Especialistas advierten que la deshidratación y la falta de atención temprana son las principales causas de muerte en crías de ganado durante las primeras semanas de vida.

 

Redacción/ CAMBIO22

Cuando las becerras se enferman de diarrea durante la primera semana de vida es posible que el origen del problema sea un manejo deficiente en la higiene de las instalaciones en el área de partos. Un factor clave para garantizar que los animales no tengan contacto con heces contaminadas y otros patógenos.

Durante el parto, las vacas necesitan un lugar cálido con una adecuada ventilación y un piso limpio, blando y seco. Este debe ser tranquilo, alejado del ruido y donde la vaca no esté bajo situaciones de estrés.

Con frecuencia, el lugar de parto no reúne estas características. No hay techos que proporcionen sombra o mantengan protección del clima, no tiene un material de cama adecuado, solo el estiércol que se va acumulando sobre una superficie dura.

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Durante la temporada de lluvias, los corrales inundados ofrecen las peores condiciones para las vacas. Cuando los partos suceden durante la noche, las vacas y sus becerras pasan muchas horas en el lodo, expuestas al frío y la suciedad.  Este es el peor inicio para la vida de la becerra y para la nueva etapa de producción de la vaca. Como resultado de esto aumenta la incidencia de diarreas y neumonías en las crías y la metritis y la mastitis en las vacas.

La inflamación en las articulaciones de las becerras es un indicativo de que la higiene en el área de partos es deficiente y que no se están desinfectando los ombligos de manera correcta.

Esta es otra situación que puede suceder. Esta vaca parió en los corrales de producción en condiciones no higiénicas y sin haber tenido un periodo de descanso entre lactancias.

¿Qué hacer para reducir el problema?

  • Es muy importante utilizar los recursos disponibles para acondicionar un lugar especial (el corral de expulsión), cerca del corral de vacas próximas al parto, que se pueda mantener limpio, para llevar a las vacas durante la segunda etapa del parto (etapa de expulsión del ternero).
  • Asimismo, mantener buenos registros sobre la información relacionada con las fechas de inseminación y vacunar a las vacas durante el periodo seco (Rotavirus, Coronavirus y Escherichia coli).
  • Vigilar a las vacas que se encuentran próximas al parto y estar atento para darles la atención que ellas y sus becerras necesitan y posteriormente, revisar el corral cada 30 minutos buscando a las vacas que han roto la segunda bolsa y que ya muestran las pezuñas de la becerra.
  • Lleve a estas vacas al corral de expulsión, manteniendo siempre una actitud gentil durante el arreo para no causar demasiado estrés.

Una vez que la vaca ha expulsado a la becerra, deje que pasen juntas 30 minutos para que la vaca pueda lamer y limpiar a su cría.
Retire a la vaca y a la becerra del corral de expulsión y limpie la suciedad que se haya generado para mantener el lugar limpio para las siguientes vacas.

  • La higiene y el manejo de las instalaciones deben garantizar que las becerras no tengan contacto con heces contaminadas. Es muy importante que las personas que cuidan y alimentan a las becerras no lleven heces de un lugar a otro.
  • Evitar que el ombligo, la boca o la nariz de la recién nacida se contamine con suciedad.
  • Desinfectar el ombligo inmediatamente después del nacimiento de la becerra.
  • Proporcionar a sus becerras 4 litros de calostro en la primera hora de vida.
  • Obtener el calostro de la vaca con rigurosa higiene y usar un biberón limpio y desinfectado para dárselo a la becerra.
  • Mejorar las condiciones de crianza, reducir el estrés, optimizar la nutrición y mantener alejados los agentes infecciosos y todos los factores predisponentes de enfermedad que ponen en riesgo la vida de las becerras.
  • La jaula de una becerra enferma se debe lavar y desinfectar antes de alojar otra becerra en la misma jaula.

La higiene y la consistencia en la metodología de alimentación de las becerras recién nacidas es también un factor muy importante.

El cuarto de preparación de la leche debe contar con superficies de fácil limpieza, drenajes en buen estado, paredes bien pintadas y puertas con mosquitero para evitar la contaminación de los equipos de alimentación.

