Redacción/CAMBIO 22

JOSÉ MARÍA MORELOS, 6 de septiembre. – El problema de la basura en la cabecera municipal de José María Morelos es recurrente. Las quejas de la comunidad apuntan constantemente a la falta de puntualidad en la recolección de residuos, pero hay una realidad que a menudo queda fuera del debate: las precarias condiciones laborales de los trabajadores de limpia.

Mientras la comunidad se queja por los retrasos, los trabajadores enfrentan un panorama alarmante. Sin equipo de protección adecuado, como guantes que los resguarden de cortaduras y otros riesgos, su labor se torna peligrosa. Manejan diariamente residuos que incluyen vidrios y objetos punzocortantes, exponiéndose a lesiones graves. A esto se suma la falta de una cultura de separación de basura, lo que complica aún más su trabajo y eleva los riesgos.

Las condiciones laborales de estos recolectores son indignas. No cuentan con el equipo básico como caretas, botas o chalecos reflectantes que les otorguen visibilidad en la vía pública. Más preocupante aún, la mayoría no percibe ni siquiera el salario mínimo, y la protección social, como el acceso a seguro médico o a un fondo para el retiro, es un sueño lejano para ellos.

El Ayuntamiento de José María Morelos lleva décadas aprovechándose de la necesidad de estos trabajadores, pagándoles sueldos por debajo de lo estipulado por la ley y sin prestaciones. Esto, a pesar de que a nivel federal se presume un aumento en el salario mínimo. En la práctica, el municipio incumple con la legislación laboral vigente, perpetuando un abuso que invisibiliza a quienes realizan una labor fundamental para la comunidad.

Es hora de ser empáticos con los trabajadores de limpia. Un agradecimiento, un vaso de agua, es un gesto mínimo, pero más importante aún es exigir que se les garanticen las condiciones laborales dignas y justas que merecen.

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

JFCB

 

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