San Andrés Tuxtla, Entre Nostalgia, Abandono y el Peso de su Propia Historia
21 May. 2025
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una radiografía brutal de un pueblo mágico que lucha contra el olvido y su realidad más cruda
Redacción/Cambio 22
Un magistral recorrido por la región dónde se despiertan los sentidos y se percibe la emoción, el romance, la magia, el misticismo y un tropical embrujo rodeado de exuberante vegetación, montañas, ríos, lagos, playas, exóticas mujeres, que se tornan en románticas y agotadoras noches.

De Sotavento a los Tuxtla’s: Tlacotalpan, patrimonio cultural de la humanidad; con 500 años Santiago Tuxtla es una ciudad cultural; dedicada a las actividades comerciales y al desarrollo económico San Andrés Tuxtla, mientras Catemaco se dedica al turismo y gran afluencia de turismo religioso.
Sus fiestas religiosas llenas de colorido, con cierta mezcla de fanatismo, superstición, e ignorancia. Hermosas creencias populares, celebradas con alegría a sus Santos Patronos con su aplastante devoción, que pareciera vacía hasta confundirse con la nostalgia, tristeza, coraje que se refleja en su religiosidad popular y en sus rostros.

San Cancún Tuxtla Roo/Andrés Quintana Ver.— El orden de los factores si altera el producto. Al derecho y al revés, ciudades que tienen en común: corrupción, impunidad, violencia, delincuencia y el hampa que actúa al amparo de la ley, pero con cultura, costumbres, tradiciones, folclor e idiosincrasia bien diferentes.

San Andrés Tuxtla ciudad homogénea, con clases sociales indefinidas, mezcladas entre sí, hasta fusionarse, incluso confundirse. A pesar de su “identidad” y “arraigo”, mucha gente ha emigrado a otros destinos en busca de mejores oportunidades. Su sociedad es cerrada, por lo que es difícil para el nacido ahí adaptarse luego de varios años de ausencia. Clima extremoso en invierno con temperatura que oscila entre 13° a 10° y 40° a 45° o más en verano. Caluroso de día, de noche su vegetación aromatiza con su delicada fragancia refrescando el ambiente. No faltan los molestos mosquitos zumbando al oído. Cancún ciudad cosmopolita con 55 años empieza a forjar su identidad, su sociedad es heterogénea, pluricultural y poco o nulo arraigo, sus clases sociales definidas, marcadas y separadas sin mezclarse, v. gr., Cancún zona hotelera; Cancún enmarcado entre las avenidas Kabah, López Portillo, Bonampak y Nichupte y el Cancún de los arrabales.

La gente tuxtleca camina por sus calles, callejuelas, avenidas, por solitarios callejones, vecindarios, entre montañas, subiendo, bajando, es una sociedad huraña, arisca, desconfiada, valemadrista, cara de pocos amigos, muchos mal encarados, incluso si accidentalmente tropiezas con alguien, sin escuchar disculpas, insinúan —¡qui’hubo, qui’hubo!—, haciendo oídos sordos a tus disculpas.

Personas sin rostro o al menos no reflejan nada, salvo coraje en sus actividades estudiantiles, laborales, comerciales, cotidianas, pero tristes, nostálgicos, preocupados por conseguir el diario sustento, en ocasiones a costa de lo que sea.

La gente de sotavento es un pueblo inmerso en la extrema pobreza, ignorancia, superstición, son personas que guardan un ancestral resentimiento, herencia de la conquista. Cabe hacer mención del sacristán de la catedral, tipo de lentes, moreno oscuro, solo obstaculiza la labor de la prensa. Otros de aspecto caricaturesco sin oficio ni beneficio, inmersos en actividades poco claras cómo atestiguar en falso, etc., dicen algunas lenguas.

