• La misa de 5:00 p.m. reunió a decenas de fieles en uno de los templos más concurridos y hermosos de Cancún

 

  • El sacerdote reflexionó sobre Jesús como Dios vivo, por encima de cualquier maestro espiritual

 

Renán Castro Hernández/ CAMBIO 22

Cancún, Q. Roo, 20 de abril.— Con una importante afluencia de feligreses, la Parroquia María Desatadora de Nudos vivió esta tarde una de las celebraciones más significativas del calendario litúrgico: el Domingo de Resurrección.

La misa de las 17:00 horas fue una de las más concurridas del día, en una jornada en la que también se oficiaron eucaristías a las 10:00, 11:30, 13:30 y 18:30 horas.

Desde antes de la ceremonia, el movimiento de personas, vehículos y familias ingresando y saliendo del santuario fue constante, confirmando el papel central de este templo en la vida espiritual de Cancún.

Ubicada estratégicamente en la ciudad y reconocida por su belleza arquitectónica, la Parroquia María Desatadora de Nudos se ha convertido en un refugio espiritual tanto para cancunenses como para turistas nacionales y extranjeros que visitan el Caribe mexicano durante todo el año.

Durante la misa de las 5 de la tarde, el sacerdote oficiante centró su mensaje en la grandeza de la Resurrección de Jesús. Explicó que Cristo no fue únicamente un maestro, un profeta o un ser de luz como Buda o Alá, sino que se proclamó Dios mismo.

Esa afirmación, recalcó, lo sitúa por encima de cualquier otra figura espiritual del mundo y le otorga el poder de salvar a la humanidad.

El mensaje fue contundente:

“Jesús es Dios, y hoy celebramos que ha vencido a la muerte. No solo iluminó el camino, sino que lo abrió para nosotros”, expresó el sacerdote ante la atención reverente de los presentes.

Durante la eucaristía también se rezó por los difuntos, cuyos nombres fueron previamente entregados por sus familiares y devotos. Se hizo una mención especial en la liturgia para encomendar sus almas y pedir por su descanso eterno, como parte de las intenciones ofrecidas por la comunidad.

Al concluir la ceremonia, el sacerdote realizó una bendición general con agua bendita, utilizando un  hisopo litúrgico — para esparcir el agua sobre los asistentes como símbolo de purificación y renovación espiritual.

Pese al contexto actual de inseguridad que afecta algunas zonas del destino, Cancún demostró una vez más que la espiritualidad sigue siendo un pilar fundamental para miles de personas.

La fe no ha disminuido: se transforma, resiste y se expresa con fuerza en espacios como este.

La Parroquia María Desatadora de Nudos se consolida así como uno de los templos con mayor convocatoria de la ciudad, no solo por su ubicación privilegiada y su belleza, sino por el sentido de comunidad y consuelo que ofrece a quienes buscan reconectarse con Dios.

Este Domingo de Resurrección, Cancún volvió a abrazar la vida y la esperanza desde la fe, en un santuario que cada vez más personas consideran su hogar espiritual.

Fotografías de: Gabriel Hernández y Regla Falcón.

Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22

redaccion@diariocambio22.mx

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