• Mauricio Rodríguez, investigador de la UNAM, reflexiona sobre cómo la crisis sanitaria global evidenció las debilidades en la respuesta institucional y la protección de la salud

 

Redacción/ CAMBIO 22

La pandemia de Covid-19 que cobró la vida en el mundo de casi 7 millones de personas, de las cuales 334 mil murieron en México entre 2020 y 2023, evidenció la vulnerabilidad no solo de los individuos ante un nuevo virus, sino también de las instituciones en su capacidad de respuesta, considera Mauricio Rodríguez, profesor investigador en la Facultad de Medicina de la UNAM.

La nueva enfermedad, provocada por el SARS-Cov-2, se originó en un mercado de alimentos de China, sin embargo, en menos de un mes ya se había dispersado por decenas de países y la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 30 de enero de 2020 el brote como una emergencia de salud pública de importancia internacional. Ante la rápida propagación del virus, el 11 de marzo la caracterizó como pandemia.

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En México, las autoridades informaron el primero caso el 27 de febrero de 2020. Se trató de un hombre de 35 años que había viajado a Bergamo, Italia, localidad donde había un brote, por lo que al regresar al País se le practicó una prueba y dio positivo, lo que motivó que se le aislara en el área de Urgencias del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).

A partir de esa fecha, los casos se multiplicaron hasta alcanzar, de acuerdo con el tablero “Covid-19 México” administrado por el Conacyt y con fecha de última actualización 25 de junio de 2023, un total de 7.6 millones de casos confirmados y 334 mil 336 defunciones acumuladas.

En un esfuerzo por retrasar la propagación del virus, el 30 de marzo el Consejo General de Salubridad decretó la suspensión de todas las actividades no esenciales, una medida inédita que obligó durante tres meses a la mayoría de la población a recluirse en sus casas, a evitar las reuniones y a asumir como parte de la “nueva normalidad” una “sana distancia”.

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La multiplicación de los casos, muchos de ellos de gravedad, saturaron los hospitales y obligaron a las autoridades del sector salud a reconvertir unidades médicas para sumar más camas y buscar en el mercado internacional los insumos necesarios para atender a los pacientes, equipos de protección personal, mascarillas y ventiladores, que escasearon ante la alta demanda.

El 13 de noviembre, México superó el millón de casos confirmados tras pasar dos de las seis olas de contagio por las que atravesaría, y el 19 de noviembre de ese mismo mes superó los 100 mil fallecimientos.

En un esfuerzo por contribuir al entendimiento de la nueva realidad impuesta por la pandemia y para combatir la desinformación, la UNAM creó la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia por Covid-19 de la que Rodríguez fue vocero y desde la que contribuyó con información científica que ayudó a comprender la magnitud del desafío que estaba enfrentando el País.

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¿Cinco años después de que inició la pandemia de Covid-19 cuáles son las enseñanzas que aprendimos como sociedad?

Yo pienso que lo que ocurrió con la pandemia de Covid-19 puso de manifiesto que si bien el principal asunto relacionado con la pandemia es un tema de salud, pues es una enfermedad, la respuesta y todo lo que se involucra en el desarrollo de la pandemia va más allá del ámbito de la salud y en un fenómeno de esa magnitud y complejidad se requiere la participación de todos los niveles de gobierno, de todas las instituciones nacionales, de todas las secretarías de estado, de todos los sectores de la sociedad y no es un asunto exclusivo del ámbito de la salud. Se necesitan acciones de la parte económica, se necesitan acciones de la parte laboral, se necesitan acciones de la parte de turismo, de la parte educativa, del sector empresarial.

Entonces, para empezar, la pandemia nos demostró que tenemos que estar preparados en todos esos niveles, no solo tiene que estar preparado el sector salud para detectar oportunamente, para tener planes de respuesta, para tener alguna estrategia para hacerle frente a la emergencia, sino que se requiere también que la Secretaría de Economía tenga algunas acciones pensadas, la Secretaría de Hacienda, la Secretaría del Trabajo, el sector empresarial, la Secretaría de Educación, todas las instituciones educativas que tengan un plan para lo que cada una de ellas va a hacer en su área de influencia.