Es de reconocer la labor de cronistas destacados, hombres dedicados al estudio e investigación por décadas, afín de recabar información sobre el origen de la ciudad, como el legado de León Medel y Alvarado+, Albano Rojas+, Raúl S. Argudin Corro+ en San Andrés Tuxtla; en el caso de Catemaco el legado de don Salvador Herrera García, acaecido el 1° de abril de 2025 o Eneas Rivas Castellanos+ cronista de Santiago Tuxtla, o la excelente labor de Fidel Villanueva Madrid cronista de Isla Mujeres, Quintana Roo. Sin embargo es lamentable que haya quien se autoproclama ‘cronista’, sin tener conocimientos mínimos de las reglas gramaticales u ortográficas, que carece de cultura, de “nula” educación, mareado tan solo al subir el primer ladrillo, que refleja un protagonismo exacerbado, ególatra, tal cual patán, que solo copia y pega, sin capacidad de análisis, ni de investigación, menos para redactar y dar a conocer lo nuevo, y por si fuera poco incapaz de alternar con el pueblo, codeándose con lo más rancio de la sociedad sanandrescana, (cada quien puede sacar sus propias conclusiones).

Importante mencionar a personas que, en su rostro reflejan tranquilidad, amabilidad, atentas, risueñas, como doña Mary y doña Rosy que atienden un puesto de garnachas, tostadas, empanadas, enchiladas, ricas memelas, etc., a bajo costo, en calle Rafael Solana Cinta, cerca de avenida Juárez o la persona que expende pan en dos cajas de plástico, que camina desde Pueblo Nuevo, pasando por la calle Virgilio Uribe, La Fragua, Liborio Chigo, subiendo, bajando, gritando —el pan—; lo más tierno, una chiquilla de unos 9 o 10 años, que con dulce vocecita, ofrece sus ricas donitas, desde muy temprano al anochecer.

La población de San Andrés Tuxtla es de 162 mil 428 habitantes, según Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), aunque algunos lugareños aseguran que, rebasa los 250 mil habitantes (2025). Su economía depende principalmente de las actividades agrícolas que llevan a cabo en sus comunidades rurales, ganado vacuno, porcino, aviar, cultivo de comestibles, comercio, política y lo que queda del tabaco y en menor escala turismo.

Causa tristeza el desinterés de su gente por leer, poco asiduos en frecuentar sitios donde se realizan actividades culturales, investigación, ni siquiera para conocer su propia historia o practicar algún deporte, son pocos los que visitan sitios emblemáticos donde se fomentan las tradiciones, el folclor, como el callejón del fandango o la Unidad Deportiva de San Andrés Tuxtla, un espacio cultural que cuenta con el Teatro de la Ciudad, Ágora, alberca semi olímpica.

La mayoría de su población frecuenta sus centros comerciales con sus tiendas departamentales: Mexicana de Abarrotes, Barrio Chino, Plaza Urban; Cafés: Winnis, la Bicicleta, Tochtlan o las de conveniencia: Ejecutivo, Rarras, Texx; dulcería la Josefina o cantinas como el Bar Montepío, en el callejón del vicio o visitar sus múltiples cafés, costumbre arraigada en los más viejos, ‘sentarse a resolver los problemas de la ciudad, entidad, el país y del mundo’.
Sin faltar las cadenas nacionales, que luego de hacer su estudio de mercado, algunas incluso sobornando a las autoridades que se venden al mejor postor, para que las dejen instalarse en lugares estratégicos, sin importar si es patrimonio cultural de la humanidad. Elektra—Coppel u otras conocidas, lejos de llevar progreso a los sanandrescanos, llevaron muerte y luto en perjuicio de su empobrecida población, endeudada para adquirir créditos innecesarios y comprar motos, motonetas, motocicletas que muchos conducen sin protección, precaución ni preparación, ni conocimiento de las reglas de tránsito, respeto y cívicas.

Ciudades que crecen a un ritmo acelerado a la vanguardia de la ciencia y tecnología que domina el mundo sometido a un Nuevo Orden Mundial progresista, autoritaria, instrumento del globalismo. Parece que nada cambia, pero todo sigue igual. Aquel San Andrés Tuxtla que muchos añoran, quedó en la memoria de quienes murieron o simplemente se fueron.

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HTR/MA




















