A Trump el Fentanilo le Importa un Bledo
6 Feb. 2025
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“Lo que importa es el miedo, la construcción de una amenaza extranjera, el enemigo conveniente que justifique su estrategia de cerco y coerción sobre México y Canadá”
Jorge Javier Romero Vadillo / CAMBIO 22
El fentanilo es solo un pretexto, una nueva versión de las arma de destrucción masiva con las que Bush Jr. justificó su intervención en Irak. A Trump no le interesa la crisis de salud pública, ni la reducción de daños, ni las vidas que se pierden por sobredosis. Si en verdad le preocupara, no habría eliminado los fondos para programas de tratamiento y prevención. No habría nombrado a un charlatán antivacunas como Robert Kennedy Jr. al frente de su política de salud. No habría inflado cifras descaradamente para generar pánico. Los datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestran que las muertes por sobredosis han caído más de un 21% desde junio de 2023, situándose por debajo de las 90,000 muertes anuales por primera vez en media década. Pero las cifras nunca han sido relevantes en su narrativa. Lo que importa es el miedo, la construcción de una amenaza extranjera, el enemigo conveniente que justifique su estrategia de cerco y coerción sobre México y Canadá.
Tras la máscara de la “crisis del fentanilo”, lo que realmente se despliega es una ofensiva geopolítica que busca someter a los gobiernos de América del Norte a la lógica trumpista de militarización de las fronteras y control migratorio extremo. Los aranceles con los que amenaza a México y Canadá no tienen nada que ver con el tráfico de opioides. Son parte de su estrategia de presión para endurecer la política migratoria y forzar a los gobiernos vecinos a actuar como su policía de frontera. La demonización del fentanilo es la coartada perfecta para intensificar la narrativa racista que coloca a los migrantes como la gran amenaza para la sociedad estadounidense. Poco importa que las cifras oficiales desmientan el supuesto vínculo entre migración y tráfico de drogas. Trump no necesita pruebas, solo repetir la mentira hasta que se convierta en dogma entre su base de seguidores.
El periodista Brian Mann, especialista en política de drogas y corresponsal de NPR, desmontó punto por punto la narrativa de Trump sobre el fentanilo en un análisis reciente. Según los datos oficiales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), las muertes por sobredosis, incluidas las relacionadas con fentanilo, han caído más del 21% desde junio de 2023, por debajo de las 90,000 muertes anuales por primera vez en una década. Trump, sin embargo, ha inflado las cifras para alimentar su retórica alarmista: ha asegurado que 300,000 estadounidenses mueren cada año por drogas traficadas desde México, cuando en realidad el pico más alto de sobredosis en 2022-2023 fue de 114,000 y actualmente la cifra ronda las 58,000 muertes por fentanilo. La DEA confirma que, antes de la imposición de aranceles anunciada por Trump, tanto la cantidad de fentanilo incautado en la frontera sur como su pureza ya venían disminuyendo. En la frontera con Canadá, además, el tráfico es marginal: el primer ministro Justin Trudeau ha mostrado que su país representa menos del 1% del fentanilo que ingresa a Estados Unidos, un dato corroborado por la DEA, que en 2023 incautó ¡43 libras! (menos de 20 Kg) de fentanilo en la frontera norte, frente a 21,000 libras –cerca de diez toneladas– en la frontera sur.
Aunque la crisis de opioides en Estados Unidos está lejos de resolverse, el gobierno de Joe Biden adoptó algunas medidas de reducción de daños, un enfoque que, aunque tímidamente aplicado, ha mostrado resultados. Una de las acciones más significativas fue la desregulación de la naloxona, el medicamento que revierte sobredosis de opioides, permitiendo su venta sin receta en farmacias de todo el país. También se ampliaron los programas de acceso a la buprenorfina, un tratamiento de sustitución para la adicción a opioides que reduce la dependencia y la mortalidad. Estas estrategias no erradicaron la crisis, pero contribuyeron a la reducción de las muertes por sobredosis y al descenso en la potencia y disponibilidad del fentanilo ilegal. Sin embargo, Trump no está interesado en evaluar políticas basadas en evidencia, mucho menos en mejorar los programas que han reducido la mortalidad. Su prioridad es borrar cualquier legado de Biden y reciclar su retórica racista, utilizando el fentanilo como pretexto para endurecer la política migratoria y justificar nuevas medidas de presión contra México y Canadá.
El regreso de Trump a la Casa Blanca ha abierto ya un nuevo ciclo de retrocesos en la política de drogas, con la prohibición como dogma y la guerra como única estrategia. La retórica del terror volverá a dominar el discurso, enterrando cualquier intento de políticas basadas en salud pública y reducción de daños. Para México, el impacto será doblemente nefasto: si el gobierno de Biden, con todas sus limitaciones, al menos reconoció la urgencia de frenar la crisis con medidas concretas, la nueva administración republicana solo exigirá más militarización, más encarcelamientos y más persecuciones simbólicas que no tocan el fondo del problema. Trump y sus acólitos prefieren la narrativa del narcoterrorismo mexicano, porque es más fácil que reconocer que su propia guerra contra las drogas ha sido el mayor fracaso de política pública de las últimas décadas.
México, por su parte, ya ha dado muestras de que puede competir en el retroceso. La regulación del cannabis, aprobada por la Corte y atorada en el Congreso, terminó sepultada bajo el moralismo y la falta de comprensión del gobierno pasado. En tanto, la administración de Claudia Sheinbaum navega con la misma desorientación que su antecesor: el gobierno no parece entender qué es el fentanilo ni cómo enfrentarlo. Un día niega la producción en México, al siguiente repite eslóganes vacíos sobre los valores familiares y al otro moviliza a la Guardia Nacional a la frontera para aplacar a Washington. Nada que sugiera un atisbo de política estratégicamente diseñada, solo reflejos de sumisión y torpeza.
La necedad del trumpismo no solo radica en su racismo y en su insistencia en tratar a México como un Estado fallido, sino también en la simplonería de acusar al gobierno federal de estar coludido con el narco, clamor del que se hacen eco muchos en México. La realidad es mucho más desalentadora: el ejército ha estado ahí, sigue ahí y, bajo cualquier pretexto, se ha convertido en el verdadero operador de la seguridad pública. Los mismos que antes combatían al narco con “balazos” ahora administran la estrategia de “abrazos”, con los mismos resultados desastrosos. Ni la militarización ha frenado la violencia ni la idea ingenua de que el narco se aplaca con concesiones ha reducido el crimen. Mientras el Estado sigue sin controlar muchas zonas del territorio y sin una estrategia real para enfrentar el problema.
Fuente: Sin Embargo
GPC