También vimos que un problema de esa magnitud no se detiene en los hospitales, no hay infraestructura hospitalaria ni de laboratorio que alcance para hacerle frente a un fenómeno como el que ocurrió. Entonces, también ahí se tiene que tener un plan para hacer frente a fenómenos como este, incorporar lo que se aprendió de la reconversión hospitalaria para que las unidades sepan sus limitaciones.

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¿Y en el ámbito de la ciencia?

Otro aspecto que me parece que dejó claro la pandemia es la importancia de tener capacidades de desarrollo, investigación y producción biotecnológica dentro del país. Al no ser un país con biotecnología robusta, tuvimos que depender de que las tecnologías que se estaban desarrollando, los productos, los equipos, muchos de los insumos necesarios para hacer frente a la pandemia, tuvieran que llegar de otros países y eso nos puso en desventaja frente a la epidemia.

Por ejemplo, no tuvimos una vacuna mexicana que estuviera lista antes de que llegaran las vacunas extranjeras. No tuvimos infraestructura suficiente ni insumos suficientes para las pruebas de diagnóstico porque no se hacen en México y porque los insumos vienen de otros países que las estaban utilizando y que las estaban dejando dentro de sus países. Lo mismo pasó con los cubrebocas, con los ventiladores, con muchos de los medicamentos que se necesitaron con el equipo para los hospitales.

Entonces, si no fortalecemos la investigación, el desarrollo, la producción de insumos biotecnológicos para la salud, pues no vamos a estar mejor preparados para la siguiente pandemia. Para esto se necesita inversión decidida, sostenida, a lo largo del tiempo, con planes concretos y muy puntuales sobre lo que se va a hacer. Y eso pues tiene que estar ocurriendo ya, cuanto antes.

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También, no podemos dejar fuera el impacto que tuvo la infodemia. El manejo que se le dio a la información en muchos ámbitos tuvo repercusiones, tanto para la toma de decisiones como para la protección de la salud en la población. La politización del tema y el tratamiento que le dieron a la información muchos medios de información y muchas instituciones oficiales del Gobierno generó confusión y generó desconfianza e inquietud entre la población y eso pudo tener consecuencias en lo que ocurría.

Además, desde luego, el estado de salud de la población, que fue determinante para que ocurrieran más defunciones, más gravedad de enfermedad, más hospitalizaciones, la altísima prevalencia de diabetes, obesidad, enfermedades metabólicas, enfermedades respiratorias crónicas, provocó que sobre esa salud deficiente de los individuos, el Covid tuviera un impacto más fuerte que a gran escala tuviera un impacto importante en el avance y el impacto de la pandemia en nuestro país.

También, es importante recordar el impacto que tuvo parte de la idiosincrasia y la cultura de la salud que tiene la población, porque la automedicación, el retraso en la búsqueda de atención, la interrupción de tratamientos o incluso los tratamientos inadecuados provocaron que muchas personas vieran empeorado su salud mientras tenían Covid y que hubiera un problema también grave, personas consumiendo productos de calidad no probada, productos no farmacéuticos que tuvieron impacto en su salud, el uso inadecuado de dióxido de cloro, el retraso en la administración del oxígeno, el abuso de los antibióticos, el abuso de los medicamentos esteroideos como la dexametasona provocaron empeoramiento clínico de muchas personas y eso provocó enfermedad grave y muerte.

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¿Qué otras enseñanzas…?

Aprendimos que la confianza en la ciencia es básica. Necesitamos confiar en la ciencia, escuchar a la ciencia durante un fenómeno como este. Tenemos que entender cómo la ciencia comunica y entiende las cosas y entender que eso es parte del mismo fenómeno. Algunas contradicciones, algunas rectificaciones, cambios en la información científica son esperables y hay que hacer también frente a eso.

Lo más importante es que aprendimos la importancia de las vacunas, aprendimos la importancia de proteger a los más vulnerables, de ser empáticos, de ayudar, de generar un entorno que pueda favorecer, que se curse con una enfermedad, que no se contagie, que se procure el bienestar individual y colectivo. Con eso lo pudimos hacer y nos sirvió para revalorar el papel del personal de salud.

Es importantísimo que el personal de salud esté bien capacitado, esté con condiciones laborales adecuadas, que esté desarrollando su profesión en armonía para poder hacerle frente a un fenómeno como este.