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Alimentación de las becerras

  1. Se debe tener un calentador de agua con suficiente capacidad para realizar el manejo correcto de la temperatura del agua durante la preparación de la leche.
  2. Tener suficientes mamilas y botellas para alimentar a las becerras.
  3. Usar un biberón limpio, desinfectado y seco en cada alimentación. Nunca alimentar más de una becerra con el mismo biberón sin antes lavarlo, desinfectar y secarlo.
  4. Usar guantes de nitrilo para la preparación de la leche y los biberones.
  5. Al llenar las botellas evitar la contaminación de las mamilas que ya están limpias, secas y desinfectadas.
  6. No poner las canastas de mamilas o los biberones limpios sobre el piso. Usar una plataforma o carro transportador limpio.
  7. Evitar que la suciedad (microorganismos patógenos) tenga contacto con la boca de los terneros.
  8. Reemplazar las mamilas y los biberones cuando su desgaste represente un riesgo para la salud de las becerras.
  9. Alimentar primero a las becerras más jóvenes.
  10. Es importante alimentar a las becerras al mismo horario todos los días.

Las personas involucradas en la alimentación de las crías deben tener un termómetro para tomar la temperatura de la leche al momento de servirla, principalmente en la primera becerra y la última, para estar seguros de que todas reciben la leche a la temperatura correcta (entre 41-43 °C). Es importante contar con varios termómetros y corroborar todos los días su buen funcionamiento.

Cualquier cambio en la rutina de alimentación puede generar estrés a las becerras y propiciar el desarrollo de enfermedades infecciosas como la clostridiosis que les pueden causar la muerte.

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Preparación de la leche

  • Procurar que todo el equipo esté limpio siempre.
  • Alimentar con un sustituto de leche elaborado solo con subproductos lácteos.
  • Para cada becerra mezclar 284 gramos de sustituto de leche en 1.3 litros de agua caliente (temperatura mínima 54 °C – máxima 65°C) mezclar por un mínimo de 5 minutos.
  • Agregar 1 litro de agua fría para bajar la temperatura de la mezcla a 41 – 43 °C.
  • La mezcla final debe contener 284 gramos en 2.3 litros de agua.
  • Servir la leche a esta temperatura (entre 41 y 43 °C).

Limpieza de los biberones

  • Después de cada uso vacíe las botellas completamente,
  • Enjuague con agua.
  • Cepille las botellas y las mamilas con una solución de agua tibia (33°F – 40°F) y jabón desengrasante.
  • Enjuague las botellas con agua tibia y una solución desinfectante.
  • Coloque las botellas hacia abajo y en una canasta limpia para su escurrimiento.

Los microorganismos que causan diarrea en las becerras

becerras ingieren materiales contaminados con heces se desarrolla una diarrea profusa acuosa de color amarillo, verde o café.

La diarrea puede durar desde 1 a 2 días en infecciones causadas solo por Rotavirus o hasta 6 días cuando se complica con otros microorganismos.

La morbilidad puede ser del 90% ya que se disemina rápidamente a otros animales susceptibles pero la mortalidad es baja en ausencia de infecciones secundarias (1-5%). La mortalidad aumenta cuando se complica con cepas enterotoxigénicas de Escherichia coli.

Coronavirus:

Se presenta durante la segunda semana de vida, tras un periodo de incubación de 36 a 60 horas, las becerras afectadas inician con una ligera depresión y diarrea amarillenta profusa con moco y cuajarones de leche. Después de 2 a 4 días se ven severamente deprimidas, débiles, demacradas y eventualmente mueren. La morbilidad puede ser muy alta (más del 90%) con alta mortalidad (30%) aún en ausencia de infecciones secundarias.

Escherichia coli (Colibacilosis enterotoxigénica):

causan diarrea en las becerras recién nacidas. Una vez adheridos a la superficie intestinal, la E. coli libera proteínas venenosas (toxinas) que afectan la permeabilidad de las vellosidades intestinales y provocan el paso de líquidos y electrolitos del cuerpo hacia el lumen intestinal.

Al principio puede observarse diarrea amarillenta o blanquecina, luego diarrea acuosa profusa. La pérdida de bicarbonato y fluidos provoca deshidratación y acidosis en la sangre y los tejidos, la cual se agrava por el vómito. La acidosis puede ser tan severa que produce falla renal y muerte.

Clostridium perfringens tipo C:

La enterotoxemia en becerras recién nacidas es el resultado de la liberación de toxinas alfa que causan hemólisis y toxinas beta que causan necrosis en la mucosa intestinal. Los signos clínicos son diarrea hemorrágica, cólico, depresión y muerte súbita. En los casos hiperagudos no se observa diarrea.

