Según el último informe del London Stock Exchange Group (LSEG), la mitad de las mayores ciudades del planeta correrán el riesgo de sufrir uno o más riesgos climáticos de aquí a 2050. Inundaciones, olas de calor, ciclones y escasez de agua azotarán cada vez más estos populosos centros urbanos a menos que se controlen las emisiones de gases de efecto invernadero.
El informe “Atlas Net Zero” de LSEG establece el nivel de reducción de emisiones que los países deberían fijarse como objetivo para evitar estas catástrofes climáticas, antes de la próxima ronda de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) prevista para principios del año que viene.
“Las ciudades de nuestro estudio -centros neurálgicos de la economía mundial que aportan casi el 20% del PIB mundial y albergan a 440 millones de personas- están especialmente expuestas al riesgo climático”, afirma Jaakko Kooroshy, responsable mundial de investigación sobre inversiones sostenibles de LSEG. “Los impactos ya están empezando a materializarse con sólo 1,3 °C de calentamiento”, añade.
Las principales ciudades europeas se enfrentarán a riesgos climáticos cada vez mayores
El LSEG predice que el calentamiento global alcanzará los 2,6 °C con las políticas actuales. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente lo sitúa entre 2,6 °C y 2,8 °C a finales de siglo si se cumplen los compromisos actuales.
En este escenario de altas emisiones, la proporción de las 49 mayores ciudades del mundo con exposición de alto riesgo aumentaría de menos de una de cada cinco (18%) a casi una de cada dos (47%).
Según el informe de LSEG, las principales ciudades de Oriente Medio y el Sudeste Asiático sufrirán la peor parte de esta crisis. Se prevé que seis ciudades de estas regiones -Singapur, Surabaya, Dubai, Riad, Yeda y Yakarta- sufrirán más de 50 días de calor extremo al año de aquí a 2050.
Ámsterdam y Madrid, en mayor riesgo climático
En la UE, los analistas destacan la posición cada vez más precaria de Ámsterdam y Madrid. La capital holandesa, de baja altitud, se enfrenta a un riesgo elevado de subida del nivel del mar e inundaciones, que podrían aumentar un 60%, a pesar de sus defensas. En Madrid, los días de olas de calor podrían aumentar un 135% hasta alcanzar una cifra de “riesgo medio” de 41 días en 2050. Además, se prevé que el estrés hídrico en la capital española aumente un 65%, pasando a ser de alto riesgo en 2050.
En cuanto a la reducción de emisiones, la UE no está haciendo lo suficiente para proteger sus ciudades. El LSEG calcula que el bloque superará su presupuesto de emisiones de 1,5 ºC en 2035. La capitalización del potencial eólico de Europa se identifica como una forma sólida de mejorar sus perspectivas energéticas.
Mientras tanto, Londres y Manchester están en el punto de mira en el Reino Unido. La capital está considerada actualmente de bajo riesgo en cuanto a riesgos físicos importantes, pero se prevé que experimente un aumento del 22% en la escasez de agua a mediados de siglo. El calor extremo en Londres aumentará más del doble, pasando de 11 a 25 días al año.
Manchester, que sigue siendo una ciudad de bajo riesgo, sufrirá el cambio climático con un aumento del 93% de las olas de calor y del 45% de la escasez de agua, según el estudio.
¿Cómo pueden las grandes ciudades aumentar su resistencia al cambio climático?
“A medida que nos acercamos a la COP29, los países del G20 tienen que reducir urgentemente las emisiones para evitar que los riesgos climáticos aumenten rápidamente”, afirma Kooroshy.“La próxima oleada de compromisos climáticos nacionales será fundamental para ello. No obstante, aunque puedan evitarse los peores efectos del cambio climático, se necesitarán importantes inversiones para adaptar las ciudades a los nuevos extremos climáticos.”
El LSEG ha esbozado una serie de estrategias de adaptación que las ciudades pueden desplegar, desde sistemas de alerta temprana que salvan vidas y fortificaciones hasta “soluciones basadas en la naturaleza”. Por ejemplo, estructuras como diques, barreras contra inundaciones y sistemas de drenaje pueden amortiguar las mareas de tempestad, permitiendo a ciudades como Ámsterdam prosperar durante siglos a pesar de su riesgo extremo de inundaciones.
Del mismo modo, las ciudades son cada vez más conscientes del valor de la infraestructura verde en parques, corredores verdes y humedales, ya que ayudan a gestionar las inundaciones y a reducir el efecto isla de calor urbana. El informe del LSEG señala algunos experimentos que han tenido éxito, como la creación de una “ciudad esponja” en Shanghai y de “islas frescas” en París.