Alcaldesa Cercana a Adán Augusto López, Detrás de Litigios y Despojo de Locales en Mercado de Tabasco
15 Ago. 2025
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Comerciantes del Mercado Público “Florentino Hernández Bautista”, acusan a la alcaldesa Yolanda del Carmen Osuna Huerta, de retirar concesiones y reasignar locales, en una obra que superó los 130 millones de pesos en su construcción y está plagada de irregularidades en servicios
Redacción / CAMBIO 22
A tres meses de su apertura, el nuevo Mercado Público: “Florentino Hernández Bautista”, en la colonia Gaviotas, permanece semiparalizado. Lo que debía ser un espacio moderno para reactivar la economía local se ha convertido en un foco de inconformidad, denuncias y litigios.
La molestia de decenas de comerciantes es contra la alcaldesa de Centro, Yolanda del Carmen Osuna Huerta, a quien acusan de cancelar concesiones históricas sin justificación clara y reasignar locales a personas ajenas al mercado.
Este es el segundo trienio de Osuna Huerta al frente del Ayuntamiento de Centro, luego de reelegirse. En su primer periodo 2021-2024, al frente de la alcaldía, llegó al cargo impuesta por Adán Augusto López Hernández, a pesar de que militaba en el PRI y en cuyos gobiernos llevaba una larga carrera burocrática. Ambos son vecinos en la calle Plutarco Elías Calles, donde se ubica la Notaría Pública número 27, de Adán Augusto López Hernández.

“En los dos años que padecimos angustia en las galeras que nos asignaron provisionalmente, nunca dio la cara para ver el viacrucis en que estábamos”, afirman. “Ahora menos se presentará”.
El inmueble, construido por el gobierno federal a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), cuenta con 150 locales distribuidos en dos niveles y tuvo una inversión de alrededor de 130 millones de pesos. El objetivo era impulsar el turismo y el comercio en la región.
La inauguración oficial nunca se realizó. La alcaldesa evitó el evento por temor a las protestas de los locatarios, inconformes desde que se demolió el viejo mercado. La ausencia de Osuna Huerta se ha prolongado desde entonces.
Durante la demolición, las autoridades prometieron que se respetarían los derechos de quienes tenían concesiones vigentes, algunos desde 1986. Sin embargo, al regresar al nuevo edificio en mayo pasado, varios comerciantes descubrieron que sus espacios habían sido entregados a otros.
Promesas rotas y concesiones borradas de un plumazo
El 4 de julio del 2023, en su visita de supervisión de obras, el entonces titular de Sedatu, Román Meyer Falcón, declaró que el Mercado “Florentino Hernández Bautista”, eran parte del proyecto que fortalecerían el turismo y el comercio en la región. El mercado contará con más de 150 locales “para apoyar la economía de las familias tabasqueñas”, afirmó. La esperanza de que tendrían un mejor futuro económico con sus negocios al estrenar el edificio del centro de abasto popular, se esfumó completamente ante la conducta de las autoridades municipales. Tampoco recibieron apoyos crediticios para reiniciar sus pequeños negocios, afirma doña Nancy Guadalupe.

