Alerta en Brasil; Confirman Contaminación de Tiburones con Cocaína
23 Jul. 2024
Redacción/ CAMBIO 22
El Instituto Oswaldo Cruz, dependiente de la fundación del mismo nombre adscrita al Ministerio de Sanidad de Brasil, detectó, por primera vez en el mundo, la contaminación de tiburones por cocaína y su metabolito, la benzoilecgonina. Este dato llama la atención sobre la gran cantidad de droga que se consume en la ciudad en concreto, en Río de Janeiro– y se desecha al mar a través de las aguas residuales. El estudio identificó la presencia de cocaína en 13 animales de la especie Rhizoprionodon lalandii , conocido popularmente como “tiburón de aleta brasileño”, “cazón picudo” o “cazón picudo brasileño”. Los resultados fueron publicados en la revista científica Science of The Total Environment. Se analizaron 13 tiburones, por lo que la droga apareció en todos los organismos. Son especies que rara vez superan el metro de longitud
El principal metabolito de la sustancia, la benzoilecgonina, resultante de la metabolización de la cocaína en el organismo, se encontró en 12 de estos animales. Las colectas se realizaron en costas cercanas al barrio de Recreio dos Bandeirantes, en la Zona Oeste de Río de Janeiro, entre septiembre de 2021 y agosto de 2023, como parte de un esfuerzo de evaluación de la salud ambiental, con foco en el seguimiento de los cambios en el medio ambiente, ya sea que ocurren de forma natural o por interferencia humana, y sus impactos en las diversas formas de vida marina.
Especialistas en todo Brasil se dedican, por ejemplo, a analizar la presencia de virus y bacterias en las aguas residuales para identificar y medir la posible circulación silenciosa de microorganismos patógenos. También es habitual estudiar la contaminación del suelo y del agua por metales y pesticidas, como mercurio, plomo y arsénico, que afectan directamente a la salud de las personas, los animales y el medio ambiente.
“En Brasil, estudios ya detectaron contaminación del agua y de algunos seres acuáticos por cocaína, como los mejillones. Nuestro análisis es el primero en encontrar la sustancia en tiburones”, describe el farmacéutico Enrico Mendes Saggioro, uno de los investigadores detrás del hallazgo sin precedentes, junto con la bióloga Rachel Ann Hauser-Davis, ambos del Laboratorio de Evaluación y Promoción de la Salud Ambiental del COI.
Según Rachel, los tiburones desempeñan un papel crucial en el ecosistema marino, al igual que las rayas. Por ser depredadores, son figuras centrales de la cadena alimentaria y se les considera especies centinela para detectar daños ambientales, incluidas diferentes formas de contaminación. El Laboratorio ha sido responsable de importantes alertas ambientales, basadas en estudios que identificaron contaminación por metales en peces del río Doce, en Espírito Santo, después de la tragedia provocada por el colapso de la presa de la minera Samarco; y en cazón y rayas recolectadas en Río de Janeiro.
El más reciente informe mundial sobre drogas, publicado en 2024 por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), sitúa a Brasil entre los mayores consumidores mundiales de cocaína. Según los estudios disponibles, los investigadores creen que la principal vía de entrada de la droga al medio marino es a través de la eliminación de los residuos de la sustancia en las aguas residuales, que luego se vierten al mar.
“A raíz de este hallazgo en el territorio nacional, nuestro grupo de investigación decidió investigar si los animales que nuestro laboratorio había recolectado para estudios con otros contaminantes también estaban contaminados por cocaína. El resultado es impresionante. Encontramos la sustancia en los 13 tiburones analizados y sólo en uno de ellos no se detectó benzoilecgonina, que es el principal metabolito de la droga”, añade Enrico.
Siguiendo protocolos de buenas prácticas de investigación y con las debidas autorizaciones del Sistema de Información y Autorización de Biodiversidad (Sisbio) y del Sistema Nacional de Gestión del Patrimonio Genético (SisGen), los investigadores analizaron el músculo y el hígado de 13 tiburones de la especie Rhizoprionodon lalandii recolectados en el Recreio dos Bandeirantes. Tres eran machos y 10 eran hembras.
Utilizando técnicas, reactivos específicos y equipos de última generación, las muestras fueron analizadas en el Laboratorio Avanzado Sección de Santa Catarina (SLAV/SC), unidad vinculada al Laboratorio Nacional Agropecuario de Rio Grande do Sul, que forma parte del Laboratorio Nacional.
