Redacción / CAMBIO 22

San Francisco de Campeche, Cam., 26 de octubre ñ.- La carretera federal Palizada-Santa Adelayda, que conecta a comunidades clave del suroeste campechano, continúa en condiciones deplorables, representando un riesgo latente para quienes transitan por sus 67 kilómetros de asfalto cuarteado, baches profundos y tramos prácticamente intransitables.

A pesar de múltiples denuncias ciudadanas, bloqueos carreteros y llamados de atención a las autoridades, la vía permanece en el olvido. La advertencia más reciente proviene del portal Noticias Jonuta, que exhorta a los automovilistas a extremar precauciones: revisar llantas, luces y limpiaparabrisas, reducir la velocidad y aumentar la distancia de seguridad, especialmente ante la presencia de lluvia o charcos que ocultan peligros mayores.

El deterioro no es nuevo. Desde hace años, habitantes de Palizada y comunidades aledañas han denunciado el abandono de esta vía federal. Sin embargo, el paso del tiempo, las lluvias y la falta de mantenimiento han convertido el trayecto en una trampa mortal para transportistas, familias y trabajadores que dependen de esta ruta para su movilidad diaria.
Los baches, algunos de más de medio metro de profundidad, no solo dañan vehículos: han provocado accidentes, retrasos en servicios de emergencia y pérdidas económicas para quienes transportan productos agrícolas y pesqueros.

La situación es tan crítica que en varias ocasiones se han organizado bloqueos carreteros como medida de presión, sin que hasta ahora se obtenga una respuesta concreta del gobierno federal.

La omisión de las autoridades federales es evidente. Mientras se anuncian obras millonarias en otras regiones del país, en Palizada la carretera se deshace bajo las ruedas de los ciudadanos. La falta de transparencia sobre los recursos asignados al mantenimiento de esta vía alimenta la sospecha de corrupción, negligencia o simple desinterés por una región históricamente marginada.

La ciudadanía ha hecho su parte: ha documentado, denunciado y exigido. Pero la respuesta institucional ha sido el silencio. Hoy, la advertencia no solo es para los automovilistas, sino para las autoridades: cada bache que no se atiende, cada tramo que se deja colapsar, es una muestra más del desprecio por la vida y la dignidad de quienes habitan y transitan esta región.

 

 

 

redaccion@diariocambio22.mx

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