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Con la perspectiva que da el tiempo ¿cómo evaluaría el desempeño que tuvieron las autoridades durante la pandemia?

Lo que pudimos ver durante la pandemia es que hay una brecha muy grande entre las autoridades federales de la salud y la respuesta en la comunidad a nivel local. Entonces, vimos qué importante es que haya autoridades locales competentes, capaces, qué necesario es que haya personas responsables de los servicios de salud que tengan capacidad, sensibilidad, que estén apoyados para poder hacer las cosas. Pero, además, la coordinación a nivel estatal y a nivel federal tiene que ser integral, tienen que hacerse grupos de respuesta que articulen a todas las instituciones.

Vimos también qué complicado es hacerle frente a un fenómeno tan complejo en un sistema tan fragmentado, porque el sistema de salud mexicano está fragmentado en muchos subsistemas. Por un lado el IMSS, por otro lado el ISSSTE, por otro lado los servicios médicos de Pemex, por otro lado los servicios médicos de las Fuerzas Armadas, por otro lado los servicios médicos para la población abierta que dependen del IMSS-Bienestar o de los estados, por otro los issstes de los estados. Entonces, articular una respuesta con tantas instituciones tan diferentes, con infraestructuras tan diferentes, con capacidades médicas tan diferentes, pues es sumamente complejo.

Eso no lo podemos dejar fuera, porque cuando decimos cómo fue la respuesta de las autoridades federales, pues fue una respuesta variada. O sea, hubo errores, hubo aciertos, hubo asuntos que no había que hacer tanto énfasis en algunas observaciones. Por ejemplo, el tema del cubrebocas no había que detenerse tanto a discutirlo, las contradicciones entre el decir y el hacer, pero al mismo tiempo fortalecer la capacidad hospitalaria, la reconversión hospitalaria y hacerle frente con lo que tenía México y con lo que podía hacerle frente.

 

Yo creo que no se puede hacer un juicio así a la ligera de decir si estuvo bien o estuvo mal así en general. Yo creo que hubo de todo. Hubo cosas que se hicieron bien y hubo cosas que se hicieron mal, y eso es parte de lo que tenemos que tomar como aprendizaje para la preparación para la siguiente pandemia. O sea, ya vimos, por ejemplo, qué importante es tener un canal de comunicación con la población, pero no debe de politizarse el tema, debe de mantenerse siempre una posición neutral con respecto a las ideologías políticas, y eso se tiene que mejorar para la siguiente.

Entonces digamos que hubo de todo y además pues vimos diferentes epidemias en el país, diferentes momentos y diferentes impactos, y cada estado le fue haciendo como pudo y el IMSS le hizo como pudo, y los servicios de salud locales respondieron con lo que pudieron, y yo creo que fue justamente, o sea, no se puede hacer un análisis, así simple, de decir estuvo bien o estuvo mal, se tiene que revisar casi que cada caso.

Para usted, ¿cuál sería el mayor cambio que nos trajo la pandemia?

Bueno, nos sirvió para ver que somos vulnerables. Uno de los cambios más importantes que puede pensarse es dimensionar el impacto de los cuidados individuales y su repercusión en la salud colectiva. En entender que si me cuido yo, estoy cuidando a mi entorno y a mi alrededor, a mi comunidad. La cultura de la prevención tal vez se afinó un poco más, la higiene en general, proteger a los más vulnerables, la vacunación, evitar contagios, medidas generales en la población.

También nos sirvió para ver de qué es capaz la sociedad. Aún en situaciones de emergencia vimos abusos comerciales, abusos profesionales, vimos conductas inadecuadas en muchos ámbitos. Y eso también nos tiene que enseñar que tenemos que aprender de eso y evitarlo y hacerlo. Vimos gente vendiendo pruebas falsas, vimos lugares hospitalizando personas que nos tenían que hospitalizar en hospitales privados, vimos el uso de medicamentos que nos tenían que usar, la venta, el sobreprecio de los productos que hubo, vimos la mala distribución de los tanques de oxígeno, vimos el elevadísimo costo de las pruebas de laboratorio en los laboratorios privados. Vimos muchísimo, creo que ahora sí que vimos de lo mejor y de lo peor de la sociedad.

 

 

 

Fuente: El Diario MX

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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