En el examen post mortem el intestino delgado está hemorrágico y con severa necrosis de la mucosa. La morbilidad es baja, pero la mortalidad es alta. Los cambios bruscos en la alimentación de las becerras puede ser un factor de predisposición.

Salmonellosis: S typhimurium y S dublín.

La vía de infección es fecal-oral.  La Salmonella sobrevive más de 30 meses en el estiércol seco y más de dos meses en el agua. Después de la ingestión coloniza la mucosa del íleon terminal y el colon, luego invade las placas de Peyer, se replica en los macrófagos dentro de los folículos linfáticos locales, para luego alcanzar los nódulos linfáticos mesentéricos regionales y de ahí a la circulación sanguínea causando bacteriemia. Si la bacteria no es controlada por el huésped puede infectar otros órganos viscerales.

Se observan 3 diferentes formas de salmonelosis en las becerras: 

  1. En la forma hiperaguda la muerte ocurre sin signos clínicos previos. Cuando se observan signos como hipotermia, depresión severa, debilidad, opistótonos y diarrea, las becerras sufren de cólico por distensión intestinal. El curso de esta forma clínica es muy corto, desde unas cuantas horas hasta 2 días máximo.
  2. La forma aguda o entérica es la más común, los signos incluyen fiebre, anorexia, depresión, deshidratación, seguidas siempre de diarrea profusa de olor fétido. Inicialmente, las heces son acuosas, pero luego pueden contener sangre, moco o tejido mucoso.
  3. La forma crónica se presenta en becerras de más de dos meses. Se observan heces acuosas o diarrea muy leve.

La morbilidad es variable, pero la mortalidad tiende a ser alta (más del 75 %) especialmente en las formas hiperaguda y aguda. Las becerras que sobreviven desarrollan la forma crónica y se convierten en una fuente vitalicia de diseminación.

Cryptosporidium spp:

Se presenta durante el primer mes de edad y con mayor frecuencia durante la primera semana de vida. Los animales mayores se pueden infectar, pero no desarrollan diarrea. Las becerras se contagian al ingerir materiales contaminados con heces que contienen oocistos esporulados.

La diarrea ocasionada por estos microorganismos es pasajera y no es letal mientras no se complique con otros microorganismos. Inicia 2 a 7 días después de la ingestión de los oocistos y puede continuar por una o dos semanas. Los signos clínicos incluyen diarrea, tenesmo, anorexia, pérdida de peso y depresión. Las heces son amarillo cremoso, similares a las observadas en diarreas virales. La morbilidad puede ser muy alta, pero la mortalidad es baja.

Coccidiosis: Eimeria bovis y Eimeria zuernii. 

Se transmiten a través de la ingestión de agua y alimentos contaminados. Los signos clínicos aparecen dos semanas después de la ingestión de materiales contaminados con oocistos. Los primeros signos son heces líquidas, mezcladas con moco y pequeñas cantidades de sangre, que pueden aumentar más tarde en el curso de la enfermedad.

Prácticamente, todas las becerras experimentan un cierto grado de infección por coccidios durante el primer año de vida. Esto puede llegar a agravarse cuando baja el nivel de inmunidad por causa del estrés, la sobrepoblación y las condiciones higiénicas deficientes.

Cuando el nivel de infección es alto, las coccidios destruyen una gran cantidad de enterocitos, lo cual provoca una pérdida acelerada de sangre, agua y electrolitos que puede ser mayor al 12% del total del agua corporal. La muerte sobreviene como resultado de la deshidratación, acidosis, anemia, pérdida de proteína y shock.

Conclusión

Es importante diseñar y aplicar un programa profiláctico que ayude a disminuir el nivel de desafío, mejorar las condiciones de crianza, reducir el estrés, optimizar la nutrición y mantener alejados los agentes infecciosos y todos los factores predisponentes de enfermedad que ponen en riesgo la vida de las becerras.

Para mejorar la productividad de las granjas lecheras debemos volver nuestra mirada a lo básico.

Buscar la solución desde el origen de los problemas, cuidar los pequeños detalles que en ocasiones no nos parecen tan importantes y resolverlos antes de que se hagan grandes.

 

 

Fuente: Ganaderia .com

redaccion@diariocambio22.mx

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