• Cuando tu violador, tu abusador y tu transgresor es tu propio padre

 

Alfredo Griz / CAMBIO 22

Dicen que al corazón no se le puede negar la razón, que hay que aprender a sufrir para después poder amar y al final partir, pero hoy a mis 46 años, por fin me siento liberada, me siento escuchada, me siento viva, fueron las palabras de la Psicóloga Gina Gabriela Esquinca Rincón, que en entrevista exclusiva con Diario Cambio 22, denuncia valientemente a su agresor sexual.

Entre lágrimas y un evidente dolor, producto de años de abuso sexual, físico y psicológico, la hoy psicóloga se atreve a revelar el infierno que vivió desde los 3 años de edad hasta los 22 años, cuando por fin logra salir del seno familiar, y alejarse un poco de quien debía protegerla y guiarla en la vida, pues su violador fue su padre biológico, a quien ella a partir de diciembre del 2024 comenzó a denunciar públicamente, y es que H. A. E. A., quien hasta hace unos días era el director de la escuela de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), violo, golpeo y manipulo desde la infancia a su hija mayor.

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La Psicóloga rememora como en su natal Tapachula, su padre biológico, desde la edad de 3 años comenzó a violarla y a hacer de su vida desde su corta infancia, un verdadero infierno, entre sollozos narra de forma vivida, como su padre el afamado investigador de la prestigiada Universidad Autónoma de Chiapas, le preparaba para ser un objeto sexual y pasa normalizar todo tipo de violencia, pues a esa corta edad, la ponía a ver pornografía y le platicaba experiencias de índole sexual, esto para normalizar esas conductas y esas prácticas.

Gina Gabriela menciona que cuando se es niño, uno hace confianza con su cuidador y si quien te cuida te dice que ver pornografía o tener tocamientos sexuales esa bien, pues para el niño está bien, no hay punto de comparación en su corta experiencia para que discierna que es algo que esta fuera de lo normal, pero si a eso le sumas que hay violencia psicológica y manipulación, el menor termina siendo presa de ese supuesto cuidador que en realidad es un depredador.

Mi vida fue un infierno, tuve más que miedo, me daba terror enfrentar el tema, lo que me hizo denunciar públicamente esto, es la congruencia que debo tener como ser humano, soy psicóloga y tengo pacientes que también fueron abusados y yo les recomiendo que denuncien, pero por dentro eso me hacía sentir avergonzada y enojada, porque yo fui durante muchos años abusada y no me había atrevido a denunciar, esa fue la principal razón del porqué decido denunciar este infierno que viví en la casa de mis padres, acotó la psicóloga Esquinca Rincón.

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H. A. E. A., no solo abuso de Gina Gabriela Esquinca Rincón, abuso de muchas otras personas, de muchos niños y niñas, adolecentes, le dada igual el sexo, la edad o la condición social, el de todas formas los prospectaba hasta que lograba abusar de ellos, tan es así que en su haber de sus primeras víctimas, están dos de sus hermanos quienes fueron violados por este mounstro, pero hubieron más familiares, conocidos y alumnos que fueron ultrajados por esta persona, de echo la ahora victima recuerda que H. A. E. A. se refugió en la religión cristiana y ahí en una predica que hacía, reconoció frente toda la grey religiosa que había violado a sus hermanos, si, así, a todo lujo y con todo cinismo, frente a la feligresía narro esos horribles sucesos, pero no reconoció la violencia física y los abusos sexuales cometidos en contra de sus propios hijos y en este caso de su hija mayor.

Recuerda que la última vez que se le insinuó e intentó abusar físicamente y sexualmente de ella fue a la edad de los 12 años, cuando en su casa de Tapachula, se me acercó por detrás y me dijo, con esa falda te ves bien sabrosa, la respuesta fue directa, me voltee y le dije que la próxima vez lo iba a abrir en canal, desde ese día dejó de tocarme sexualmente, pero las agresiones físicas y psicológicas siguieron por diez años más.