Todas las muestras de músculo e hígado dieron positivo por la presencia de cocaína. Se detectó benzoilecgonina en 12 muestras de músculo y 2 muestras de hígado. La concentración media de cocaína en los animales era 3 veces mayor que la concentración del metabolito. Una hipótesis de los investigadores para explicar estos datos es la sobreexposición de los animales a la sustancia. Otro hallazgo que intrigó a los expertos fue la mayor concentración de cocaína en los músculos que en el hígado de los animales analizados.
“Al igual que en los humanos, el hígado del tiburón es un órgano metabolizador. Todo lo que se ingiere es transformado por el hígado y luego excretado. Para nuestra sorpresa, la cocaína se encontró en concentraciones más altas en el músculo, que es un tejido de acumulación, lo que puede indicar la abundancia de la sustancia en el medio marino. Los tiburones se estarían contaminando de diferentes maneras, ya sea por habitar en la región o por alimentarse de otros animales contaminados”, destaca Enrico.
Comparando los datos del actual estudio con otros publicados sobre el tema, referidos a la contaminación de otras especies, el nivel promedio de cocaína identificado en los tiburones fue superior al detectado en otros animales, según los expertos. “Como próximos pasos, pretendemos recolectar y analizar muestras de agua y otros animales de esta y otras regiones de la costa de Río de Janeiro”, dice Rachel.
La Zona Oeste es la región de mayor crecimiento en la ciudad de Río y también la más poblada, con casi 3 millones de habitantes, según el censo demográfico de 2022. Los científicos explican que la especie de tiburón analizada no tiene características migratorias y vive cerca de la costa. Por lo tanto, el lugar probable de contaminación fue la costa de Río.
“Es necesario realizar estudios específicos para determinar las consecuencias exactas de esta contaminación en los animales. Se cree que puede haber un impacto en el crecimiento, la maduración y, potencialmente, la fecundidad de los tiburones, ya que el hígado juega un papel en el desarrollo de los embriones”, comenta Rachel.
Recientemente, un estudio realizado por la Universidad Federal de São Paulo y la Universidad Santa Cecília, en São Paulo, demostró altas concentraciones de cocaína en el agua de la Bahía de Santos y demostró que la droga puede causar problemas en las células y el material genético de los mejillones. En relación con la salud humana, Rachel y Enrico creen que se necesita investigación específica para responder a esta pregunta. “El contacto de los bañistas con el agua es esporádico y tampoco utilizan el agua del mar para comer ni beber. Por tanto, creemos que el riesgo para los humanos es mínimo”, destaca Enrico.
“Vale la pena recordar que los tiburones a menudo se venden de forma irregular bajo el nombre popular de cazón. Ya hemos encontrado varios metales tóxicos en cazón y rayas, que también se venden y consumen. Ahora detectamos cocaína en tiburones. La contaminación y la contaminación del medio ambiente afectan directamente a los animales y a la naturaleza, pero también impactan, de una forma u otra, la vida humana. La salud de una persona está ligada a la salud de otra”, reflexiona Rachel.
La probabilidad de que las especies marinas que habitan cerca de las costas de Estados Unidos y Europa, los dos mayores consumidores de cocaína del mundo, estén contaminados con cocaína, es muy elevada. Los informes de aguas residuales (que también terminan en el mar) de las principales ciudades europeas, entre ellas las españolas, no dejan de mostrar incrementos de presencia de esos mismos metabolitos. Restaría por hacer un estudio importante que sirva para confirmar esta nueva hipótesis, al compás del análisis efectuado en Brasil.
Otras fuentes hablan de posible contaminación a partir de grandes alijos de cocaína que se pierden en altamar, pero ese extremo parece más complicado de acreditar. También se ha escrito sobre una posible adicción de los animales a la sustancia, algo que, aunque posible, también estaría lejos de probarse, pues la evidencia científica señala que la ingesta de la droga es por casualidad, por la propia presencia de la misma en las aguas o bien por ingerir otras especies previamente contaminadas.
Por otra parte, hay que recordar que la costa brasileña está considerada de un tiempo a esta parte uno de los principales puntos de partida de la cocaína que se dirige hacia Europa, muchas veces vía África.
La investigación fue realizada en colaboración con la Escuela Nacional de Salud Pública Sérgio Arouca (Ensp/Fiocruz), la Universidad Federal de Santa Catarina, la Universidad Federal de Río de Janeiro, el Sector de Laboratorio Avanzado de Santa Catarina (SLAV/SC), el Instituto Museo Aquário Marinho de Río de Janeiro (IMAM/AquaRio) y Instituto Cabo Eleuthera (Bahamas). El trabajo fue financiado por la Fundación de Apoyo a la Investigación Carlos Chagas Filho del Estado de Río de Janeiro (Faperj), el Fondo Brasileño de Biodiversidad (FUNBIO) y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq).
Fuente: Narcodiario
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