En el Día del Maestro, No se Puede Callar la Voz que Educa
15 May. 2025
Candy Raygoza/CAMBIO 22
México despierta este 15 de mayo entre aplausos y consignas. Las aulas no están vacías, están en las calles. Las pizarras se han trasladado a las avenidas, y en lugar de tiza, los maestros escriben con dignidad sobre pancartas que reclaman justicia. Este Día del Maestro no es una fecha simbólica más. Es una fecha que duele. Porque duele ver a quienes sostienen el futuro de este país caminar bajo el sol exigiendo lo que nunca debió negárseles: respeto, salario digno, condiciones humanas, reinstalación sin condiciones y un alto a las reformas que castigan en lugar de reconocer.
La dignidad no es negociable

Sócrates enseñaba que la educación es el encendido de una llama, no el llenado de un recipiente. Y esa llama, en México, no se ha apagado. A pesar de décadas de reformas fallidas, promesas incumplidas y discursos huecos, el maestro sigue enseñando. Sigue llegando temprano, preparando clases con recursos propios, atendiendo con empatía a niños que muchas veces cargan el hambre, el miedo y la violencia en su mochila.
Marchar es educar.
La megamarcha convocada esta semana por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) no fue un acto de confrontación. Fue un acto de coherencia. Porque educar también es enseñar a no callar ante la injusticia. Y cuando el maestro marcha, también está enseñando. Enseñando dignidad. Enseñando derecho. Enseñando ciudadanía.
¿Y qué están exigiendo quienes marchan?

La abrogación de la Ley del ISSSTE 2007, que vulnera los derechos de jubilación y pensión del magisterio. La cancelación definitiva de la mal llamada Reforma Educativa de 2019, que impuso evaluaciones punitivas en lugar de mecanismos de formación y apoyo. Un aumento del 100% al salario base, no solo bonos dispersos que no generan seguridad social ni jubilación digna. La reinstalación inmediata y sin condiciones de los trabajadores cesados por causas políticas o administrativas injustificadas.
El reconocimiento pleno a su labor, desde preescolar hasta la educación para adultos, con condiciones laborales y humanas dignas. Estas no son exigencias desproporcionadas. Son derechos fundamentales. Son reclamos justos. Son verdades que duelen, pero que es urgente escuchar.
La Educación para Adultos en México, una cuenta pendiente
Como Servidora Pública, tuve la oportunidad de trabajar en el sector educativo como Directora General del Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos en el Estado de Quintana Roo. Desde ahí, fui testigo de una de las injusticias más dolorosas que persisten hasta nuestros días: la situación de quienes enseñan a los adultos que no saben leer ni escribir.
Maestras y maestros que con enorme vocación enseñan a leer a campesinos, a escribir su nombre a mujeres mayores, a resolver una división a quienes nunca pudieron ir a la escuela… y sin embargo, son los menos reconocidos, los peor pagados, sin acceso a prestaciones, sin seguridad laboral. En ese momento eran llamados “asesores” y recibían una miseria por su labor. Esa realidad me llenó de impotencia y me comprometió de por vida.
Ojalá algún día este país se mire en el espejo de la justicia social. Que no sean los aplausos vacíos ni los discursos huecos lo que llene los actos protocolarios, sino verdaderas políticas públicas que reconozcan a estos seres humanos que dedican su tiempo, su vocación y su amor a enseñar, a formar, a despertar conciencias. Porque la educación no es un adorno del progreso. Es su raíz.

Una invitación a las autoridades
Este no es solo un homenaje. Es un grito firme dirigido a quienes tienen en sus manos el poder de decidir. No se puede seguir celebrando con discursos lo que se maltrata con leyes. No se puede felicitar al maestro y negarle el sustento. No se puede hablar de paz, cuando se castiga al educador. Instamos al gobierno federal y a las autoridades educativas a detener la simulación. A escuchar, no desde la comodidad del escritorio, sino desde la realidad del aula. El país que queremos solo será posible si dignificamos la labor del maestro en todos sus niveles y contextos. Especialmente, aquellos que enseñan en los márgenes, donde nadie los ve.
A USTED, MAESTRO(A): GRACIAS
A ti, que enseñas en comunidades sin agua pero con esperanza.
A ti, que preparas clase tras clase sin apoyo, pero con amor.
A ti, que corriges sin cansancio, que acompañas sin juicio, que enseñas más allá del aula.
A ti, asesor del INEA, que formas a quienes creían que ya no era su momento
Gracias por no rendirte. Gracias por no permitir que te callen. Gracias por seguir creyendo, incluso cuando este país parece no merecerte.
En nombre de millones de mexicanos: no estás solo.
Candy Raygoza es
Licenciada en Derecho.
Doctora en Derecho.
Maestra en Psicoterapia Humanista.
Maestrante en Derechos Humanos.
Tanatóloga y Facilitadora de Procesos de Sanación.
Ex Directora General del Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos en el Estado de Quintana Roo.
Activista social y promotora de una cultura de paz y justicia educativa.
Fuente Sistema de Notícias CAMBIO 22
LRE/RCM




