Los derechos de locales que tuvieron en el Mercado Viejo, “el Ayuntamiento los borró de un plumazo” cuando los locatarios regresaron en mayo pasado al nuevo inmueble. Relata que varios comerciantes que se vieron estafados se unieron para interponer una demanda, para pelear jurídicamente sus locales. La sorpresa de los locatarios inició a partir del 13 de mayo pasado, cuando el Ayuntamiento les autorizó ocupar sus nuevos espacios para la compraventa de sus productos, pero se toparon con la orden de la alcaldesa que a decenas de ellos ya no les entregarían sus espacios, a pesar de que llevaban años laborando en el Mercado Público y tienen el pago de sus concesiones al día.
Los quejosos afirman que las autoridades municipales vendieron locales a personas que nunca estuvieron en el edificio viejo que ocupaba en el Mercado Público de la colonia Gaviotas, ni mucho menos estuvieron en el “Mercado Provisional”, en galeras de láminas de zinc que en la época de calor era difícil trabajar y durante las lluvias el agua les invadía.
Historias de despojo
Doña Araceli González Pérez, dedicada a los antojitos y convaleciente de cáncer, asegura que perdió el local 17, que pensaba usar para financiar sus medicamentos. “Es injusto, tengo todos mis pagos al día y nos prometieron respetar los espacios”, reclama.
Su hermana, Nancy Guadalupe, también fue afectada. Tenía tres locales de giros distintos —dos de coctelería de mariscos y uno de antojitos—, pero solo le asignaron el número 129. “Acepté por necesidad, pero no es lo que me corresponde”, dice.
Otros casos se repiten. José Flores, con 30 años vendiendo pozol, tenía dos concesiones en el viejo mercado y compró tres más en el provisional. Ahora solo le dieron un local, pero debe seguir pagando las cinco concesiones registradas a su nombre.
El sastre Rubén, fundador del mercado, asegura que a su familia le quitaron uno de los cuatro locales asignados y redujeron los metros cuadrados prometidos. “El viejo mercado funcionaba bien. Nos prometieron espacios más grandes, pero fue mentira”, afirma.
Favoritismo y abandono tras dos años de penurias
Los comerciantes acusan favoritismo en la asignación de los locales más amplios y mejor ubicados, particularmente las esquinas. “Las dieron a personas con dinero, incluso a dueños de cadenas de negocios que nunca trabajaron aquí”, señalan.
Un ejemplo, dicen, es la taquería “Quico y Ñoño”, que recibió la esquina de la entrada principal. Su propietario, además, ya acapara ocho locales en otro mercado de la ciudad.
Durante dos años, los locatarios trabajaron en galeras de lámina al fondo de la colonia Gaviotas, soportando temperaturas extremas y filtraciones de agua en temporada de lluvias. Pese a ello, la alcaldesa nunca acudió a escucharlos, según relatan.
Para instalarse en el nuevo edificio, muchos recurrieron a préstamos, ya que no recibieron apoyos municipales para adecuar o surtir sus negocios. Esto ha incrementado su deuda y desesperación.
Lorena Reyes Narváez, vendedora de frutas y verduras, lamenta que su nuevo local no cuente con toma de agua, un servicio que sí tenía antes. “En el viejo mercado todo estaba mejor. El notario dio fe de ello, pero aquí nadie nos escucha”, dice.
La situación ha llevado a varios a demandar al Ayuntamiento. Argumentan que hay violaciones a sus derechos adquiridos y que existen documentos notariales que respaldan su ocupación anterior.

Uno de esos documentos fue firmado por el actual presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado, Carlos Efraín Reséndez Bocanegra, cuando fungía como notario. En él se certifica la ubicación y características de los locales antes de la demolición.
La crisis ha estancado la actividad comercial del nuevo mercado. Muchos locales permanecen cerrados o con una operación mínima, lo que desanima a los clientes y afecta la economía de toda la zona.
Para los afectados, el proyecto que prometía un impulso económico se ha convertido en un golpe a su sustento. “Nos vendieron una ilusión y nos dejaron con deudas y menos de lo que teníamos”, resume doña Patricia, comerciante de mariscos.
Mientras tanto, el Ayuntamiento ha guardado silencio. Las solicitudes de entrevista por parte de La Silla Rota con la alcaldesa, no han tenido respuesta, y los comerciantes dicen que solo les queda la vía judicial para recuperar lo que consideran suyo por derecho.
El mercado “Florentino Hernández Bautista” sigue abierto, pero con pasillos semivacíos, locales cerrados y un ambiente tenso. El proyecto estrella de modernización terminó convertido en un símbolo de promesas incumplidas.
Contexto: Esta información es importante porque revela posibles abusos de autoridad y actos de favoritismo en la asignación de espacios públicos, afectando directamente a pequeños comerciantes con décadas de trabajo que dependían de esos locales para subsistir. El caso del Mercado “Florentino Hernández Bautista” en Villahermosa no solo refleja la falta de transparencia y diálogo por parte de las autoridades, sino que también evidencia cómo decisiones opacas pueden destruir economías familiares, fomentar la desigualdad y socavar la confianza ciudadana en los proyectos de infraestructura que deberían beneficiar a la comunidad.
Fuente: La Silla Rota
AFC/DSF





















