• Reineri Andreu Ortega impugna en tribunales el “reloj de elegibilidad” que lo dejó fuera de la lucha universitaria en Iowa pese a llegar como refugiado

 

  • La demanda acusa a la NCAA de aplicar una norma arbitraria que limita el acceso de atletas extranjeros a oportunidades deportivas y económicas en EEUU

 

Redacción / CAMBIO 22

Un campeón mundial cubano de lucha libre que escapó del sistema deportivo de la Isla y llegó a Estados Unidos como refugiado hoy batalla fuera del colchón por el derecho a competir.

Reineri Andreu Ortega, uno de los luchadores más laureados que ha dado Cuba en la última década, demandó a la National Collegiate Athletic Association (NCAA) tras quedar excluido de la lucha universitaria en Iowa por una norma que, según denuncia, lo castiga por su pasado académico en Cuba.

Reineri Andreu Ortega, fue campeón mundial de lucha libre luciendo el uniforme de Cuba. © cyclonertc.org

La historia fue revelada por el diario estadounidense Des Moines Register, que detalló cómo Ortega, estudiante de Iowa State University (ISU), quedó bloqueado por la llamada “regla del reloj de elegibilidad de cinco años”, una disposición que limita el tiempo que un atleta puede competir en el sistema universitario de Estados Unidos.

Ortega, dos veces campeón mundial Sub-23, bicampeón panamericano y oro centroamericano en los 57 kilogramos, llegó a EE.UU. en diciembre de 2022 tras abandonar la selección nacional cubana.

Como muchos atletas de alto rendimiento formados en la Isla, dejó atrás una carrera controlada por el Estado, sin contratos profesionales ni posibilidad real de beneficiarse de su talento.

Según explica Des Moines Register, la NCAA considera que el reloj de elegibilidad de Ortega comenzó a correr cuando estudió en la Universidad Manuel Fajardo, en Cuba, pese a que esa institución no pertenece al sistema universitario estadounidense y a que su actividad principal fue representar al equipo nacional cubano, no competir en ligas universitarias. Bajo esa interpretación, la NCAA sostiene que Ortega ya agotó su tiempo y no puede luchar oficialmente por Iowa State.

La demanda, presentada en una corte federal del sur de Iowa, sostiene que la aplicación de la norma es arbitraria y viola leyes antimonopolio, al impedirle acceder a oportunidades económicas que hoy sí están disponibles para otros atletas universitarios.

Desde un fallo de la Corte Suprema en 2021, los deportistas pueden recibir ingresos por el uso de su nombre, imagen y semejanza, un mercado que, según el propio texto legal citado por el medio, se ha convertido en una industria multimillonaria.

Para Ortega, la exclusión no es solo deportiva. Con 27 años, una estatura de 1,61 metros y compitiendo en una categoría con escasas salidas profesionales fuera del ámbito universitario, quedar fuera de la NCAA significa perder quizá la única vía real para capitalizar años de sacrificio y medallas. Sus abogados argumentan que, sin esa oportunidad, su carrera en Estados Unidos queda prácticamente truncada.

El caso también expone una contradicción del sistema. La propia demanda señala que atletas estadounidenses que pasan años en ligas profesionales pueden luego ingresar a la universidad y competir sin restricciones similares. Como ejemplo se menciona al exjugador de béisbol Chris Weinke, quien tras seis años como profesional ganó el Trofeo Heisman en el fútbol universitario a los 28 años.

Ortega, nacido en Sancti Spíritus en 1998 y formado en el Cerro Pelado de La Habana, carga con una trayectoria que incluye títulos panamericanos, oros mundiales y una vida entera dedicada a la lucha desde la adolescencia. Tras llegar a Iowa, se integró al Cyclone Regional Training Center y ganó un lugar en el equipo de ISU, aunque sin poder competir oficialmente.

La demanda busca una orden judicial urgente que suspenda la aplicación de la regla mientras se resuelve el caso, así como una decisión permanente que permita a atletas en situaciones similares no ser penalizados por estudios realizados fuera del “monopolio” de la NCAA.

Hasta el momento, la NCAA no ha respondido públicamente a la demanda, según informó Des Moines Register.

Mientras tanto, el caso de Reineri Andreu Ortega vuelve a poner sobre la mesa una realidad que muchos cubanos reconocen, y es la de que incluso lejos de la Isla, escapar del control de un sistema no siempre significa ser libre para competir en igualdad de condiciones.

 

 

Fuente: Ciber Cuba

redaccion@diariocambio22.mx

KXL/RCM

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