• Desde Huatabampo, Sonora, hasta Los Ángeles, Melo Almada se destacó en múltiples deportes, eligiendo finalmente el béisbol como su gran pasión y legado.

 

Redacción/ CAMBIO 22

Baldomero “Melo” Almada Quirós nació un 7 de febrero de 1913, en el municipio de Huatabampo, Sonora, en plena Revolución Mexicana. Su padre fue un importante político que llegó a ser cónsul de México en Los Angeles, por lo que emigró al país vecino del norte desde que era niño.

El sonorense practicó varios deportes en su juventud como fútbol americano y atletismo, pero se terminó por elegir al “Rey de los Deportes”, el béisbol , según se puede leer en la biografía de Melo Almada disponible en la Sociedad para la Investigación del Béisbol Americano.

Uno de los factores más importantes para que Melo creciera en el deporte del diamante fue que su hermano mayor José Luis “Lou” Almada había logrado destacar como pelotero en los equipos colegiales, lo que lo catapultó como profesional y alcanzó a consolidarse en ligas menores como la Liga de la Costa del Pacífico, con los Indios de Seattle, donde también jugó Melo.

El primer “Gran Salto” del béisbol mexicano

Para marzo de 1933 Melo se convirtió en el mejor prospecto jardinero de la Liga de la Costa; el 8 de abril bateó de 5-5 con un doblete, pegó cuatro hits en cuatro ocasiones con una seguidilla de 17 hits entre el 20 de mayo y el 11 de junio; todos comentaban que seguramente, a sus 20 años, iría a Grandes Ligas, y así fue, pues Eddie Collins lo firmó para los Medias Rojas de Boston el 2 de julio en una transacción que involucró al segunda base Freddie Muller por $40 mil dólares.

Con la noticia de que Almada iría al béisbol estadounidense hubo celebración en la colonia mexicana de Los Angeles; el 23 de julio se organizó el “Día de Almada” donde participaron nombres importantes de aquella comunidad como el cónsul mexicano Alejandro V. Martínez y Rosita Moreno, actriz mexicana de Fox Studios; también encabezaron la celebración los boxeadores Kid Azteca y Babe Face Casanova.

El viernes 8 de septiembre de 1933, en el Fenway Park de Boston, Baldomero Almada se convirtió en el primer mexicano en jugar un partido en la máxima categoría del béisbol a nivel mundial, y aunque fue un debut con derrota, conectó un sencillo y anotó una de las tres carreras de los Medias Rojas.

En los 646 juegos de Grandes Ligas en los que estuvo presente, conectó 706 imparables, 107 dobles, 27 triples y 15 palos de vuelta entera., anotó 363 carreras y produjo 197, todo esto para finalizar con un promedio de bateo de .248 según datos del sitio oficial de la Major League Baseball (MLB).

Todo esto le hizo acreedor a ser un inmortal del Salón de la Fama del Béisbol mexicano clase 1971.

El legado de Melo para el béisbol latino

Aunque su paso por los Medias Rojas de Boston marcaron el mejor momento de su carrera, el sonorense también mostró su sobresaliente talento en otros equipos de la Major League Baseball como lo fueron los Senadores de Washington, los Cardenales de San Luis y al final de su carrero recaló en las filas de los Dodgers de los Ángeles, la ciudad en la que creció.

Además de aportar dentro del diamante, Baldomero “Melo” Almada contribuyó en su momento a dignificar al pelotero y al deportista latino, pues además de ser el primer mexicano en Grandes Ligas fue el primer jugador latinoamericano que dejó marcas de bateo en el difícil ambiente racista norteamericano de aquellos primeros años del siglo XX.

Luego de una vida dedicada al béisbol el rápido zurdo jardinero central, bateador de líneas y robador de bases, murió en Caborca, Sonora, el 13 de Agosto de 1988 a los 75 años.

Fuente: Infobae

redaccionqroo@diariocambio22.mx 

GFB/MA

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