Con mucha angustia y visible ansiedad que reflejaba en su rostro Gina Gabriela Esquinca, recuerda y narra como a los siete años el ahora señalado H. A. E. A., una tarde, la golpeo muy fuerte en el rostro y la estrelló contra la pared, incluso entre sollozos la víctima narra como uno de los castigos preferidos de su entonces padre, era subirla a una bicicleta de hacer ejercicios de las llamadas estacionarias y la ponía ahí mucho tiempo, pero le decía cosas como ¡Ojala mi cara fuera el asiento de la bicicleta!.

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A mí me daba asco y me aguantaba las ganas de llorar, me llenaba de rabia y me frustraba mucho la situación porque yo ya entendía claramente lo que me estaba diciendo, porque en su brutal enfermedad mi padre, se excita a través de la trasgresión, a las personas como él y con ese grado de perversidad, transgredir a otros les causa satisfacción y más cuando si es alguien muy cercano como los hijos, en este caso yo.

Mi padre es un ser perverso, un narcisista, un manipulador, sabe cómo hacerte su víctima, como hacerte sentir culpa, sabe cómo elegir a sus presas, como hacerte su víctima perfecta, a los trece años ya no me violaba, pero me compraba ropa muy sugerente, como las que usan las trabajadoras sexuales (prostitutas) me obligaba a ponérmela y modelársela y cuando me negaba la respuesta era violenta, acompañada siempre de una buena golpiza.

Su nivel de perversión era tal que impulsaba a mi hermano menor a que tuviera relaciones sexuales conmigo o de incesto con mi madre, todo siempre aderezado con insultos o con violencia psicológica, señalo tristemente la víctima.

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Por otro lado mi madre siempre estuvo consciente de todo lo que pasaba, pero fue de cierta forma permisiva, también ella sufrió violencia vicaria y psicológica, incluso en el año 2010, H. A. E. A. estuvo detenido en el Ministerio Público del Fuero Común, por violencia, nos golpeó a todos en la casa, pero en ese momento no nos atrevimos a denunciar los abusos sexuales, por lo que el tema se quedó ahí y en unos días legalmente todo estuvo olvidado.

Pero el hecho de que mi madre no me apoyara o ayudará a sabiendas de todo lo que mi padre me hacía, me decepcionó mucho, me sentí traicionada y muy avergonzada.

En esa tesitura, la psicóloga y víctima, menciona sin justificar obviamente, que su padre fue abusado sexualmente cuando niño, que ese fue un tema que se conversó en la casa de sus abuelos, pero eso no le otorga el derecho de violentar a otros mucho menos a sus hijos, Gina Gabriela Esquinca menciona que el mundo esta terrible, lleno de personas malas, que nos hacen cosas malas, pero eso no nos otorga el derecho de volvernos malos y romper a otros.

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Toda esta cadena de eventos traumáticos generaron en la victima una enorme depresión y diversos trastornos que todos en su conjunto derivaron que tuviera varios episodios de suicidio, los cuales afortuna mente y a decir de la Psicóloga, no se materializaron, el último de ellos sucedió en la ciudad de Puebla en el año 2018, mencionando que desde entonces ha librado una tenaz batalla interna, para recuperar su salud mental, emocional y física, pues ha sido muy desgastante lidiar con todos estos eventos traumáticos desde la edad de 3 años, es decir, 43 años de mi vida, he sufrido todo este infierno.

En el aspecto legal, Gina Gabriela Esquinca Rincón, menciona que hasta apenas hace unas semanas venció el miedo que le provocaba hacer la denuncia penal, pues le costó mucho hacer público todo este escabroso tema, pero se liberó de la culpa que la embargaba y con los puños bien apretados y llena de congruencia, se dio el valor de hacer la denuncia penal, mencionando que hasta el momento en la Fiscalía General del Estado de Chiapas le han dado seguimiento y la han tratado bien, pero esta cierta que la justicia tardará mucho en llegar, a pesar de que al hacer público el vía crucis que ha vivido, salieron a la luz muchas otras víctimas que se han manifestado primero en redes sociales, pero también se contagiaron del valor de Gina Gabriela y se sumaron a las denuncias penales.

