Un Estudio sobre la Obsidiana Encontrada en el Templo Mayor, Revela Más Secretos sobre los Aztecas
14 May. 2025
Los mexicas dependían significativamente del comercio a larga distancia, incluso con grupos políticos adversarios, para asegurar el acceso a la obsidiana.
Redacción/CAMBIO 22
La grandeza del Imperio azteca no se cimentó únicamente en su poder militar ni en su afán expansionista. La civilización mexica también desarrolló una economía compleja, sostenida por un dinámico comercio a larga distancia, incluso con entidades rivales. Así lo demuestra un nuevo estudio sobre la circulación y uso de la obsidiana en la antigua Tenochtitlan.
Investigadores de la Universidad de Tulane y del Proyecto Templo Mayor del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) analizaron 788 artefactos de obsidiana para entender cómo este material se distribuía a lo largo de Mesoamérica y cómo influía en la vida cotidiana y ceremonial en la capital mexica.

El artista holandés que reconstruyó en 3D la gran Tenochtitlan, capital del imperio Azteca
El equipo, liderado por Diego Matadamas Gomora, candidato a doctor en Antropología por Tulane, y Jason Nesbitt, profesor asociado en la misma institución, empleó técnicas de espectrometría de fluorescencia de rayos X portátil (pXRF) para determinar la composición geoquímica de los objetos. Gracias a esta metodología, lograron identificar la procedencia de los materiales y vincular su distribución con aspectos sociopolíticos, económicos y religiosos de los mexicas.
El análisis, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, reveló que casi el 90% de las piezas examinadas proceden de la Sierra de Pachuca, una zona famosa por su obsidiana verde que, además de su atractivo visual, tenía un profundo significado simbólico relacionado con Tollan, la mítica ciudad tolteca.
Sin embargo, los especialistas descubrieron que los mexicas también obtenían obsidiana de al menos otras siete regiones, algunas situadas fuera de su dominio. Un estudio diacrónico, que abarcó el periodo de 1375 a 1520, mostró que en las fases iniciales de Tenochtitlan predominaban materiales provenientes de Tulancingo, El Paraíso y Zacualtipán. Tras la consolidación de la Triple Alianza, alrededor del año 1430, se incrementó el uso de obsidiana de Otumba, Paredón y Ucareo.
Los mexicas y su dependencia al comercio con rivales
Estos hallazgos sugieren que el Imperio mexica dependía significativamente del comercio a larga distancia, incluso con grupos políticos adversarios, para asegurar el acceso continuo a este recurso estratégico.
“Al estudiar el origen de estos materiales, es posible rastrear el movimiento de bienes a lo largo de Mesoamérica. Este tipo de análisis compositivo nos ayuda a entender cómo evolucionaron la expansión imperial, las alianzas políticas y las redes comerciales con el paso del tiempo”, explicó Matadamas Gomora.
Este estudio, considerado el más extenso sobre la composición de obsidiana realizado hasta ahora en el Templo Mayor, también reveló que, aunque los mexicas favorecían el uso ceremonial de la obsidiana verde, en las etapas tempranas de Tenochtitlan la mayoría de la población empleaba materiales de diversas procedencias en forma de navajas y lascas, probablemente adquiridos en mercados locales. Esto apunta a que en ese periodo inicial, la distribución de obsidiana no estaba centralizada por el Estado y respondía más al intercambio cotidiano entre distintos sectores sociales.
A partir de la formación de la Triple Alianza, los investigadores identificaron una mayor homogeneidad en los materiales usados en contextos rituales, lo que refleja un proceso de estandarización religiosa y un mayor control del aparato ceremonial por parte del poder central.
“Este trabajo no solo pone de relieve el alcance y la complejidad del Imperio mexica, sino que también demuestra el valor de las ciencias arqueológicas para estudiar objetos antiguos y comprender las prácticas culturales del pasado”, concluyó Nesbitt.
Fuente: Wired
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