• Políticos del partido CDU proponen adoptar el “modelo nórdico”, que castiga la compra de sexo pero protege a las trabajadoras sexuales, para frenar la prostitución forzada

 

  • Las autoridades estiman que en Alemania podrían existir hasta un millón de trabajadoras sexuales, en su mayoría extranjeras, mientras crece la presión para reformar la ley vigente

 

Redacción / CAMBIO 22

La presidenta del Bundestag, Julia Klöckner, del partido cristianodemócrata de centro-derecha (CDU), insinuó recientemente que Alemania se había convertido en el “burdel de Europa”, reavivando el debate sobre el trabajo sexual.

Klöckner criticó la legislación actual de Alemania, afirmando que las trabajadoras sexuales no están adecuadamente protegidas. “Estoy firmemente convencida de que debemos prohibir finalmente la prostitución y la compra de sexo en este país”, afirmó en un reciente discurso.

Klöckner recibió inmediatamente el respaldo de la ministra de Sanidad, Nina Warken, también del CDU. “Al igual que otros países, Alemania necesita una prohibición penal de la compra de sexo por parte de los clientes”, declaró Warken al periódico Rheinische Post.

El trabajo sexual en Alemania

El trabajo sexual no se considera oficialmente “inmoral” desde que entró en vigor la Ley de prostitución en 2002, que lo considera un servicio legal, lo que significa que las trabajadoras sexuales tienen derecho a cobrar la tarifa acordada.

En 2017 se aprobó la Ley de protección de la prostitución con la intención declarada de mejorar aún más la situación legal y social de las trabajadoras sexuales, que ahora deben registrar su actividad ante las autoridades, los burdeles deben obtener una licencia para operar y la autorización solo se concede si se cumplen los requisitos mínimos de seguridad, higiene y equipamiento.

Según la Oficina Federal de Estadística, a finales de 2024 había alrededor de 32.300 trabajadores sexuales registrados en Alemania. Solo 5.600 de ellos eran ciudadanos alemanes. Alrededor de 11.500 proceden de Rumania y 3.400 son de Bulgaria. Pero los investigadores estiman que el número de trabajadoras sexuales no registradas oscila entre 200.000 y 400.000, pero podría llegar hasta un millón. Se calcula que las mujeres extranjeras con escasos conocimientos de alemán constituyen la gran mayoría de este grupo.

Los detractores de la legislación actual afirman que la legalización del trabajo sexual ha provocado una explosión del mercado en Alemania porque los precios han bajado considerablemente al aumentar la competencia. Según los “Informes federales sobre la situación de la trata de seres humanos”, publicados anualmente por la Oficina Federal de Policía Criminal, la trata de seres humanos y prostitución forzada han aumentado. Esto también ha atraído a más clientes que cometen abusos sexuales.

Protesta en Irlanda exigiendo más derechos para los trabajadores sexuales

El “modelo nórdico”

Klöckner y Warken se han pronunciado a favor de introducir lo que se conoce como el “modelo nórdico”, reavivando un debate que lleva años en Alemania.

Introducido en Suecia en 1999 y luego en Noruega en 2009, el modelo nórdico fue adoptado posteriormente por Islandia, Canadá, Francia, Irlanda e Israel, entre otros gobiernos. El modelo prohíbe la compra de servicios sexuales y su adquisición organizada, pero no su venta directa. Esto significa que penaliza a los clientes y a los proxenetas, mientras que las trabajadoras sexuales quedan exentas de castigo.

Este enfoque también ofrece a las trabajadoras sexuales programas integrales de apoyo y salida. Los clientes se enfrentan a multas y, en Suecia, incluso a penas de prisión de hasta un año. Noruega también procesa a los ciudadanos por comprar servicios sexuales en el extranjero.

Pros y contras

Muchos críticos del modelo afirman que el trabajo sexual es un trabajo y buscan reforzar los derechos de los trabajadores sexuales para que puedan ejercer su trabajo de forma independiente. Creen en la lucha contra la prostitución forzada mediante el refuerzo de los derechos de las personas afectadas y trabajan para desestigmatizar el trabajo sexual. Estos defensores de los trabajadores sexuales temen que la penalización de la compra de sexo empuje a los trabajadores sexuales a ámbitos más ilegales y menos protegidos, como el espacio digital.

Mientras que los defensores del modelo nórdico argumentan que la mayor parte del trabajo sexual ya se realiza en secreto y, por lo tanto, al margen de la ley. Afirman que no se debe castigar a las personas por verse obligadas a ejercer el trabajo sexual.

El número de trabajadores sexuales y clientes conocidos ha disminuido significativamente en los países que han introducido el modelo nórdico. Un estudio reciente de la Universidad de Tubinga concluye que el modelo “también contribuye a una reducción objetivamente medible del número de víctimas de la trata de seres humanos a largo plazo”.

La introducción de una ley de este tipo no es suficiente para mejorar la situación de la prostitución forzada, afirma el grupo de defensa Asociación Federal para el Modelo Nórdico. Según el grupo, debe financiarse una asistencia integral para las personas que desean dejar de trabajar en el comercio sexual y deben reforzarse significativamente los derechos de las víctimas.

El grupo también busca financiación para un amplio apoyo social que permita a las personas afectadas disponer de sus propios apartamentos, atención psicológica y acceso a la educación. El financiamiento de la prevención también es importante, al igual que el enjuiciamiento sistemático del proxenetismo y la trata de personas, con el fin de reducir el mercado de la prostitución forzada en su conjunto.

 

 

 

Fuente: DW

redaccion@diariocambio22.mx

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