• A pesar de su papel esencial durante la crisis sanitaria, los trabajadores inmigrantes luchan contra la incertidumbre y el miedo a ser separados de sus familias en plena temporada de cosechas

 

Redacción / CAMBIO 22

En los campos de cultivo de California, la incertidumbre se cierne sobre los trabajadores inmigrantes, muchos de ellos indocumentados, quienes, a pesar de haber sido fundamentales durante la pandemia de COVID-19, ahora se enfrentan a un temor mucho mayor: la deportación. Este clima de inseguridad ha calado profundamente en los corazones de miles de agricultores que luchan cada día en los cultivos, para producir alimentos esenciales para Estados Unidos, pero sin la protección adecuada.

A medida que la temporada de cosechas se aproxima, muchos trabajadores, como Lourdes Cárdenas, se encuentran con mucha ansiedad ante la posibilidad de ser detenidos y separados de sus familias. Cárdenas, quien lleva más de 20 años viviendo en Fresno, California, asegura que el temor a ser arrestada por agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha sobrepasado cualquier otro reto que haya enfrentado en su vida. Para Lourdes, las amenazas de deportación son mucho más aterradoras que la pandemia que enfrentó sin descanso. La situación es aún más desesperante cuando se considera que más del 40% de los trabajadores agrícolas en EE. UU. carecen de documentos para laborar.

Migrantes abandonan empleos en EU por temor a ser deportados

¿Cómo afecta el temor a la deportación a la fuerza laboral agrícola en Estados Unidos?

El sector agrícola de California depende en gran medida de la mano de obra migrante para mantenerse a flote. Sin embargo, la constante amenaza de deportación está afectando la productividad y las condiciones laborales. Lourdes y sus compañeros de trabajo no solo enfrentan la precariedad económica, sino que también deben lidiar con la ansiedad de ser atrapados en cualquier momento por agentes de inmigración. En este contexto, los trabajadores se ven obligados a aceptar condiciones laborales aún peores, con salarios más bajos y jornadas extenuantes, por miedo a que sus empleadores los despidan si protestan o exigen mejores condiciones.

Antonio de Loera, portavoz de la Unión de Campesinos, argumenta que este clima de miedo fomenta la explotación de los trabajadores, quienes, por temor a ser deportados, prefieren aceptar cualquier trato antes que arriesgarse a ser expulsados de territorio estadounidense. “Los empleadores se aprovechan de esta situación”, afirma de Loera. Para él, la solución es simple: legalizar a los inmigrantes que llevan años trabajando en los campos. “Una vez que se les otorgue la ciudadanía, podrán competir en igualdad de condiciones”, asegura.

 

 

 

Fuente: La Republica

redaccion@diariocambio22.mx

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