si el tribunal californiano confirma estas reclamaciones, la sentencia podría revertir la percepción arraigada en la industria musical de que los elementos rítmicos (como los ritmos de batería) no pueden ser objeto de protección por derechos de autor.
En otras palabras, una decisión sobre la infracción de derechos de autor en esta disputa plantearía las mismas preocupaciones suscitadas por el (muy criticado) caso “Blurred Lines”, de 2015 en Estados Unidos. En dicha disputa, los herederos de Marvin Gaye prevalecieron contra los músicos pop Robin Thicke y Pharrell Williams por una canción que tenía una atmósfera similar a la de la canción de Gaye.
La cuestión principal en esta disputa es si estas decisiones de producción se consideran lo suficientemente originales como para obtener protección por derechos de autor
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Por lo tanto, un resultado similar también tendría un impacto disruptivo en el reggaetón. El ritmo Dem Bow fue adoptado por la escena musical de República Dominicana, influyendo en la música pop latinoamericana. “Gasolina”, de Daddy Yankee (2004); “Tití Me Preguntó”, de Bad Bunny (2022), y “Qlona”, de Karol G & Peso Pluma (2023) se encuentran entre las miles de canciones que incorporan una versión de este icónico ritmo.
Otro aspecto que este caso reaviva es el debate sobre la apropiación cultural. Investigadores han señalado con frecuencia que géneros jamaicanos como el dancehall y el reggae, que han influenciado al reggaetón, carecen de paridad económica con este último.
El juez que lleva el caso, André Birotte Jr., solía ser DJ de fiestas universitarias, lo que sugiere cierta esperanza de que la decisión final sea bien fundada y equilibrada. Sin embargo, no será fácil conciliar los intereses de todas las partes interesadas.

Proteger una obra musical preexistente, y en general el patrimonio musical jamaicano, podría poner en peligro la existencia misma del reggaetón. Esto implicaría ignorar la naturaleza acumulativa de la creación musical. Tomar prestado de piezas anteriores es un elemento estructural de muchos géneros. Músicos y legisladores de todo el mundo estarán atentos a este caso, ya que sus consecuencias se sentirán en toda la industria.
Fuente: El Sol de México
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