Camaradería que Incomoda: el PAN en Crisis en Quintana Roo
4 Ago. 2025
Redacción/CAMBIO 22
PLAYA DEL CARMEN, 4 de agosto.- La política no sólo se comunica con palabras, sino —y quizá sobre todo— con gestos. En ese sentido, las imágenes que circularon recientemente desde las redes oficiales del Partido Acción Nacional (PAN) en Quintana Roo no fueron una anécdota menor, sino un mensaje contundente y profundamente incómodo.
Aparecen en ellas Reyna Tamayo Carballo, presidenta estatal del PAN, y el diputado federal Ernesto Sánchez Rodríguez, en actitud relajada, sonrientes, en un ambiente de camaradería, participando en la sesión solemne por el 32 aniversario del municipio de Solidaridad, gobernado por una administración afín a la 4T. Hasta ahí, podría pensarse en una postal institucional. Pero para la militancia panista, esas imágenes avivaron el fuego de una crisis que venía gestándose desde hace tiempo..
Y es que no se trata de un evento más, ni de una cortesía protocolaria. Se trata de lo que simboliza: un PAN que ha dejado de hacer oposición real, que coquetea con el poder hegemónico mientras silencia a sus propias voces críticas
Tibieza, exclusión y ruptura interna
La reacción al interior del panismo quintanarroense no se hizo esperar. Militantes y liderazgos inconformes han hecho llegar su reclamo al Comité Ejecutivo Nacional (CEN), denunciando una dirigencia extraviada, ajena a la base, más interesada en conservar cargos que en defender ideales.
Un documento que ya circula entre las cúpulas partidistas habla con claridad de lo que ocurre: falta de legalidad en la toma de decisiones, exclusión sistemática de liderazgos incómodos, represalias laborales contra quienes disienten y, sobre todo, la ausencia total de una postura crítica frente a la 4T en la entidad.
La incongruencia de la “oposición de papel”
Lo que más ha dolido a la militancia no es la foto en sí, sino lo que revela: una dirigencia que simula oposición mientras aplaude al oficialismo, un diputado federal que critica con dureza al régimen desde el Congreso de la Unión, pero que en casa se suma al coro oficialista sin pestañear.
¿Qué hace Ernesto Sánchez, un opositor furibundo en tribuna, prestando legitimidad política a una administración local de la 4T? ¿Vino a respaldar al panismo de la entidad o a convalidar su rendición?
Las respuestas no están claras. Lo que sí lo está es el efecto: un PAN dividido, desmoralizado, sin brújula ni liderazgo real en Quintana Roo, justo cuando la entidad se encamina hacia el proceso electoral del 2027.
El costo de no actuar
El PAN fue fundado como una fuerza de contrapeso, de principios, de oposición ética. Hoy, esa mística se encuentra desdibujada en una entidad donde el oficialismo avanza sin resistencia y donde el liderazgo blandea entre la comodidad y la conveniencia.
Las bases han sido claras: o el CEN interviene con firmeza para restituir la legalidad interna y reencauzar el rumbo político del PAN en Quintana Roo, o el partido se deslizará hacia la irrelevancia, convertido en una franquicia hueca al servicio de ambiciones personales y coyunturales.
Y que es que, no basta con tomarse la foto ni con sonreír al poder, se requiere valentía, congruencia y dignidad política. Si no se recupera eso, el PAN está condenado al naufragio.
En política, como en la vida, la forma sí es fondo. Y cuando la imagen que se proyecta es la de la complacencia, la claudicación o la sumisión, el mensaje que se transmite es el de la derrota moral.
La dirigencia nacional tiene ahora la palabra. El tiempo, como siempre, será implacable.
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