Animales Silvestres, Las Víctimas Invisibles de la Carretera en Candelaria
17 Sep. 2025
Redacción / CAMBIO 22
JMM, 17 de septiembre. – En los caminos que conectan a la comunidad de Candelaria con otras localidades del municipio de José María Morelos, la riqueza natural convive a diario con el peligro del asfalto. Cada recorrido es un recordatorio de que los animales silvestres, desde zorros hasta tejones, se han convertido en víctimas invisibles de la velocidad y el descuido humano
Así lo expresó José Mariano Morales, taxista con apenas dos años de experiencia al volante, pero ya con la mirada acostumbrada a los cuerpos de animales atropellados sobre la cinta asfáltica. “Casi diario se ven animalitos muertos en la carretera. He visto tejones, zorritos, zorrillos… hasta me han contado que un tigre se apareció por la zona, aunque ese yo no lo vi. Lo que sí veo seguido son atropellos”, relató.
El conductor asegura que la principal causa es la velocidad excesiva con la que circulan muchos automovilistas. “A veces la gente va a 120 o 180 kilómetros por hora, y cuando un animal cruza, no da tiempo de frenar. Yo siempre bajo la velocidad si alcanzo a ver alguno. No es bueno atropellarlos, también tienen vida”, dijo con firmeza.
El problema no termina con los animales. Morales señaló que el estado de la carretera representa otro riesgo tanto para los conductores como para la fauna. Las ramas que invaden el camino obligan a frenar de golpe o a esquivar, aumentando la posibilidad de accidentes. “A veces tengo que detenerme para que mi carro no se raspe con las ramas. Lo que pedimos es que mantengan limpia la carretera. No hablamos de una ampliación, pero sí de chapeo constante”, sugirió. Aunque reconoce que en la ruta que transita no se han registrado accidentes graves recientemente, sí considera que el descuido puede traer consecuencias. “Con precaución se evitan tragedias, pero no todos frenan ni se orillan como se debe. Es peligroso, sobre todo porque también hay peatones y familias que transitan”, agregó.
Para Morales, cada animal silvestre que muere en el camino es una pérdida para la comunidad y su entorno natural. La carretera, dice, refleja un dilema: la necesidad de movilidad frente a la urgencia de cuidar lo poco que queda de la fauna que habita la selva de Quintana Roo.
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