Los números del cereal preocupan. Algunos analistas creen que la actual relación oferta/demanda en Estados Unidos podría recortar los precios en un 20% adicional para 2024/25; un maíz de USD 157 o algo menos no necesariamente debe considerarse poco probable.
En cuanto a la evolución de la actual campaña de maíz en China, sus agricultores han sufrido algunos sobresaltos por contingencias climáticas en el noreste del país, la principal zona productora del cereal. No sería raro que este fabuloso productor de maíz –al menos 290 millones de toneladas anuales en condiciones normales- vea mermar su cosecha y tenga que aumentar las importaciones que ha previsto.
El otro protagonista de esta historia es Brasil, que ha desembarcado antes que la Argentina en este codiciado mercado y es el rival a vencer, sin descuidar a Ucrania, desde luego. De todos modos el vecino país ha probado en carne propia que el maíz no es la soja, y que es mucho menos sencillo aumentar los despachos hacia esta parte de Asia.
¿Qué cambió para que China abriese sus puertas a los productores sudamericanos? Simplemente la postura de Beijing frente a los materiales transgénicos, fuertemente opuesta a ellos hasta que las autoridades entendieron que no hay razones científicas para desconfiar. Por lo demás, China está corriendo detrás de la necesidad de consolidar la seguridad alimentaria del país, y esto es lo que importa en el fondo. Ahora está convencida de que necesita de los transgénicos si pretende rindes más altos.
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De tal modo, Xi Jimping y los suyos abrieron los brazos a los maíces GM, entre otras especies que han sido objeto de mejoras mediante la biotecnología, y descubrieron que Argentina y Brasil podían ser proveedores clave.
Queda habilitado entonces un negocio que se nos había negado durante más de una década. Todavía con la rémora que implican los derechos de exportación y una brecha cambiaria que se ha complicado, la idea es hacer pie en este mercado y dar la pelea. También con el trigo, por cierto, ya que en enero pasado las autoridades aduaneras chinas también autorizaron a los comerciantes argentinos a exportarlo por primera vez.
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