Alejandro López / CAMBIO 22

Cancún, Quintana Roo, 09 de Marzo del 2025.- El aislamiento social, un fenómeno que ha cobrado relevancia en las últimas décadas debido a factores como la pandemia, el envejecimiento de la población y el uso excesivo de la tecnología, está teniendo un impacto profundo en la estructura y funcionamiento del cerebro, según la neurocientífica de la Universidad de Chile, Christine Gierke.

Esta fue una de las conclusiones que compartió durante una conferencia magistral que ofreció en la Universidad del Caribe (Unicaribe), donde combinó ciencia y empatía al abordar los efectos del aislamiento social en la salud mental y la importancia de los vínculos humanos para contrarrestarlo.

Expuso cómo el aislamiento social, impulsado en gran medida por los recientes eventos globales y cambios demográficos, afecta las áreas cerebrales asociadas con el estrés y reduce la actividad en aquellas relacionadas con el placer y la recompensa.

“El cerebro es un órgano social, necesita de la interacción humana para mantenerse saludable. Cuando nos aislamos, se activa la amígdala, una región asociada al estrés, y disminuye la actividad en el núcleo accumbens, vinculado a las sensaciones placenteras”, detalló.

Estos cambios neuroquímicos, pueden inducir estados crónicos de ansiedad y depresión, al sostener que el aislamiento prolongado disminuye la producción de neurotransmisores esenciales como la serotonina y la dopamina, responsables del bienestar emocional.

Este desequilibrio no solo afecta la salud mental, sino también la capacidad para relacionarse con los demás, generando un círculo vicioso difícil de romper. Una de las principales recomendaciones de la Dra. Gierke fue la importancia de los vínculos humanos como herramienta fundamental para contrarrestar los efectos del aislamiento.

“La conexión emocional, el contacto físico y el apoyo social son vitales para recuperar el equilibrio mental. No se trata solo de estar acompañados, sino de sentirnos escuchados, vistos y valorados”, subrayó. La neurocientífica también resaltó la necesidad de políticas públicas que promuevan la inclusión social, en especial para grupos vulnerables como los adultos mayores.

“El ser humano es resiliente por naturaleza, pero necesita una red de apoyo para salir adelante. La soledad no es solo un problema individual, es un problema colectivo que requiere soluciones colectivas”, enfatizó.

Durante la conferencia, presentó los avances de su investigación más reciente, centrada en el aislamiento social de los adultos mayores en Chile. Los resultados revelaron que el impacto del aislamiento es más severo en las mujeres de edad avanzada que en los hombres.

“Observamos que las mujeres mayores experimentan una reducción más significativa en el volumen del hipocampo, una región fundamental para la memoria y el aprendizaje, en comparación con los hombres. Esto podría estar relacionado con factores biológicos, pero también con roles sociales y culturales que hacen que las mujeres sean más propensas a la soledad”, explicó.

 

 

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx 

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