• Especialistas advierten que en el mundo cada año hay 184,000 muertes que pueden ser atribuidas al consumo de productos azucarados, y la mayoría ocurre en América Latina

 

Redacción / CAMBIO 22

En los últimos años, cerca del 80% de los productos que están en los supermercados contienen azúcar, y casi del 100% de los que están destinados al público infantil, así lo refieren especialistas en el libro: Mala leche. El supermercado como emboscada, de Soleda Barruti.

Robert Lustig, pediatra, endocrinólogo, investigador y profesor de la Universidad de California advierte que el azúcar –en todas sus versiones– está formada por dos moléculas de glucosa y fructosa. “De la glucosa no habría que abusar: mucha hace que el páncreas trabaje contra reloj liberando insulina, para ingresarla a las células y así todo el sistema pueda usarla de energía. Pero si sobra y no es aprovechada se convierte en grasa, principalmente grasa abdominal. Esa es una parte del fenómeno que se ve en buena parte de la sociedad: atiborrados de fideos, pan y azúcar, los cuerpos se inflaman de ese modo particular”.

Especialistas advierten que la comida infantil moderna es una combinación de estímulos poderosos con un ingrediente que gobierna todo el menú: azúcar

El científico argentino Marcelo Rubinstein estudia el fenómeno a través de ratones genéticamente modificados para perder la sensación de saciedad. Estos animales comen sin parar, aun cuando la comida no es “especialmente sabroso”, aunque dan como resultado la obesidad y enfermedades en poco tiempo.

“Muchísimos humanos se parecen a estos ratones, no porque tengan una falla genética, sino porque el jugo con cereales a la mañana, la comida instantánea, la gaseosa de media tarde y las galletitas con chocolatada son una mezcla de ingredientes que alteran las hormonas, envían una y otra vez la señal equivocada al cerebro y lo descalibran”.

Del maíz a la cocaína

En el libro, Rubinstein compara dos procesos industriales: el de la cocaína y el del jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF). Mientras la hoja de coca se transformó en clorhidrato y luego en pasta base, cada vez más adictiva y peligrosa, el maíz domesticado terminó convertido en un jarabe refinado, dulce y sin nutrientes, presente en la mayoría de los ultraprocesados.

“El azúcar en formato jarabe o polvo blanco provoca lo mismo: tiene más efectos sobre el cerebro que la cocaína. No lo destroza como la droga, es cierto. Pero sí lo seduce más. Eso mismo dice un metaanálisis sobre azúcar y adicción publicado en 2013. En distintos experimentos se observó cómo con solo oler azúcar del otro lado del camino, los ratones –que normalmente son temerosos– ingresaban sin pensarlo a lugares desconocidos: se arriesgaban sin medir las consecuencias”.

Tenga cuidado con la dulce adicción que nos está destruyendo - La Noticia

Placer inmediato, consecuencias a largo plazo

Robert Lustig, pediatra y endocrinólogo de la Universidad de California,: “El azúcar es el veneno de esta época, responsable de la crisis de malnutrición y obesidad que vive el mundo”. Los especialistas advierten que el impacto no se limita al aumento de peso, sino que la glucosa en exceso obliga al páncreas a producir insulina de manera constante, favoreciendo la acumulación de grasa abdominal.

“El hígado graso genera resistencia a la insulina, prediabates y, finalmente, diabetes tipo 2. Además, como una gran cantidad de esa grasa termina liberada en el torrente sanguíneo, los ácidos grasos libres y los triglicéridos pueden duplicarse y triplicarse tras solo seis días de alto consumo de fructosa, dañando las arterias”.

 

 

 

Fuente: La Silla Rota

redaccion@diariocambio22.mx

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