Miguel Ángel Fernández/CAMBIO 22 

BACALAR, 25 de febrero.- La expansión de comunidades menonitas en Bacalar ha generado una creciente preocupación entre habitantes y líderes ejidales debido a la deforestación que acompaña sus prácticas agrícolas. Grandes extensiones de selva han sido desmontadas para la siembra de hortalizas y otros cultivos, lo que ha llevado a los ejidatarios de la región a tomar medidas para frenar su avance.

En el ejido Aarón Merino, la asamblea ejidal ha decidido no permitir el ingreso de estos grupos, con el objetivo de proteger sus tierras y evitar un mayor impacto ambiental. Juan Manuel Herrera, presidente del ejido, expresó su inquietud ante la compra masiva de terrenos por parte de los menonitas, quienes han adquirido ejidos completos para sus actividades agrícolas.

“Sí afecta porque están devastando mucho. Antes, en una familia campesina con cuatro hijos, tres trabajaban en el campo y uno estudiaba. Ahora es al revés, porque la gente busca que sus hijos tengan mejores oportunidades. El campo está siendo abandonado, pero, por otro lado, los menonitas perjudican porque desmontan grandes áreas. Cuando empezaron a llegar a Bacalar, compraron ejidos como Cuatro Banderas y otros, y sí es motivo de preocupación”, señaló Herrera.  

Aunque la producción agrícola de los menonitas abastece el mercado local y regional, la deforestación derivada de su método de cultivo intensivo genera un desequilibrio ambiental que preocupa a la comunidad. Ante esta situación, los ejidatarios han pedido mayor regulación para evitar la pérdida de selvas y proteger los ecosistemas de la región.

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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