A ese respecto prefiere no hablar mucho, dado el sigilo de la investigación, sin embargo menciona que H. A. E. A., la ha tratado de contactar, sin embargo ella no ha dado pie a ningún tipo de acercamiento, mencionando incluso que en algún momento el victimario le solicitó que se hiciera justicia sobre este caso en particular, a lo que la víctima le respondió que él lo que necesita es misericordia, piedad y perdón, porque si se hace justicia le irá muy mal.

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Es prudente mencionar que el catedrático de la Universidad Autónoma de Chiapas, ha querido desestimar las declaraciones públicas y penales de su hija, señalando que está loca, que padece trastornos mentales y que es una adicta a las drogas, a lo que la víctima mencionó que, las personas con el nivel de perversidad que él tiene, cuando no pueden aceptar sus actos, les queda la opción de denostar y tratar de matar la credibilidad de sus víctimas. Y en ese sentido podemos apreciar que si fuera una sola persona que lo está señalando de tan deleznables actos, cabría un dejo de duda, pero desde que el valor de Gina Gabriela afloro y se hizo pública la denuncia, salieron muchas víctimas, por lo que no deja lugar a dudas que la sociedad en Chiapas y la Universidad Autónoma de ese estado, está a merced de un verdadero depredador de un oscura persona que padece el trastorno de personalidad antisocial (TPA), que se caracteriza por un patrón de comportamiento manipulador, engañoso y criminal, lo que no es otra cosa que un peligroso sociópata.

Entre lágrimas, Gina Gabriela, deja entre ver, la niña que está dentro de ella, herida y rota, sobre todo cuando menciona que sabe que posiblemente no se haga justicia legal, pero tiene la firme convicción y la esperanza de que por lo menos cargue con la culpa y la vergüenza que ella ha tenido que soportar 43 años, que su caso se visibilice y todos entiendan y sepan que afuera hay personas destruyendo vidas y la mejor forma de evitarlo es que se vean en su espejo, que no esperen 43 años para denunciar, que lo hagan de inmediato y a esos depredadores no les dé tiempo de romper otras vidas.

La Psicóloga Gina Gabriela Esquinca Rincón, señala que esto ha sido muy traumático y muy difícil, por parte de la familia paterna nadie quiere decir nada ni opinar al respecto, pues es obvio que hay tanta podredumbre que ocultar que lo que mejor les resulta es eso, pero en su familia, sus dos hijos han sido un pilar que la ha ayudado a sostenerse todo este tiempo y aunque también han sido afectados ellos están de su lado y se siente segura.

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Entre evocaciones de las pocas cosas bonitas que puede recordar de su infancia, Gina Gabriela menciona que ella lo único que quería era tener un papá, como todos en la vida, que no quería ser la niña a la que la violo su padre, sin embargo la vida y sus derroteros la han llevado por ese camino, pero ahora es la mujer que lucha, la que habla con la fuerza de la razón y de sus ideas, la mujer que busca y quiere justicia, la que por primera vez en su vida se siente sin temor o miedo.

A pesar de que hoy en día, la violencia sexual hacia menores, sigue siendo un tabo y se investiga o se escribe muy poco sobre ello en lo particular, estoy haciendo mucho trabajo hacia mi interior para poder salir delante de todo esto, pues es un tema muy duro que me ha causado muchos daños, señalo la psicóloga.

Yo no lo odio, no puedo renunciar a mi sangre ni mi árbol corte y pode mi linaje, para mí, no es mi padre, es un extraño, una persona perversa, un enfermo mental, un monstruo.

 

 

 

Fuente: Sistema de Noticias CAMBIO 22

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