Redacción/CAMBIO 22

Bandas musicales con temática neonazi han organizado eventos en la Ciudad de México desde hace casi 20 años. Pese a los recientes intentos de las autoridades del país latinoamericano, los conciertos se han realizado de manera clandestina sin que exista una estrategia clara para evitar que se realicen.

Estos grupos y sus conciertos comenzaron a llamar la atención de la opinión pública en octubre de 2022, cuando el diario español El País logró infiltrarse a uno de estos eventos. Sin embargo, Sputnik rastreó la existencia de bandas mexicanas que se adhieren a una corriente de heavy metal conocida como National Socialist Black Metal (NSBM) desde, al menos, 2004.

Más aún: el discurso de supremacía racial, pureza de sangre y odio contra la religión judía se ha nacionalizado con bandas que, valiéndose de la cultura y simbología prehispánica, abogan por una venganza directa contra quienes, consideran, atentaron contra su raza y su historia.

La adaptación de un discurso de odio

En el norte de México, por el año 2010, se formó una banda de NS Black Metal llamada Yaocuicatl, en alusión a un canto guerrero prehispánico. Entre su repertorio se encuentran canciones que enarbolan la defensa de la tierra sagrada, la gloria por la “raza de bronce” y hasta combinaciones de la palabra Hail con dioses prehispánicos como Quetzalcóatl.

A tan solo tres años de formarse, la banda, que también define su música como prehispanic folk metal, llama la atención de una discográfica que, en 2013, decidió publicar un recopilatorio con los mejores grupos del género. El nombre de la productora deja clara la línea creativa que busca: Orden Nacional Socialista Pagano (ONSP).

En funciones desde 2004, el ONSP define el género en el que se especializa como una forma de contrarrestar “el monopolio extremista católico pseudo NS, restaurando el Orden Nacional Socialista Pagano de la Naturaleza”. O al menos eso explican en su página, cuya portada está ilustrada con símbolos nazis, guerreros prehispánicos y el mismo Adolfo Hitler.

El discurso de odio nazi adaptado al contexto mexicano se aprecia en otras bandas como los Lobos de Ah Puch, surgida en 2018 en Chiapas y con características similares a Yaocuicatl. Entre sus conciertos más destacados está su participación en el Pure Holocaust III, festival de música organizado en San Cristóbal de las Casas en 2019.

En una entrevista para el medio Rock Amerika, explicaron que su nombre responde a que el lobo está relacionado “con la realeza, el poder y la guerra” y hace alusión a “una lucha” con la que nacieron en esta “tierra invadida” y que tiene un claro adversario: “todos aquellos que creen en la idea retorcida del dios (…), que mediante la mentira controla a los débiles” y ha intentado desaparecer la supremacía de su raza maya.

En una publicación de enero en sus redes sociales, los Lobos de Ah Puch se deslindaron del fascismo, pero, al mismo tiempo, se declaran en contra de la lucha contra el fascismo y de cualquier tipo de censura. Con un estilo e ideología similar a los Lobos de Ah Puch se presenta la banda Tezcaltlipoca, promovida por la productora mexicana American Line Productions, fundada en 1992, y responsable de traer a otra banda de NS Black Metal a la capital mexicana: la finlandesa Satanic Warmaster.

Tanto Satanic Warmaster como Tezcaltlipoca vieron mermadas sus pretensiones de llevar su música, el pasado mes de febrero, al Circo Volador, un recinto ubicado al sur de la Ciudad de México, debido a que la Secretaría de Gobierno de la capital mexicana pidió suspender el evento, precisamente por promover discursos de odio. De cualquier modo, el concierto se realizó al día siguiente de forma clandestina, como quedó registrado en grupos especializados en redes sociales y por la propia Satanic Warmaster, quien incluso exigió una disculpa del Gobierno de la Ciudad de México por la cancelación.

¿Son legales estas bandas?

Poco después de darse a conocer la realización de eventos neonazis en la capital mexicana se presentaron atentados presuntamente realizados por gente que sigue esta ideología. El 27 de enero, el Foro Alicia fue vandalizado con esvásticas, mientras que un integrante de la discográfica Venas Rotas Discos denunció haber sido agredido por una persona neonazi, a raíz de las cancelaciones de los eventos.

El secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, declaró desde noviembre en conferencia de prensa que había ubicado distintos recintos en la colonia Roma donde se realizaban este tipo de eventos, uno de ellos es el Foro Bizarro (los dueños del local se deslindaron de tales eventos), pero no anunció el inicio de algún tipo proceso penal.

En entrevista para Sputnik, Batres afirmó que habían ubicado a gente de la ultraderecha española como responsables de la promoción y organización de los conciertos; sin embargo, el funcionario capitalino no quiso dar nombres.

“Empezaron a darse con mayor frecuencia este tipo de eventos. No quiere decir que hayan surgido apenas, tienen sus antecedentes, pero se comenzaron a manifestar más abiertamente (…). Hemos buscado frenar este tipo de expresiones neofascistas, neonazis. Es un tema delicado, es decir, no debe minimizarse porque si se va naturalizando, entonces se va extendiendo una violencia política que nadie desea. No se puede ver como algo normal o natural el hecho de que haya expresiones de odio”, declaró el funcionario.

Consultada por Sputnik, la abogada integrante de Asesores de Reingeniería Constitucional, Valeria Vázquez, explicó que las autoridades mexicanas no pueden actuar de manera oficiosa ante la proliferación de discursos de odio, primero, porque “el derecho no busca castigar ideas o procesos internos” y se necesita “la exteriorización de la idea” para actuar, aunado a que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no valida la censura previa como parte de la protección a la libertad de expresión, contemplada en el artículo 6.

En este sentido, explica, tiene que existir una parte afectada que inicie la denuncia por discriminación, delito contemplado desde el artículo 1 de la Constitución mexicana.

La litigante egresada de la Universidad Panamericana explicó que el discurso de odio no se puede amparar en la libertad de expresión, pues este derecho tiene como límites la afectación a “la moral, las buenas costumbres, la protección de datos personales [de reciente creación] y, por supuesto, las expresiones de odio”.

“Los discursos de odio no están protegidos por la libertad de expresión, pues tienden a discriminar, segregar, a provocar actos violentos, a hacer apología al odio o delito en contra de comunidades y determinadas personas, como la ideología nazi”, precisa Valeria Vázquez.

Como ejemplo, están las diferentes normativas en países como Rusia, que prohíben expresamente la difusión de símbolos de ideología nazi.

En México, en 2019, ocurrió un caso ilustrativo sobre los límites de la libertad de expresión. Varias personas denunciaron al cantante Johnny Escutia porque sus letras abiertamente hablaban de asesinar y violar a mujeres. Tras el reclamo masivo, una compañía de música por streaming decidió dar de baja el contenido de Escutia, sin que ello pueda considerarse un tipo de censura.

En este sentido, Vázquez Miguel precisa que “no se necesita matar a alguien o que alguien se vea afectado físicamente” para proceder contra este tipo de bandas musicales, pues “el discurso de odio tiene características muy específicas, como hacer este tipo de analogías o apologías a la violencia o hacer manifestaciones muy específicas en contra de determinadas personas que sistemáticamente han sido oprimidas”.

En este sentido, la abogada indica que dependencias como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) podrían evaluar si, efectivamente, la música de este tipo de bandas promueve el daño contra grupos que históricamente han sido amenazados.

“Lo que haces [como autoridad] es determinar que eres miembro de cierta comunidad, por ejemplo, la comunidad judía, para que puedan dictaminar que es un discurso de odio en contra de ciertas personas”, afirma.

Durante la entrevista con Martí Batres, el funcionario morenista reconoció que, actualmente, su estrategia se enfoca en evitar que las bandas neonazis organicen eventos públicos para, de alguna manera, reducir el nivel de convocatoria.

“Se ha trabajado en ese sentido y en algunos casos se ha tenido éxito en impedir este tipo de actividades porque algunas se desarrollan de forma clandestina. Una cosa es que se convoca y se realiza como si no pasara nada y la otra es que, ya en la clandestinidad, pues no tiene la misma convocatoria, la misma difusión ni el mismo efecto”, declaró.

 

Fuente Sputnik
redaccionqroo@diariocambio22.mx

RHM

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